Este año, diversas formas de violencia han azotado la icónica Riviera Maya de México, que incluye lugares célebres, como Cancún y Playa del Carmen a lo largo del océano Atlántico. Para empezar, varios asesinatos de políticos sacudieron la región.
Con sus extensas franjas de costas en el Caribe, la Riviera Maya es una escala importante en el tránsito de las drogas hacia el norte, en dirección a Estados Unidos. El 27 de enero, la zona fue escenario de un dramático enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales y los narcotraficantes por un narcovuelo que aterrizó en la carretera en las afueras de Chetumal. Un soldado murió, tres resultaron heridos (entre ellos un general de alto rango) y dos traficantes fueron arrestados.
Por Eimhin O'Reilly
México, 7 de mayo (InsightCrime).-- Los sitios turísticos de México ya enfrentaban un desplome en el número de visitantes por el impacto del crimen violento, y ahora que el coronavirus ahuyenta aún a más personas, puede ser difícil darle vuelta a la situación.
Este año, diversas formas de violencia han azotado la icónica Riviera Maya de México, que incluye lugares célebres, como Cancún y Playa del Carmen a lo largo del océano Atlántico. Para empezar, varios asesinatos de políticos sacudieron la región.
El 6 de abril, Obed Durón Gómez, Alcalde de Mahahual, una importante ciudad en el distrito turístico de la Riviera Maya mexicana, fue asesinado a tiros en una barricada con la cual se pretendía detener la propagación del coronavirus, según informó La Jornada.
Aunque no se ha identificado a los asesinos, las autoridades han centrado sus investigaciones en las amenazas que el alcalde había recibido por parte de grupos del crimen organizado que pretendían intimidarlo para que levantara la cuarentena, porque con ella se había obstaculizado el tráfico de sus drogas, como informó Milenio.
En enero, Luis Alfredo Flores Manzanilla, coordinador local del Partido del Trabajo, fue asesinado en la famosa ciudad turística de Tulum. Y luego, en febrero, Román Guzmán González, exdiputado del Partido de la Revolución Democrática, fue asesinado en su finca en las afueras de Bacalar, un balneario cerca de la frontera con Belice.
Y en septiembre de 2019, fue asesinado el comandante de la policía del estado de Quintana Roo, presuntamente por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), como informó Animal Político.
Con sus extensas franjas de costas en el Caribe, la Riviera Maya es una escala importante en el tránsito de las drogas hacia el norte, en dirección a Estados Unidos. El 27 de enero, la zona fue escenario de un dramático enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales y los narcotraficantes por un naracovuelo que aterrizó en la carretera en las afueras de Chetumal. Un soldado murió, tres resultaron heridos (entre ellos un general de alto rango) y dos traficantes fueron arrestados.
Al día siguiente, otra narcoavioneta fue obligada a aterrizar cerca de Mahahual. La nave transportaba cocaína por valor de US$9 millones y provenía de Salta, Argentina. Según informes de los medios de comunicación, entre enero y agosto de 2019, el Ministerio de Defensa de México detectó más de 100 vuelos de este tipo en el estado de Quintana Roo, que ocupa una gran parte de la Riviera Maya.
Al examinar los datos de criminalidad y cantidad de turistas, el centro de pensamiento México Evalúa halló que el aumento de la violencia en las regiones turísticas es un problema de carácter nacional. En un informe de abril de 2019, el grupo concluyó que hay cuatro regiones en las que convergen criminalidad y turismo: el centro de México, la frontera noroeste con Estados Unidos, la costa del Pacífico sur-centro y la Riviera Maya.
Incluso antes de la pandemia, la violencia en México ya estaba afectando destinos como Cancún, donde el número de visitantes disminuyó por primera vez en siete años en 2019 debido a la delincuencia, según un análisis de El Universal.
Y ahora, en medio de una situación sin precedentes, los turistas estacionales de México han desaparecido debido a la pandemia del coronavirus. Los habitantes de destinos de todo el país han levantado barricadas improvisadas para mantener a los visitantes alejados, pues temen que puedan traer el mortal virus consigo.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Durante largo tiempo, México ha intentado mantener una ilusión cada vez más evidente de que sus lugares turísticos se mantienen en cierto modo aislados de la violencia generalizada en el país, lo que ha sucedido especialmente en la Riviera Maya. Esa ilusión ya está hecha pedazos.
La Riviera Maya no sería el primer destino turístico mexicano en ser víctima de la violencia criminal. Acapulco, un antiguo idilio turístico en la costa del Golfo de México, ha caído precipitadamente en desgracia, y pasó de ser un destino de lujo de las élites internacionales a convertirse en uno de los lugares más violentos del mundo.
La violencia también se disparó repentinamente en Los Cabos, en la costa del Pacífico, que en 2017 registró la tasa de homicidios más alta del mundo, con cerca de 111 asesinatos por cada 100 mil habitantes, según una organización no gubernamental mexicana.
Si bien la situación en la Riviera Maya aún no está en ese nivel de gravedad, el estado de Quintana Roo vio un fuerte aumento de los homicidios y crímenes violentos en 2019, según el informe de seguridad nacional del Gobierno mexicano.
Pero la situación que enfrentan actualmente los destinos turísticos como Cancún es completamente nueva. Cualquier intento por recuperar su reputación se ha visto frustrado por el confinamiento debido al coronavirus.
Peor aún, es probable que la ausencia de turistas haya tomado recursos policiales del crimen organizado para dedicarlos a hacer cumplir el confinamiento. Todo México enfrenta el avance de la pandemia, y Quintana Roo tiene una tasa de contagio muy superior a la mayor parte del país.
Y el crimen organizado no parece respetar la cuarentena. Desde que comenzó el confinamiento, han continuado los decomisos de drogas y los ataques piratas en mar abierto. Se dice que incluso se desarticuló toda una célula del CJNG, según el fiscal general de Quintana Roo, Óscar Montes de Oca Rosales.
En una entrevista de 2018 con El País, el exministro de Turismo, Enrique de la Madrid, se refirió a la violencia como “el mayor desafío para el turismo mexicano”.
“Las estadísticas de criminalidad en un estado son una cosa, y la inseguridad que uno puede percibir en un complejo turístico determinado es otra”, afirma De la Madrid. La idea de que la violencia puede afectar a los residentes, pero que los turistas rara vez se ven afectados, se repite tanto en las guías turísticas como en los centros de pensamiento. Pero es comprensible que los viajeros se sientan atemorizados.