Los tiempos electorales se han convertido en una arena donde las estrategias de propaganda incluyen a la agenda animalista. Sin embargo, es desalentador observar cómo los partidos políticos instrumentalizan la causa animalista como un mero recurso de campaña electoral, sin demostrar un compromiso real con la protección de los animales.
El uso superficial y oportunista de la agenda animalista durante las campañas electorales revela una falta de integridad y compromiso por parte de los políticos. Mientras tanto, el verdadero sufrimiento de los animales se sigue pasando por alto, perpetuando su explotación y vulnerabilidad.
Es necesario decirlo, mientras los partidos políticos suelen alardear de su supuesto compromiso con los derechos de los animales en cada una de sus campañas electorales, sin importar el color o partido, los animales siguen desprotegidos.
La marcada disonancia entre la retórica y la acción no puede seguir siendo ignorada.
El bienestar animal es utilizado cínicamente como moneda de cambio en el cálculo electoral, mientras que el progreso sustantivo en los marcos legislativos y jurídicos para la protección y el bienestar de los animales sigue siendo esquivo.
Mientras los legisladores usan a los animales como moneda de cambio para obtener votos, existen esfuerzos incansables de organizaciones como Igualdad Animal, que desde 2021 ha promovido reformas para fortalecer el marco legal a favor de la protección y bienestar animal al incluir a los animales en nuestra Constitución, las cuales permanecen congeladas, esto es una realidad bastante desalentadora para los animales.
Justo hace un año, en marzo de 2023, el trabajo de la protección animal parecía haber dado frutos, con la aprobación histórica por parte de la Cámara de Diputados, de una iniciativa para modificar el artículo 73 de la Constitución Mexicana. Esta modificación busca otorgar al Congreso de la Unión la facultad de legislar en materia de bienestar animal, sentando las bases para la promulgación de la primera Ley General de Bienestar Animal, sin embargo, este avance se ha intentado desdibujar desde que la iniciativa fue congelada en el Senado. ¿Por qué?, ¿por quiénes?
Si bien ahora, el tema de los animales vuelve a debatirse en la Cámara de Diputados, impulsado por un paquete de iniciativas presentadas por el Ejecutivo Federal, el tiempo apremia, queda menos de un mes para que el periodo legislativo termine, esto significa que tenemos muy poco tiempo para que las reformas que permitirían incluir a los animales en la Constitución de México sean aprobadas.
Es imperativo que los legisladores dejen de lado el oportunismo político y actúen con responsabilidad y compromiso hacia una causa tan importante como la protección de los animales. El bienestar de los seres sintientes no puede ser sacrificado en aras de intereses partidistas o electorales. Es hora de que la voluntad política se traduzca en acciones concretas que garanticen una legislación sólida y efectiva para proteger a nuestros compañeros animales.
El fracaso de los legisladores en priorizar y promulgar reformas significativas no sólo socava la integridad del proceso democrático, sino que también perpetúa el sufrimiento y la explotación de incontables seres sintientes.
Es hora de que los políticos vayan más allá de las promesas vacías y demuestren un compromiso genuino con la causa de los derechos de los animales a través de acciones concretas. Cualquier cosa menos que eso es una traición tanto a la decencia humana como a los principios fundamentales de justicia y compasión.
Los animales merecen un compromiso genuino y sostenido por parte de aquellos que tienen el poder de hacer una diferencia significativa en sus vidas.