Mundo
Una enfermera se prepara para aplicar la vacuna contra el coronavirus en Uniondale, Nueva York, el 31 de marzo del 2021.

Los más pobres están sin vacunas en nombre de la codicia; hemos fallado: Amnistía Internacional

07/04/2021 - 7:06 am

En su reporte más reciente, Amnistía Internacional (AI) externa su preocupación por una de las problemáticas que está enfrentando la mayoría de los países en el mundo: tener acceso a las vacunas contra la COVID-19. De acuerdo con Agnès Callamard, secretaria general del organismo, su distribución de forma global y equitativa es la única forma de vencer al virus.

Por Lori Hinnant

PARÍS (AP).— Agnès Callamard es conocida sobre todo por su investigación sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi y se ha labrado una carrera descubriendo ejecuciones extrajudiciales.

La labor de la experta francesa contra los abusos de derechos humanos ha adoptado un nuevo cariz ahora que lidera Amnistía Internacional, y dirige su atención a lo que describe como uno de los problemas más urgentes del mundo: la igualdad de vacunas para poner fin a la pandemia del coronavirus, que ha erosionado las libertades en todo el mundo.

Amnistía Internacional publicó el miércoles su reporte anual, en el que afirma que los gobiernos han aprovechado la pandemia del coronavirus como excusa para reprimir los derechos humanos, tanto si ésa era su intención original como si no.

El amplio reporte señaló en particular a los gobiernos de Myanmar y Rusia, entre otros, aunque también criticó el empleo de los poderes policiales asociados al coronavirus en lugares como Gran Bretaña y Estados Unidos contra manifestantes.

La única forma de poner fin al virus -y a los abusos que lo han acompañado, sobre todo contra los más vulnerables del planeta- es distribuir vacunas de forma global y equitativa, dijo el martes a The Associated Press.

“Lo que descubrimos es que las víctimas de la COVID, ya fuera en Gran Bretaña, en Francia, en Estados Unidos, en India, en Oriente Medio, en Brasil, esas víctimas estaban principalmente entre los grupos más desarraigados y vulnerables”, explicó. “Como comunidad global, como comunidad nacional, reprobamos la prueba que suponía la COVID-19”.

Callamard no suele dudar a la hora de llamar la atención a los poderosos. En 2019, cuando era investigadora especial para Naciones Unidas, concluyó que había “pruebas creíbles” de que el asesinato de Kashoggi había sido ordenado por el estado saudí.

También investigó el ataque de un dron estadounidense que mató al general iraní Qasem Soleimani y concluyó que había sido ilegal. Esta semana dijo que había un riesgo real de que Rusia estuviera sometiendo al líder opositor Alexei Navalny a “una muerte lenta”.

La experta señaló que ya no dirigirá sus propias investigaciones, como hizo durante años para Naciones Unidas, pero continuará denunciando las violaciones de derechos humanos cuando las identifique. Y la pandemia dejó muchas sobre la mesa. Ponerle fin, afirmó, desvelará aún más, especialmente entre los países ricos y poderosos que han comprado más vacunas de las que necesitan.

“No sólo lo compramos todo, además impedimos que otros puedan producirlas. ¿En nombre de qué? En nombre del beneficio y en nombre de la codicia”, dijo Callamard, en referencia a la decisión de la Unión Europea y Estados Unidos de bloquear una propuesta para relajar las restricciones de propiedad intelectual sobre patentes relacionadas con los tratamientos y las vacunas contra el coronavirus.

La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, posa en París, el martes 6 de abril de 2021.
La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, posa en París, el martes 6 de abril de 2021. Foto: Christophe Ena, AP

Una de las propuestas de Callamard va en la misma dirección que la llamada que hizo esta semana el Gobierno del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de introducir una tasa corporativa mínima global. En el prólogo al reporte de Amnistía, escrito antes del anuncio del lunes de la Secretaria estadounidense del Tesoro, Janet Yellen, Callamard dijo que el sistema fiscal global ha producido más perdedores que ganadores.

“La fiscalización global es una forma de reequilibrar la igualdad”, dijo. “Es una forma de asegurar que no siempre se pide a los que menos tienen que aporten más”.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video