La Ciudad de México tiene una votante mayoritario antipriista y, en los últimos años, perfilado hacia la izquierda. El PRD, coinciden politólogos y encuestas, dejará el Palacio del Ayuntamiento.
Luego de que Miguel Ángel Mancera Espinosa alcanzara una votación histórica para el partido del Sol Azteca y sus aliados: 63.58 por ciento, hoy Alejandra Barrales Magdaleno, candidata de la coalición “Por la Ciudad Al Frente”, no sobrepasa el 30 por ciento de la intención de voto.
Los académicos consultados por este medio sostienen que la representante frentista carga con los negativos de la admnistración mancerista, la falta de liderazgos a su interior, el arrastre de Andrés Manuel López Obrador y la probabilidad de que muchos panistas capitalinos se abstengan de votar más que en otras ocasiones.
Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).– Era 5 de diciembre de 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano tomó protesta como el primer Jefe de Gobierno electo en las urnas del entonces Distrito Federal. Abrió su discurso con una alusión a lo logrado a través del voto.
“He rendido protesta, ante esta Honorable Asamblea Legislativa, como el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad de México elegido por el voto mayoritario de sus ciudadanos. El empeño tesonero y valiente de fuerzas políticas y sociales, agrupadas en un amplio abanico de ciudadanos y organizaciones, de convicción y compromiso democráticos, logró desatar en nuestra capital el proceso electoral que culminó el posado 6 de julio”, dijo Cárdenas Solórzano ante los legisladores de aquella época, según recoge el Diario de Debates de la Asamblea Legislativa.
No era para menos. Después de una larga historia de regentes priistas, el hijo del ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río arrasó en las urnas en los comicios de ese año bajo las siglas del partido que había fundado: el Partido de la Revolución Democrática (PRD). En aquella ocasión dejó muy atrás al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), dando pie a lo que fue el inicio de una larga vocación de izquierda en la capital del país.
“La Ciudad de México desde hace muchos años, desde antes de que las elecciones fueran competidas, era muy antipriista. Es el origen natural del votante capitalino que se expresó en el 85 para atrás a través de un voto para el PAN. Con la salida de Cárdenas en el 88, el antipriismo del citadino se concentró en la figura del candidato del Frente Democrático Nacional y la izquierda tuvo una votación muy alta. En el 97, la opción de izquierda concentra a todo ese antipriismo”, explica Nicolás Loza Otero, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en entrevista con SinEmbargo.
Los datos oficiales de la votación de ese año recogidos por el Instituto Nacional Electoral (INE) indican que Cárdenas Solórzano fue electo por 1 millón 881 mil 449 personas, es decir con el 48.1 por ciento de la votación total. El candidato de PRI Alfredo del Mazo González quedó en un segundo lugar con 25.59 por ciento de la votación (990 mil 234 sufragios) y el Partido Acción Nacional (PAN) obtuvo 15.58 por ciento (602 mil 927 votos).
Ese año también se eligió a los miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y fueron los candidatos del PRD los que arrasaron con 38 asambleístas electos, entre ellos Martí Batres Guadarrama, quien fue coordinador de la bancada perredista y presidente del órgano legislativo.
En la elección del año 2000, el PRD se ratificó en el poder con Andrés Manuel López Obrador electo como Jefe de Gobierno a través de la “Alianza por la Ciudad de México” entre el Sol Azteca, Partido del Trabajo (PT), Partido Convergencia por la Democracia, Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN) y el Partido Alianza Social (PAS).
Pero el panismo también avanzó en la ciudad, poniendo en duda la consolidación de su vocación de izquierda. El arrastre del candidato presidencial Vicente Fox Quesada impactó en el votante de un citadino que aún no se definía, señala Loza Otero.
“En el 2000 el mismo López Obrador ganó por poco. Fue una elección sorpresiva, aunque sabíamos que el Gobierno de Cárdenas estaba bien evaluado, el gran arrastre de la candidatura de Fox hizo que López Obrador estuviera a punto de perder. Eso demuestra que para el 2000 no podemos hablar de que hubiera una vocación de izquierda propiamente; había un elector antipriista que en el 2000 dividió su voto entre el PAN y el PRD”, argumenta.
De acuerdo con el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) el candidato del Sol Azteca obtuvo 37.75 por ciento de la votación con 1 millón 608 mil 372 votos. Le siguió de cerca el candidato de la “Alianza por el Cambio” entre el PAN y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Santiago Creel Miranda, con 34.29 por ciento de la votación (1 millón 460 mil 931 sufragios) y en un tercer lugar el abanderado del PRI, Jesús Silva-Herzog Flores, con 23.43 por ciento (998 mil 109 votos).
Los perredistas ganaron ese año nueve de las 16 delegaciones del Distrito Federal y le siguió la alianza PAN-Verde con siete.
Ese año también se renovó la ALDF y, a diferencia de los comicios de 1997, los capitalinos dividieron su voto y llevaron a 19 perredistas, a 14 panistas y a siete del PVEM al poder. La bancada del PRI estuvo conformada por 16 asambleístas, todos electos por la vía plurinominal.
A diferencia del efecto que causó la candidatura de Vicente Fox en el 2000, en las elecciones del 2006, con Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República como abanderado de la coalición “Por el bien de todos”, conformada por el PRD, PT y Convergencia, Marcelo Ebrard Casaubón, llegó a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal con 46.37 por ciento de la votación, es decir con 2 millones 213 mil 969 votos.
El arrastre de López Obrador después del proceso de desafuero y de los programas sociales como las pensiones para los adultos mayores y las becas para estudiantes de escasos recursos, llevó a que Marcelo Ebrard ganara holgadamente la elección del 2006.
Demetrio Sodi de la Tijera, abanderado del PAN, quedó en un segundo lugar con 27.26 por ciento de los sufragios (1 millón 301 mil 493) y Beatriz Paredes Rangel, candidata de la alianza “Unidos por la Ciudad”, entre el PRI-PVEM, quedó en tercer lugar con 21.59 por ciento de la votación (1 millón 30 mil 805 votos).
La coalición del PRD arrasó las jefaturas delegacionales y de 16 se quedó con 14, mientras que el PAN obtuvo sólo dos.
En la elección de la ALDF los candidatos de la alianza perredista también arrasaron y fueron electos 36 y sólo cuatro por el PAN. El blanquiazul tuvo bancada gracias a sus 13 diputados plurinominales que sumó, y el PRI de nuevo, con su aliado PVEM, colocó siete plurinominales, cuatro el Partido Nueva Alianza (Panal) y dos Alternativa Socialdemócrata y Campesina.
EL FACTOR AMLO Y EBRARD
El 1 de julio de 2012, los capitalinos refrendaron en la ciudad su vocación de izquierda y el efecto del candidato presidencial de la coalición “Movimiento Progresista” entre el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano (MC) Andrés Manuel López Obrador volvió a mostrar su arrastre.
En la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera Espinosa se convirtió en el cuarto Jefe de Gobierno electo con un porcentaje de votación ni siquiera conseguido por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano: 63.58 por ciento, es decir 3 millones 32 mil 38 capitalinos votaron por él.
“El triunfo de Mancera es producto de la suma de la administración de López Obrador y de Marcelo Ebrard. Algunas cuestiones que Andrés Manuel inició en la ciudad Marcelo no sólo las continuó, sino que puso su propio sello”, dice Ivonne Acuña Murillo, investigadora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (UIA).
El factor Andrés Manuel y la popularidad con la que concluyó su mandato Marcelo Ebrard llevó a que la coalición que postuló a Mancera dejara muy atrás al PRI y al PAN.
La alianza “Compromiso por México” entre el PRI y el Verde con Beatriz Paredes Rangel obtuvo el segundo lugar con 19.73 por ciento de los votos (942 mil 115 votos), mientras que el PAN con Isabel Miranda de Wallace alcanzó 13.61 por ciento de la votación (649 mil 279 sufragios).
En la contienda la alianza perredista ganó de nuevo 14 de las 16 delegaciones de la Ciudad de México y en la ALDF y por primera vez la coalición del PRI ganó una delegación en Cuajimalpa con el priista Adrián Ruvalcaba Suárez.
Ante la ruptura del político tabasqueño con el PRD ese año y el anuncio de que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) buscaría convertirse en un nuevo partido político, Mancera, ya como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, tomó distancia de la izquierda que lo llevó a la jefatura y se acercó al Presidente Enrique Peña Nieto.
Años después, la popularidad de Mancera Espinosa había caído a tal grado que sólo tres de cada 10 capitalinos apoyaban su gestión, de acuerdo con una encuesta del diario Reforma publicada en abril de 2016.
El 23 de julio de 2017 el rotativo dio a conocer a través de una encuesta sobre varios presidenciables que sólo 18 por ciento de los encuestados tenía una buena opinión de Mancera, mientras que 25 por ciento tenía una opinión mala y 16 por ciento regular.
El doctor en Derecho pidió licencia como Jefe de Gobierno y se fue con 34 por ciento de aprobación, de acuerdo con la última encuesta del medio capitalino que data de principios de diciembre de 2017.
El rotativo publicó que 30 por ciento de los líderes aprobaba su trabajo y que ocho de cada 10 mexicanos no votarían por él si fuera uno de los candidatos a la Presidencia de la República en 2018.
En la percepción de los capitalinos el 52 por ciento dijo que la corrupción había aumentado y sólo para el seis por ciento disminuyó; además, para el 71 por ciento la violencia aumentó en la ciudad durante la gestión de Mancera. Sólo el tres por ciento opinó que cumplió con las promesas de campaña
… Y EL EFECTO MORENA
En 2015 fue el año del lanzamiento del partido Morena. El partido que fundó López Obrador se lanzó en las elecciones intermedias por el principal bastión del PRD: el Distrito Federal.
Meses antes de la elección del 7 de junio, el entonces dirigente nacional del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, declaró que en los comicios se vería “quién es el hermano mayor”.
Las elecciones llegaron y el PRD perdió Guerrero y pasó de un primer lugar en la capital del país a un segundo sitio, pues perdió ocho de las 14 delegaciones que gobernaban en la ciudad y la mayoría de las curules que tenía en la ALDF. Su principal contrincante, Morena, se quedó con cinco de esas demarcaciones y ganó la mayoría en la ALDF para convertirse en el nuevo “hermano mayor” en la capital del país.
De acuerdo con los datos del IEDF el Sol Azteca ganó aliando con el PT en Coyoacán (24.96 por ciento de los votos), Iztacalco sin alianza (24.06 por ciento), Álvaro Obregón (23.86 por ciento), Gustavo A. Madero (25.03 por ciento) y Venustiano Carranza (33.98 por ciento), mientras que Morena se quedó con Azcapotzalco (25.7 por ciento), Tláhuac (30.61 por ciento), Tlalpan (29.52 por ciento), Xochimilco (29.71 por ciento) y Cuauhtémoc (29.5 por ciento).
El PAN ganó Benito Juárez (38.90 por ciento) y Miguel Hidalgo (32.95 por ciento), mientras que el PRI aliado con el PVEM obtuvo tres demarcaciones: Cuajimalpa (33.70 por ciento), Magdalena Contreras(26.74 por ciento) y Milpa Alta (33.92 por ciento).
De acuerdo con el IEDF los capitalinos votaron por 19 candidatos de Morena para la Asamblea Legislativa, 11 del PRD, cinco del PAN, tres del PRI, uno del PT y uno del Panal.
Con uno más por representación proporcional Morena se convirtió con 20 asambleístas en la primera fuerza política en la ALDF. El PRD sumó seis plurinominales para ubicarse en un segundo lugar con 17 curules, mientras que el PAN sumó cinco para ubicarse en tercer lugar con 10 diputados y el PRI otros cinco para quedarse con ocho.
Por partido político Morena consiguió el 20.29 por ciento de los escaños, el PRD 25.75 por ciento, el PAN 15.15 , el PRI 12.12, el Verde 4.75, MC 4.55, el Panal, PT y Partido Humanista 1.52 por ciento respectivamente y Encuentro Social 3.03 por ciento.
“López Obrador sí es un factor que determina el triunfo de sus candidatos, por eso es que con un partido tan pequeño le arrebató cinco delegaciones al PRD y se convirtió en primera fuerza política en la ciudad y en su primera elección presidencial está como tercera fuerza a nivel nacional”, explica Acuña Murillo.
El domingo 5 de junio de 2016 la Ciudad de México no sólo refrendó su vocación de izquierda en las elecciones de los constituyentes que integrarían a la Asamblea Constituyente que se encargaría de redactar la Constitución de la Ciudad de México, sino la fuerza de Morena en la ciudad. Para historiadores y politólogos como Lorenzo Meyer Cossío fue la antesala de lo que ocurrirá este año.
A pesar del gran operativo de compra de votos que emprendió el Gobierno de Mancera Espinosa a través de la utilización de programas sociales y del empleo temporal a favor de los perredistas, Morena ganó 22 de las 60 curules que serían votadas por los ciudadanos; mientras que el PRD consiguió 19; el PAN 7; el PRI 5; Nueva Alianza y Encuentro Social 2 cada uno; PVEM, MC e independientes uno cada partido.
Pero ese día también hubo abstencionismo, pues apenas 28.46 por ciento de los capitalinos salió a votar.
“Es un indicador de para dónde vamos y que en la Ciudad de México sí hay una actitud, una posición ciudadana de hartazgo, de búsqueda de la alternativa, a diferencia de otros de los estados donde está ganando el PRI, como siempre ese es el contraste. Si en la Ciudad de México quien tiene los recursos para pagar más clientelas es el partido en el poder, el PRD, es Mancera y se le va, es derrotado, quiere decir que hay alguna esperanza de que el espíritu cívico exista en algunas partes de México”, dijo Lorenzo Meyer, historiador de El Colegio de México (Colmex) en esa ocasión a este medio.
El analista agregó que Morena se consolidó como la primera fuerza política en la Ciudad de México, dejando en un segundo puesto al perredismo, debido a un voto de castigo de los capitalinos.
“Es el castigo a un PRD que no supo o no quiso asumir el compromiso histórico que tenía la izquierda; de comportarse de una manera distinta a los otros partidos, de no caer en la corrupción y convertirse en un miembro más de la partidocracia. El PRD se corrompió y por lo menos hay un cierto castigo a esa corrupción que no estaba escrita en el inicio del PRD. El inicio del PRD es uno magnífico, es una lucha a fondo que costó vidas durante los primeros años del salinismo. Le costó mucho al PRD, luego se hizo un partido como los demás. Me parece comprensible y justa la reacción de aquellos ciudadanos que salimos a votar y que no fuimos muchos”, argumentó Lorenzo Meyer.
LA ELECCIÓN QUE VIENE
Los comicios para elegir a la nueva Jefa de Gobierno o Jefe de Gobierno ya están en puerta y para los analistas políticos aunque el voto de la izquierda se dividirá entre las candidatas del PRD y Morena.
Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia” y puntera en la encuestas para ganar en la Ciudad de México, a pesar de su falta de carisma para mover emociones, dicen los expertos, logrará la victoria sobre su principal contrincante Alejandra Barrales Magdaleno, candidata de “Por México al Frente”, la alianza entre el PAN, PRD y MC, gracias al político tabasqueño.
Una de las últimas encuestas realizadas por El Financiero, dada a conocer a finales de febrero, da a Sheinbaum una intención del voto de 52 por ciento en contraste con 27 por ciento de Barrales Magdaleno. En ese ejercicio Mikel Arriola Peñalosa, candidato del PRI, se coloca en un lejano tercer lugar con el 14 por ciento.
Los datos de la encuesta exhiben también el desgaste del PRD, en la intención de voto para diputados locales el 41 por ciento de los consultados respondió en favor de Morena, 15 por ciento por el PRD, 13 por ciento al PAN y 12 por ciento al PRI.
Una previa hecha por Consulta Mitofsky para el diario El Economista apunta a que Barrales alcanza el 27.1 por ciento de intención del voto, por abajo del 38.4 por ciento de Sheinbaum, y el 10.2 por ciento de Arriola. Este ejercicio también muestra que solo el 5.3 por ciento de los consultados se identificaron como perredistas, cifra menor al 12 por ciento de los que se dijeron panistas, el 7.7 por ciento de los priistas, y el 27.7 que se autoreferenciaron como simpatizantes de Morena.
Los resultados en el rubro de “imagen buena” tampoco son buenos para el partido del Sol Azteca: solo el 13.3 por ciento tiene esa impresión del instituto frente al 30.4 por ciento de rechazo; el PAN, su otro aliado, tiene 15.6 por ciento de imagen positiva y 39.7 por ciento de negativa, y MC, 7.4 por ciento frente al 19 por ciento de rechazo.
“El PRD tiene pocas posibilidades de conservar la ciudad. El elector de la Ciudad de México no sólo es antipriista, es un elector que vota por la izquierda más que en otra parte de la República. Aunque la izquierda está dividida y borrosa de lo que significa, para el elector lo que significa son gobiernos que hacen programas sociales. Al final la controversia por votar entre el PRD y Morena lo resolverán con el liderazgo de López Obrador. Este año quizás sea la tercera ocasión que gane López Obrador en la Ciudad de México”, explica Nicolás Loza.
El investigador recordó que la vez que ganó el tabasqueño la Jefatura de Gobierno fue la única en donde su arrastre no fue fundamental. “En esa ocasión en realidad ganó la locomotora de Cárdenas y el PRD. Pero la de Marcelo Ebrard y la de Mancera las ganó él, y ahora la de Sheinbaum será la tercera”, dice.
Ivonne Acuña Murillo agrega que si la tendencia en la capital del país se ratifica, será la candidata de Morena la que ocupe el Palacio del Ayuntamiento por los próximo seis años “porque López Obrador encarna el proyecto que antes abanderó el PRD, que se quedó sin proyecto, sin figuras, por eso se explica que en una sola elección Morena se posicionara tanto”.
La académica añade que aunque el perfil de Claudia Sheinbaum es el de una académica preparada, su principal problema es la falta de carisma.
“Es poco carismática, tiene un perfil muy bajo en sus spots, no arranca pasiones. Lo que se ha convertido la política en gran medida es en espectáculo. Lo vimos con Donald Trump en la elección de Estados Unidos, o con López Obrador que tiene buen manejo en términos de mover emociones para bien y para mal. Claudia es plana, Barrales no. No significa que Barrales sea buena candidata, aunque ha tenido experiencia, pero ella sí es más emocional en sus eventos”, dice.
La académica añade que otro punto que jugará en contra de Morena será la compra del voto por parte del perredismo para beneficiar a Barrales Magdaleno, quien a pesar de ello quizás no logre colocarse por encima de la candidata de Morena a pesar de la alianza con el PAN.
“El voto de los panistas para Barrales es un misterio. Es probable que muchos panistas se abstengan de votar más que en otras ocasiones, o quizás voten por Barrales movidos por la lealtad a su partido, y otros van a buscar otra opción. Esa es la explicación de las declaraciones de Mikel Arriola [Peñalosa, candidato del PRI al Gobierno de la CdMx], quien busca posicionarse en ese espacio de dejó el PAN”, explica Nicolás Loza.