ENTREVISTA | Un artista que toca el piano y escribe aforismos: Álex Mercado

07/04/2018 - 12:04 am

Dice que es un artista, más allá de considerarse pianista o escritor. Todo en él es jazz y estudia siempre, como un legado propio para entender algo de la vida y del arte. The Watcher, Symbiosis y su reciente Paisajes, junto a Gabriel Puentes (batería) e Israel Cupich (contrabajo), son algunos de sus trabajos. “Detrás de cada nota musical se esconde un misterio que será revelado sólo si el espectador está listo”, está en su libro de aforismos titulado Arte, consciencia y vida.

Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).- Es un pianista virtuoso y asombroso. Algo que en el jazz no es tan común, sobre todo con este instrumento que han tocado desde Keith Jarrett, Chick Corea y Herbie Hancock, que son los tres pianistas preferidos de Álex Mercado.

Tenemos discos, uno con el baterista mexicano Antonio Sánchez, titulado Symbiosis y el reciente Paisajes, junto a Gabriel Puentes (batería) e Israel Cupich (contrabajo). Hay un libro de aforismos, donde está condensada su filosofía del arte y sus ganas de entender algo más de la vida y entrevistarlo a él es una charla larga donde la música siempre aparece como testigo.

–En principio, ¿podríamos decir que eres un pianista de jazz?

–Sí, así me doy a conocer, pero antes que eso soy músico y antes que los dos, soy artista. Un artista que considera diversificar la expresión de todas las maneras posibles y que tiene el objetivo de dar una cara nueva a la música de jazz. Ahora, con la salida del libro, me considero un artista, en otra forma de expresión y que busca asociarlas de manera tal que pueda expresar mi identidad y el contexto social en el que vivo.

–El libro, ¿cómo es?

–Una compilación de aforismos, sobre temas como el arte, la consciencia y su relación con la vida, todo esto tiene que ver con mi proceso creativo y con la música que he desarrollado a lo largo de los años. El artista puede mejorar su experiencia dentro de la creatividad y también invito a la gente a que asuma su propia creatividad y que exprese. Es un libro para todo público que se llama Arte, consciencia y vida. Aforismos cuánticos, editado de manera totalmente independiente. Lo veo como hacer otro disco. Siempre asumí la producción ejecutiva de mis propios discos. Siempre prescindí de los canales oficiales, así que asumí la creación de mi libro sin las editoriales.

–Cualquiera que vaya a tu concierto podrá comprarse el libro o el disco, o las dos cosas

–Exactamente. Una de las ventajas es que yo cuento con una tienda ambulante, en cada uno de mis conciertos ofrezco todos mis discos y ahora el libro. En dos meses me he dado cuenta de que ahora vendo más libros que discos, pero bueno. El libro tiene un lenguaje digerible, el jazz original tiene un grado de complejidad; el libro es un modo diferente de acercarme a la gente tratando de explicar qué me pasa cuándo toco. Juan Carlos Valdez, del IMER, dice que yo improviso con las palabras.

Fanático de la composición, sólo toca música original. Foto: Cortesía

–¿Cómo ves el ambiente del jazz mexicano?

–Yo lo veo, desde el 2012, con mi disco The Watcher; puedo percatarme de su estado, me he relacionado con muchos músicos del género, el jazz se ha enriquecido en los últimos años, ha incrementado su calidad y su alcance a nivel internacional. Hay muchos músicos que tienen la inquietud de salir de nuestro país para mostrar su talento. La plataforma digital y la comunicación, hay más información de qué es hacer jazz. Ha aumentado la demanda de lugares, tal vez no del público mexicano. La poca exposición que tiene el jazz en los medios masivos y la poca educación que hay sobre el género lo hace desconocido. No sabe cómo suena, no sabe quién lo toca, me estoy refiriendo a la gente que camina por la calle.

–Sí, es cierto. Todo lo que se escucha es reggaetón

–Sí, la gente también escucha sus raíces, la música folclórica, la música ranchera, la norteña, la música popular para resumir. Es difícil que la gente se acerque a este género y el jazz navega solo. Ha habido intentos de conceder, invitando a gente que no es del jazz a algunos festivales, pero se nota el propósito inmediatamente. Popularizar el jazz, no creo en eso. En el reciente Festival de Nueva Orleans parecía más un festival de rock que de jazz. Los jazzistas no defiendo tanto el género, pues la música que hago tiene influencia de la música clásica, de la música contemporánea, pero hay ciertos artistas que están más ubicados en otros géneros que ya son populares por sus propios méritos.

–¿Traer a algunas estrellas del jazz?

–Eso sería fantástico, hay gente que trae a artistas de calidad, ahora viene Gretchen Parlato, el reciente Festival del Centro Histórico trajo a Lizz Wright, una gran cantante, va a venir Diana Krall al Auditorio Nacional, pero todos estos esfuerzos capturan al pueblo que ya sigue al jazz. No hay grandes esfuerzos para ampliar los públicos.

–Es cierto, siempre hay alguien que te recomienda escuchar jazz. Faltan los maestros

–Creo que se ha logrado con otras formas de arte, pero no en la música. La música clásica tiene una estructura más sólida, hay mil conciertos en México al año, pero de jazz no. El jazz está rezagado, de alguna manera circunscrito a la actividad cultural.

–Tiene que venir un promotor que crea en el jazz

–Quizás existan pero de manera aislada. Está el Festival de jazz de Polanco, pero de igual manera tiene el alcance de un festival que se realiza un par de veces al año. El músico tiene que hacer sus propios discos. Ahora con las plataformas digitales, uno puede ver muchas cosas, discos con diferentes calidades, pero aquí hay mucho por hacer para que el jazz se convierta en un producto consumible para muchas personas.

El jazz no es sax ni cantante con vestido sexy. No es los Krall ni los Bublés. ¡El jazz no es una persona!. Foto: Cortesía

–¿Qué te ha dado el jazz?

–El jazz es el medio donde más libertad encuentro. Sobre todo a partir de la improvisación, de hecho encuentro mucha similitud entre el lenguaje hablado y la improvisación musical. Ese estado efímero que tiene la vida se expresa en esa capacidad de ser espontáneo del jazz y eso me fascina. Hay un texto en el libro donde digo “el jazz no necesita guaridas secretas ni lugares oscuros con más sombras que personas. No necesita al final ni mendigar la atención de nadie haciendo concesiones o vendiéndose al mejor postor. No necesita acompañarse de queso y vino ni es música funcional que engalane un evento con músicos vestidos de esmoquin. El jazz no es sax ni cantante con vestido sexy. No es los Krall ni los Bublés. ¡El jazz no es una persona! El jazz no es día fstivo para que se programe una vez al año. El jazz no es pose, moda ni trending topic. El jazz no es caos, desorden ni anarquía. El jazz no está muerto, sepultado en la trompeta de Armstrong, encapsulado en los dedos de Peterson o congelado en el refrigerador de la manía conservadora”.

–¿Qué haces para difundir el jazz y tu música?

–Me mantengo muy activo en las redes sociales, creo que el músico debe actualizarse. El artista prefiere en una condición de anonimato, quizás, siente que se vende si se publicita de alguna manera. Si se difunde el jazz sin hacer concesiones se va a acercar a mucha más gente.

Un libro con sus aforismos, otra vena creativa del artista. Foto: Especial

–¿Quiénes son tus pianistas favoritos?

–Mis pianistas favoritos son Chick Corea, yo transcribí un disco y tuve la oportunidad de mostrarle las transcripciones a Chick, un disco de piano que se llama Expressions y él quedó muy impresionado. Keith Jarrett y Herbie Hancock, esos son mis tres pianistas favoritos.

–¿Qué discos te han impresionado más o qué temas?

­–Me impresionó muchísimo el disco Now he sings, Now he sobs, uno de los primeros de Chick Corea, en el que prácticamente simboliza la nueva era del jazz contemporáneo que él personifica. Kind of Blue, de Miles Davis, es un disco que me influenció muchísimo, sobre todo por la cantidad de músicos, de pilares en la historia del jazz, que ese disco reúne. Bill Evans era el pianista, Wynton Kelly hizo otros tracks, John Coltrane…soy fanático de la composición, me sé todos los standards, aunque curiosamente contradice el hecho de que soy promotor de la música original. Me gustan todas las de Thelonious Monk, sus baladas me encantan, como “Ruby, my dear”.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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