Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).- Sin poder votar ya había caminado por el pasillo más famoso del futbol en Inglaterra, ese empotrado en la ciudad de los Beatles que garantiza que nunca caminarás solo, y por donde ningún otro mexicano ha pasado enfundado en la camiseta “red”.
Marco Antonio Bueno Ontivarrias firmó un pre contrato con el cuadro de Liverpool (que asciende a medio millón de libras esterlinas) según la prensa española y Andrés Fassi, vicepresidente de Pachuca, con el que desechó rumores que lo vinculaban a Real y Atlético de Madrid, así como Villareal y Málaga por su interés en los servicios del “niño” mexicano.
Lo de infante no proviene únicamente de sus 16 años con los que se fue a probar a Inglaterra, sino a su parecido físico y futbolístico con Fernando Torres, gloria del futbol ibérico cuyo apodo se lo ganó por la familiaridad de su rostro (con barros y sin pelo) en una plantilla repleta de experiencia como la del “atleti”.
“Si me dijeron ahí que era parecido en la forma de jugar y todo eso, pero pues cada quien tiene su estilo y yo quiero escribir mi propia historia”, dijo el mexicano campeón sub-17 en 2011.
Pero lo que ha pasado en el campo se encarga de similar más sus historias, en la que ambos anotaron a menos de un mes de haber debutado, y donde el azteca adelanta al español porque lo hizo con un años menos (16), y habiendo “mojado” por partida doble en su tercer partido.
Recién cumplió la mayoría de edad el pasado domingo y ya ha dado el primer paso a cumplir el sueño de cualquier futbolista: brillar en Europa. Además no es el caso de un equipo de segunda o liga menos relevante, sino el de uno de los más grandes clubs del país donde se inventó este deporte.
Bueno fue a la Academia Kirkby del Liverpool aprobarse por 10 días en Julio del 2011, y cada vez que repasa en su memoria la experiencia recuerda que le ha cambiado la vida, al grado de que aún le ocasiona el ensanchamiento de poros común en cualquier ser humano que recuerda un acontecimiento que cimbra las emociones.
“Se me puso la piel ‘chinita’ cuando todo el estadio se puso a cantar ‘You never walk alone’ y la verdad que si me gustaría en un futuro poder hacerlo y se trabaja para eso. La gente apoyando, los jugadores entregándose al 100% en todas las jugadas…se me pone la piel ‘chinita’ cuando me acuerdo”, dijo sonriente.
En Anfield le tocó observar un Liverpool contra Sporting, pero se coló también a ver un Manchester contra Tottenham, de los que comentó: “Nunca había vivido eso y me quedé muy contento, con mucha ilusión de regresar en un futuro y para eso le estoy echando muchas ganas”.
La historia que apenas comienza a escribir no tuviera tinta de no ser por su hermano y la condición humana de querer lo que otros tienen. Sus sueños infantiles no estaban ligados al balón ni al beisbol, sino al Karate, deporte que dejó por “pelotear” con su carnal. “Mi hermano se metió al futbol, y pues por seguirle los pasos me metí y me di cuenta que si podía hacer algo”.
El nativo de Culiacán (Sinaloa) se fijó en su coterráneo Jared Borgetti para mejorar día con día sus actuaciones en el campo, ese espacio donde desde sus primeros toques con el balón demostró que era mucho de lo que indica su apellido.
Bueno atrajo la atención de los caza-talentos de Pachuca a partir de los 12 años, momento en que el propio futbolista reconoció que no estaba listo para dar el salto de fe para integrarse a un club fuera de su ciudad, por lo que daba largas para mantenerse en la comodidad de su hogar.
“Estuvieron ahí hablándome por un año y no quería despegarme de mi casa la verdad, decía ‘que no y que no’, hasta que un día dije ‘bueno, voy a probar a ver que sale’, pero también no dejé de lado el estudio porque si en algún momento me doy cuenta que no sirvo para esto, me regreso y tengo el estudio”, recordó.
El cambio de vida lo realizó hace casi 5 años, pero Marco sigue extrañando el confort de vivir con su gente de Sinaloa, pues reconoció que: “Fue muy difícil, sacrifico el no estar con mi familia y amigos… y un estilo de vida un poco más tranquilo, pero así es esto y hay que afrontarlo y seguir adelante, la verdad que vale la pena”.
El sinaloense debutó a los 16 años y se ha encargado de que valga la pena. Con 770 minutos en Primera división (20 juegos, 7 de titular), la potencia del atacante ya se muestra y hace respetar hasta en los entrenamientos de Pachuca, donde las muecas de defensas que quedan en su camino son cada vez más comunes.
La erupción del dorsal 29 en Tuzos se dio en el Clausura 2012, temporada en la que logró sus 4 goles y una asistencia y que a la postre le redituó en el trofeo de “Novato del año”.
Sin embargo sus 119 minutos en el actual torneo lo tienen lejos de la satisfacción, pese a que frente a él tiene a Fernando Cavennaghi (goleador internacional que tras 243 minutos no ha anotado) así como al también suplente, Abraham Darío Carreño, que ni con 5 tantos en 783 minutos posee lugar en el 11 titular.
Pero la cifra de minutos no es la que se pudiera esperar porque se perdió cerca de un mes del Clausura 2013 con el combinado nacional que ganó el torneo pre-mundial sub-20, gracias a un trabajo compacto, de un grupo muy unido de hace tiempo y en el que establece su próxima meta.
“Me pongo metas en mi carrera y siempre busco cumplirlas. Ahora tengo la meta de estar en el mundial sub-20. Primero estar y de ahí hacer un muy buen mundial. Siempre mi trabajo es meter los goles, si no puedo hacerlo pues siempre dar el máximo de mí, y por eso nunca voy a tener problema porque siempre me exijo al máximo”, dijo.
Rendir a tope no es algo exclusivo de Bueno en la cancha, pues el futbolista también sigue su camino fuera de la cancha para no depender únicamente del balón.
Por ende, el delantero aconsejó que nunca dejes de luchar por su sueño de ser futbolistas, pero siempre arropado por el estudio, donde también obtuvo título el pasado enero (de la preparatoria), y que le permite ahora estudiar administración de empresas, con la mirada puesta en universidades europeas.