Pese a las amenazas, desapariciones forzadas y asesinatos de activistas, mujeres defensoras ambientales persisten en su lucha del territorio para garantizar a sus comunidades, a ellas y a futuras generaciones el derecho a crecer en un medio ambiente sano.
Ciudad de México, 7 de marzo (SinEmbargo).– México es el lugar más peligroso del mundo para los y las defensoras ambientales en territorio nacional. Global Witness registró 54 defensores asesinados en el 2021, casi la mitad de ellos indígenas, y 19 desapariciones forzadas como la de Irma Galindo en octubre de 2021.
Desde el 2018, la mixteca enfrentaba intimidaciones por parte de funcionarios públicos, así como hostigamiento, persecución, campañas de difamación y amenazas de muerte por su defensa de los bosques de Oaxaca. En este contexto, las mujeres defensoras del ambiente y territorio han sido quienes en algunos casos han sacado la casta dentro de sus comunidades.
En la comunidad tabasqueña de El Bosque, han sido ellas las que han exigido a la Secretaría de Desarrollo Urbano que la comunidad pesquera sea reubicada, ya que el aumento del nivel del mar por la crisis climática se ha tragado sus calles, sus casas, e incluso la escuela.
En una localidad de Izamal, Yucatán, un grupo, en su mayoría de mujeres, fue agredido a golpes por la policía local luego de oponerse a la reoperación de una granja de 50 mil cerdos que ha contaminado sus cenotes. Una adulta mayor quedó con moretones en los brazos, y otra mujer tuvo que ser hospitalizada por un golpe en la cabeza.
O en Atitalaquia, Hidalgo, un grupo de mujeres se resistió a la operación de un basurero con lixiviados, sin infraestructura para el tratamiento ni separación, que amenazaba aún más la salud de la localidad al ubicarse en un corredor industrial que ya les genera enfermedades. Durante su lucha contra el proyecto de la Empresa Esmex fue asesinado el activista Jesús Bolaños, y ellas fueron amenazadas por un policía ministerial quien les mostró su pistola en el campamento que instalaron las 24 horas en el acceso al basurero.
La doctora Carolina García, una de las defensoras ambientales del plantón, contó en entrevista con SinEmbargo cómo se organizaron como mujeres para lograr la clausura definitiva del basurero.
“Sabíamos que como mujeres nos íbamos a enfrentar a, tal vez, situaciones difíciles que necesitaran de fuerza, o hasta de condición física, pero sin embargo decidimos quedarnos ahí. Creo yo que una de las estrategias de nosotras como mujeres era justamente, tener esa variedad. Podíamos ser maestras, podíamos ser politólogas, podían ser psicólogas, de todo tipo, pero siempre con ese espíritu de querer demostrar que sí podíamos hacerlo”, indicó.
“Todas éramos nuevas, porque era la mujer que sabía hacer los oficios, la mujer que sabía manejar muy bien las redes, y la mujer que tal vez tenían los enlaces necesarios, o la mujer que tenía el tiempo, la mujer que sabía cocinar y tenía esa iniciativa de que allá en el campamento [decía], ‘Pues órale, vamos a cocinar, no achicopalarnos por nada'”.
García expresó sobre la amenaza que recibieron que ella cree que las autoridades “estudiaron cuál era el horario vulnerable en el que se encontraban más mujeres” para actuar.
“A mí me tocó laborar, pero se encontraban cinco de mis compañeras: Reina, Maura, Anita, Isabel y Arcadia. Llega esta persona en un carro blanco, y dice que buscaba a la dirigente, y pues le empezaron a decir que aquí no hay dirigentes, qué necesita, y le contesta, ‘Necesito entregar una orden del Ministerio Público, deme sus nombres’. Entonces una compañera le pregunta, ‘Pues muestra tu identificación’, y en ese momento enseña su arma, y era una pistola y dice, ‘Pues no sé si te basta con esta identificación o quieras más’, a lo que mis compañeras le dijeron, ‘Eso no es ninguna identificación, te estamos diciendo que muestres una identificación, ¿cómo sabemos si eres o no un policía ministerial?’. Y dice: ‘Aquí está mi arma, ya te dije'”.
“Fue algo muy triste porque nos estaban dando un golpe bajo, muy bajo, emocionalmente porque un hombre nos estaba amenazando y con un arma, y nos estaba viendo haciendo ver nuestro lado vulnerable, y el ver que realmente no sabíamos contra qué luchamos y que tal vez nos estábamos enfrentando a personas que no les importaba lastimar, que no les importaba amenazar, o hacer daño, simplemente su objetivo era su proyecto y se acabó”.
La intimidación del ministerial, no detuvo su movimiento, y más mujeres y también hombres se unieron a la lucha, hasta que en octubre de 2022 se declaró la clausura definitiva del basurero. Ahora sólo esperan el acta oficial.
“Nosotras estamos haciendo lo correcto, estamos luchando por un medio ambiente saludable, estamos luchando para que mis hijos y mis nietos tengan una mejor calidad de vida por el derecho a simplemente un medio ambiente saludable y por el derecho de morir de viejos, no por enfermedades causadas por contaminación”, concluyó García.