Después de 2004, Petróleos Mexicanos (Pemex) comenzó a registrar una baja en la producción de crudo, pero en el 2009 los problemas se agudizaron y la emisión de deuda comenzó a incrementarse potencialmente. En los últimos años la empresa productiva del Estado ha enfrentado serias dificultades como la contracción de los precios internacionales del petróleo y una caída en las reservas petroleras, pero también ha cargado con subsidiarias, filiales y un sindicato que han contribuido a su debacle.
Por Laura Quintero
Ciudad de México, 7 de marzo (Economía Hoy/SinEmbargo).- Si bien es cierto 2009 fue el parteaguas para que la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) se disparara, el 2016 es clave en la emisión de deuda de la petrolera pues se trata del año en el que se registró el mayor endeudamiento, luego de que la empresa anunciara un “plan de rescate”.
De acuerdo con datos de Bloomberg la deuda de la petrolera asciende a 95 mil 609 millones de dólares (mdd) misma que se realizó a través de 130 emisiones, de las cuales 121 sucedieron en los últimos 10 años y de éstas el 23 por ciento se concentró en el 2016, luego de que José Antonio González Anaya, el entonces director de la empresa productiva del Estado, implementara un plan de rescate que consistió en inyectar 4 mil 200 millones de dólares y contratar más deuda.
Emilio Lozoya dejó la dirección general de la empresa en 2016, año en el que Pemex vivía uno de los peores momentos de su historia, con una producción en franco declive, una caída histórica en los precios de crudo y una refinación que iba en picada. Lozoya estuvo al frente de la petrolera desde 2012 y durante sus tres años como director realizó 37 emisiones de deuda. En su lugar llegó González Anaya, quien -dadas las condiciones en las que recibió a Pemex- tenía la misión de poner orden a las finanzas de la empresa en medio de su mayor crisis y antes de que se fuera a la quiebra.
Ese año la mezcla mexicana rompió el piso de los 20 dólares por barril, pues en enero se ubicó en un precio de 18.90 dólares nivel que no se veía del 2002. A Pemex le costaba más producir un barril de crudo de lo que obtenía al venderlo. Fue también el 2016 el año en el que las agencias calificadoras Moody’s, Fitch Ratings y Standar&Poor’s revisaron la perspectiva de la calificación soberana de México desde estable a negativa, calificación que siempre ha estado vinculada a la petrolera.
Frente a ese complejo escenario González Anaya implementó un plan de negocios que incluía austeridad, inyectar recursos y dar un respiro fiscal a la empresa para que los inversionistas compraran bonos de deuda y lo consiguió.
De acuerdo con Gonzalo Monroy, especialista en temas energéticos y director de la Consultoría GMEC, el plan de rescate lanzado por González Anaya revela elementos muy sutiles y dan cuenta de la perspectiva financiera de Pemex, “todo lo que se ha llamado rescate es básicamente para mejorar la rentabilidad de la empresa”, lo cual les permitió endeudarse más.
MUCHA DEUDA, POCOS RESULTADOS
Desde el 2004, después de alcanzar su pico, Petróleos Mexicanos (Pemex) comenzó a registrar una baja en la producción de crudo, pero en el 2009 los problemas se agudizaron y la emisión de deuda comenzó a incrementarse potencialmente. Sin embargo, pese al gran endeudamiento los resultados han sido malos y hoy representa un riesgo para México.
“Hay un gran endeudamiento y malos resultados. Hay muy poco que mostrar a lo largo y ancho de la cadena de producción de la petrolera, no ha habido mucho en materia de inversión y exploración, hay que ponerle la lupa porque Pemex, pese al endeudamiento, nos ha quedado mucho a deber. Esa es la mayor crítica que se le puede hacer”, comentó Monroy.
Una razón que explica el abultado endeudamiento de la empresa apunta a la gran cantidad de impuestos que por ley debe pagar una gran cantidad de impuestos al gobierno.
La petrolera “se ha enfocado durante mucho tiempo en producir la mayor cantidad de hidrocarburos como puede sin importar el valor que cada hidrocarburo puede generar, se ha centrado en producir tanto petróleo como sea posible sin importar que tan rentable sea eso, y no necesariamente es lo mejor para una petrolera de ese tamaño”, asegura Para Pablo Medina, vicepresidente de la consultora Wellingence Energy.
Pablo Zárate, director de la publicación Pulso Energético, dijo que el endeudamiento de Pemex responde a la decisión de tratar de detener la caída en la producción, en ese sentido la deuda está justificada, pero el problema fue que los recursos no se destinaron a los mejores campos, lo cual se debe a la estructura de Pemex que no se pudo ajustar rápidamente como lo hicieron otras petroleras.
LOS LASTRES DE PEMEX
En los últimos años la empresa productiva del Estado ha enfrentado serias dificultades: una fuerte contracción de los precios internacionales del petróleo, que pasaron en poco tiempo de casi 100 a 30 dólares por barril -lo que impactó severamente sus finanzas-, una caída en las reservas petroleras, las cuales en el 2012 eran de 43 mil 837 millones de barriles de crudo mientras que en 2018 eran de 21 mil 089 millones de barriles, pero también ha cargado con subsidiarias, filiales y un sindicato que han contribuido a su debacle.
“El dinero siempre ha estado ahí, el problema está más bien en el gasto, no hay manera de que el gobierno le pudiera dar todo a Pemex por la parte de presupuesto”, refirió Monroy.
Por su parte Medina dijo que la deuda de Pemex es una bola de nieve que para reducir su tamaño requiere tener un plan de negocios que priorice la generación de valor, es decir, actividades que sean rentables y a la vez deshacerse de los activos que no le dejen ganancias.
Pemex cuenta con 10 empresas filiales que operan en opacidad y de las cuales no existe una justificación sobre su existencia, mientras que el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), liderado por el ex Senador del PRI Carlos Romero Deschamps, se ha convertido en una carga para las finanzas de la petrolera, pues ha generado enormes pasivos laborales que hoy ascienden a ascienden a 179,558 millones de dólares.
“El día que veamos un cambio de fondo en Pemex va ser el día en que el sindicato se ponga en orden”, sentenció Medina.
El especialista aseguró que el sindicato es una gran fuente de ineficiencia y de corrupción que sería muy importante arreglar porque si no “se sigue repitiendo el mismo cuento de siempre”.
Los especialistas coincidieron en que el plan de rescate a Pemex implmentado por AMLO es adecuado pero que no se está haciendo nada para atacar parte de los problemas neurálgicos de la empresa, pues a pesar de que López Obrador ha señalado la corrupción como el meollo del asunto no está haciendo nada que combata dicho problema al interior de la petrolera.
“En diciembre cuando se hizo el plan de producción de Pemex se eligieron a los mismos contratistas de siempre, esos que inflan costos, que venden servicios que el proyecto no necesita. Esas prácticas no han sido erradicadas, es parte de la misma ecuación de perder dinero a raudales y que no han corregido en lo absoluto”, aseveró Monroy.
PEMEX Y LAS CALIFICADORAS
¿Por qué nuevamente las calificadoras han puesto los ojos en Pemex? La mala situación financiera de Pemex data de por lo menos 10 años atrás, pero desde finales del 2018 las calificadoras de riesgo han puesto los ojos en ella, es así que Fitch Ratings decidió bajar su calificación, mientras que Standard &Poor’s cambió su perspectiva de estable a negativa y Moody’s podría seguir su ejemplo durante el segundo semestre del año.
“Las calificadoras están dando un aviso y les darán alrededor de 18 meses para que el gobierno cambie de curso, si eso no sucede entonces sí vendrá una baja en la calificación con todas las presiones financieras que eso implique”, advirtió Monroy.
Las alertas emitidas por las calificadoras se deben principalmente por la cancelación de los farmouts (asociaciones público-privadas para explotación de campos petroleros) y los planes de construir una refinería en Dos Bocas, Tabasco para la que se necesita mucho dinero y mucho petróleo que no se está produciendo.
Sin la participación de la iniciativa privada será difícil alcanzar la meta de producción del gobierno, advierte Medina. La administración lopezobradorista se ha planteado que Pemex produzca 2.6 millones de barriles diarios (mbd). Al terminar 2018 la petrolera producía 1.9 mbd, con un portafolio de inversiones concentrado en aguas someras que han dejado de ser rentables, mientras que las jugosas aguas profundas requieren de inversiones millonarias para las que la petrolera no tiene dinero ni tecnología.
Detalló que por cada peso que las empresas privadas obtienen de la extracción de crudo en campos mexicanos pagan 80 centavos de impuestos. “Es un gran negocio para el gobierno porque no está arriesgando, pero sin los privados no podrá hacerlo”, remató.