En todo el país se produjo un aumento de la violencia en 2017 -se dieron un 18.91 por ciento más de homicidios respecto al año anterior-, pero el caso de Los Cabos es especialmente preocupante por el peso que este municipio tiene dentro del turismo nacional, gracias a sus atractivos naturales y a su desarrollada industria hotelera.
El destino fue visitado por 1.4 millones de personas en 2017 y fue el que registró un mayor crecimiento a lo largo del año, de 17 por ciento. Pese a esto, fue escenario de episodios violentos que evidencian el aumento de la inseguridad, como el ataque armado registrado en la turística playa de La Palmilla, que dejó tres muertos y dos heridos en agosto pasado.
Por Isabel Reviejo
Los Cabos (México), 7 mar (EFE).- Tras experimentar un vertiginoso aumento en la cifra de homicidios, el municipio mexicano de Los Cabos se situó como el más violento del mundo; un dato que, además de golpear al sector empresarial, contrasta con la posición privilegiada que este destino guarda en el turismo nacional.
De acuerdo con un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, este municipio de Baja California Sur (noroeste del país) ocupa el primer lugar en el listado de las 50 ciudades más violentas, con una tasa de 111,.33 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Le siguen Caracas (Venezuela), con un cifra ligeramente inferior (111.19 homicidios por cada 100 mil habitantes) y Acapulco (106.63), otra de las doce urbes mexicanas incluidas en el ranking.
En todo el país se produjo un aumento de la violencia en 2017 -se dieron un 18.91 por ciento más de homicidios respecto al año anterior-, pero el caso de Los Cabos es especialmente preocupante.
El municipio pasó de 61 asesinatos en 2016 a 365 en 2017, lo que supone un aumento de casi 500 por ciento. Hasta el momento, además, Los Cabos no había sido incluido en el listado del Consejo Ciudadano.
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La situación despierta las alarmas por el peso que este municipio tiene dentro del turismo nacional, gracias a sus atractivos naturales y a su desarrollada industria hotelera.
El destino fue visitado por 1.4 millones de personas en 2017 y fue el que registró un mayor crecimiento a lo largo del año, de 17 por ciento.
Pese a esto, fue escenario de episodios violentos que evidencian el aumento de la inseguridad, como el ataque armado registrado en la turística playa de La Palmilla, que dejó tres muertos y dos heridos en agosto pasado.
El caso de Los Cabos guarda reminiscencias con el que vivió otra localidad bañada por el Pacífico, Acapulco, balneario que tuvo su época de oro hace años, pero que palideció debido a sus altos niveles de violencia e inseguridad.
Ante esta situación, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Baja California Sur, Miguel Ángel Ochoa, espera que el problema “no perdure” y que las acciones de seguridad lleven al municipio “a buen término”.
“Queremos hacer un llamado a las autoridades para que sigan fortaleciendo sus programa de seguridad”, remarca a Efe.
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De acuerdo con Ochoa, la violencia impacta en la economía: “Se desacelera la inversión privada, la inversión en las empresas” y eso desencadena, en última instancia, una menor percepción de los salarios o la bajada del empleo.
Desde el pasado 29 de enero, el corredor Los Cabos-La Paz es uno de los puntos en los que la Secretaría de Gobernación ha puesto en marcha el llamado operativo Titán, instaurado en las zonas más conflictivas del país con el despliegue de 5 mil agentes federales.
“Estamos sumando todos los esfuerzos […] es una gran fuerza de trabajo conjunto que lo conforman todas las corporaciones”, afirmó a un grupo de medios el delegado de Gobernación de Baja California Sur, Ricardo Millán, aludiendo a los elementos de seguridad estatales, municipales, federales y las Fuerzas Armadas.
El funcionario detalló que se empezó a aplicar en parte de Los Cabos la Comisión Estatal para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, que antes únicamente operaba en La Paz y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Gobernación, que destina siete millones de pesos.
María Castro, habitante de Los Cabos, asegura a Efe que en la localidad se sienten “muy inseguros”.
“Creo que todo el mundo se siente como yo. Ya no hay dónde meterse, ya da miedo; ahorita oímos que sonó una llanta y creímos que era un balazo”, comenta.
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