A Juan y Kevin los secuestraron en junio de 2019 en Guanajuato. A Norma, esposa y madre, le pidieron un millón de pesos como rescate; consiguió inicialmente 400 mil pesos, pero la amagaron con una fotografía de ambos para que pagara más dinero. Norma hizo un segundo deposito de 250 mil pesos.
Los secuestradores continuaron presionando para que les entregara el millón pesos, pero ya no le daban evidencia de vida, solo la amenazaron con matarlos si no pagaba el resto. La mujer hizo un tercer pago, 350 mil pesos, pero no cumplieron. “La verdad, yo compré una esperanza de vida”, dice Norma. De Juan y Kevin no ha vuelto a saber más.
Ciudad de México, 7 de febrero (SinEmbargo).- Kevin Damián Martínez Barrón, de 17 años, y Juan Rodríguez Calcanas, 36 años, fueron secuestrados cuando salían de su casa en el fraccionamiento Los Reyes, en Irapuato, Guanajuato, el 11 de junio de 2019. Pese a que Norma, madre de Kevin y esposa de Juan, pagó el millón de pesos que le exigieron como rescate, jamás volvió a saber de ellos.
En entrevista con SinEmbargo, Norma aseguró que fue “engañada” por su propio cuñado, hermano de Juan, ya que por medio de él pagó el rescate, pero jamás volvió a ver a sus seres queridos.
La mujer sospecha de su cuñado, pues días después de obtener el dinero del rescate, él se compró una camioneta nueva y luego se “desapareció”, narró la entrevistada.
Hoy, Norma Barrón busca con desesperación a su hijo y esposo, y pese a que ha llevado información a las autoridades, son pocos los avances que tiene del caso. “Las autoridades dicen que lo tienen ubicado, pero no hacen nada”, denunció.
La madre pide apoyo para la ubicación de su esposo Juan y su hijo Kevin, y exige una verdadera investigación para, tanto la localización de sus seres queridos, como castigo a los responsables por privarlos de la libertad.
Kevin cursaba el cuarto semestre en el Cebetis 65 en Irapuato, Guanajuato, cuando fue secuestrado. Además, el joven amaba el deporte. Era futbolista, dijo Norma.
Juan se dedicaba al diseño de interiores, “arreglaba casas” y trabajaba por su cuenta. “Es un hombre muy trabajador, amable, no se metía con nadie”, añadió la entrevistada.
EL SECUESTRO
El 1 de junio del año pasado del 2019, Norma salió de su casa por la noche para ir a recoger a uno de sus hijos a una fiesta. Era fin de semana. En el trayecto de regreso, cerca de las de las 12:50 de la madrugada la camioneta se detuvo.
Llamó a otro hijo, Kevin, y le pidió que le avisara a Juan sobre la avería. Juan llamó a Norma de inmediato, le dijo que él y Kevin irían a recogerlos, pero que primero acudirían a una gasolinería por combustible, pues pensaban que quizá la camioneta solo se había quedado sin gasolina.
Norma y su hijo menor quedaron a la espera de Juan y Kevin, sin embargo, pasada la una de la mañana una de las hijas de Norma le llamó y le notificó que ambos habían sido privados de la libertad.
“Estábamos esperando y alrededor de las 1:25 de la mañana me llamó mi hija y me dijo ‘mamá se acaban de llevar a Juan y a Kevin’”, recordó Norma.
Hombres armados a bordo de unas camionetas, –una otro color negro y otra blanca– llegaron a la colonia. Hombres apuntaban a las viviendas para que nadie saliera, mientras que otros interceptaron a Juan y a Kevin, los sacaron de la camioneta, los tiraron al piso, los sometieron y subieron a la fuerza a los automotores.
“Les apuntaron con las armas, los comenzaron a golpear, les quitaron sus chanclas y su cartera”, relató Norma.
Cuando las dos camionetas se fueron con las víctimas, enseguida llegó un automóvil Caliber (Dodge) y empezó a revisar la pick up, dejando las luces encendidas de la camioneta, la puerta abierta del piloto, las chanclas y la cartera.“Yo de manera inmediata me regresé y pensé, ¿no serían los ministeriales o la Guardia Nacional que pensaron que traían gasolina, porque ellos llevaban un garrafón de gasolina para mí”, platicó.
Norma, al pensar que quizá pudieron ser confundidos y aprehendidos por error, por el garrafón de gasolina, se fue acudió al Cereso de Irapuato, Guanajuato.
“Ahí en el Ministerio Público me dijeron que como era sábado no trabajaban. Que no había ningún ministerial, que no podían ser ellos. Fui a la PGR y me dijo con qué no tenían a nadie, que me regresara al Cereso, entonces yo regresé al Cereso como a las 3 y media de la tarde, y en eso, ya me recibieron la denuncia”, explicó.
Denunció los hechos violentos, la privación de la libertad, ningún agente acudió a la colonia de manera inmediata para brindar apoyo de fondo, acusó Norma. “Ellos según reportan que tardaron media hora en venir, pero llegaron solo 11 segundos, cerraron el reporte como prioridad media y que no había sucedido, nada”.
Cuando Norma se encontraba en el Cereso y realizaba la denuncia, policías nuevamente acudieron a la vivienda, dos horas y media después. “Pero la llamada no funcionó, no les pareció importante, a pesar que reportamos hombres armados, y un secuestro, jamás se apareció un policía a vigilar o inspeccionar, la zona está casi desolada”.
EL SOSPECHOSO
Norma asegura que fue engañada por su cuñado, quien estuvo en contacto con los secuestradores y entregó el dinero. “Mi propio cuñado me pidió el rescate, engañándome, diciendo que él iba a poner otra parte, pero no puso ni un peso”, dijo.
El mismo día de la desaparición, Norma recibió una llamada para pedir un presunto rescate, pero la mujer identificó que se trataba de una extorsión.
“Me llamaron y nos pedían 100 mil pesos, pero yo les pedí una evidencia de vida, y no me la quisieron dar, y de 100 mil pesos se bajaron a 10 mil, y eso se me hizo muy raro”, platicó.
Ese mismo día, Norma comentó a su cuñado sobre la llamada donde solicitaban los 100 mil pesos, “él me dijo, dáselos, y yo le dije que no porque no me habían dado una evidencia de vida. Lo más sorprendente es que apenas pasó una hora y él (cuñado) me habla y me dice, ‘no vayas a pagar nada. A mí me están pidiendo un millón de pesos’”, agregó la mujer.
Norma no estaba convencida, le parecía extraño que los secuestradores llamaran al hermano de Juan, y no ella, cuando ella de era su pareja y finalmente la madre de Kevin. Pero el homicidio de dos personas hizo que Norma entrara en pánico.
“El lunes, él, mi cuñado, nuevamente me llamó y me dijo ‘ya vamos a dejarnos de pendejadas, hay que conseguir el millón y pagar. Allá tú si quieres que los maten, ya no le hables a la autoridad, aL gobierno y vamos hacer el pago’”.
Norma consiguió 400 mil pesos que pagó por medio de depósitos en un Oxxo y en un Coppel. “Pasó eso y mi cuñado me volvió hablar, diciéndome que los presuntos secuestradores le exigían el millón de pesos, que él ya les había dicho de los 400 mil pesos, pero que pedían más”.
La mujer vendió sus autos y algunos artículos de valor, habían pasado varios días, era 11 de junio. El cuñado le envió una fotografía de Juan y Kevin secuestrados como evidencia de vida. La mujer hizo un segundo pago, de 250 mil pesos.
“Para hacer el tercer pago, ya no me dieron evidencia de vida, pero me dijeron que era un azar, que si yo les quería pagar ya lo iba a liberar y sino, lo iban a matar”, narro la mujer.
Norma hizo un tercer deposito por 350 pesos. “La verdad, es que yo compré una esperanza de vida para ellos”, narró Norma.
Sin embargo, a pesar de cubrir con el dinero, ni Juan, ni Kevin han sido vueltos a ver.
La madre de Kevin sospecha de su cuñado. Una vez que se dio el rescate, contó Norma, el hombre “hizo el desaparecido, su familia de él me hace creer a mí que está desaparecido, que no lo hallaban, sin embargo, nunca pusieron una denuncia”.
Y añadió: “el chiste es que mi cuñado es quien me pide el rescate, quien manda quien lo cobre y al final de cuentas, mi cuñado nunca pagó nada del rescate No dio ni un peso, él buscó la manera de sacarnos el dinero a mí y a otro hermano de Juan, pero jamás dio el dinero para el rescate.
Norma acusa que las autoridades no investigan a profundidad, y no han dado seguimiento a la indagatoria. “La autoridad nomas dijo ‘hagan tal pago, nosotros vamos a seguir estas personas para dar con el paradero de ellos, pero jamás hicieron nada”. Ni seguimiento, investigación. No siguieron la camioneta”.
AUTORIDAD INDOLENTE
Norma platica que su cuñado Antonio fue a declarar como “víctima” ante las autoridades, pero que hasta la fecha no hay una indagatoria seria contra él por la desaparición.
“La Fiscalía me dijo que ellos no podían aprehenderlo, a pesar de que tienen una orden de aprehensión contra él por delitos contra la salud a nivel federal, jamás hicieron nada por aprehenderlos, supuestamente lo iban a estar siguiendo y monitoreando, pero jamás hicieron eso y ahora nada más me dicen que está desaparecido y no pueden hacer nada” .
Sin embargo, Norma, como miles de familiares de desaparecidos, comenzó a realizar sus investigadores y se percató que su cuñado se había comprado una camioneta nueva, días después de que ella realizó el tercer pago.
“Yo di mi último pago el 26 de junio y él en julio ya tenía una camioneta Yukon color blanco. Las autoridades no han hecho nada, les he dado números telefónicos, domicilios de sospechosos, la carpeta sigue en lo mismo, les pregunto que qué falta para las ordenes de aprehensión, no me quieren contestar”, platicó la mujer.
La última vez que Norma acudió a preguntar por la investigación, el Ministerio Público le comentó que tenían que esperar por los resultados de las fosas que encontraron en San Antonio el Rico.
“El MP me dijo ‘porque probablemente ahí esté su familiar’. Pero yo digo, “¿Cómo van a seguir con las investigaciones si ellos están esperando que mi hijo y mi esposo aparezcan muertos?”.
Norma pide que las autoridades busquen a sus familiares en vida, y que no solo esperen a que aparezcan muertos.
“Que pongan la vida de mis familiares en primer término. No me pueden decir que están muertos porque no un cadáver de ninguno de ellos dos, que se pongan a trabajar, que pongan a personal capacitado, que hagan los peritajes en el menor tiempo, porque el sufrimiento y la angustia de mi familia, como la de ellos, es muy grande”, concluyó.