Poblaciones de vida silvestre se encontraron en Fukushima casi una década después del accidente nuclear que ocurrió, la investigación realizada por la Universidad de Georgia también hace una contribución importante porque indaga los impactos radiológicos que puede haber en los animales.
Madrid, 7 de enero (EuropaPress).- Poblaciones de vida silvestre abundan en la actualidad en áreas vedadas por seguridad a la vida humana en los alrededores de Fukushima, casi una década después del accidente nuclear.
El estudio de la Universidad de Georgia, publicado en el Journal of Frontiers in Ecology and the Environment, informa que más de 267 mil fotos de vida silvestre registraron más de una veintena de especies animales, incluyendo jabalíes, liebres japonesas, macacos, faisanes, zorros y perros mapaches -un pariente del zorro- en varias áreas del paisaje.
El biólogo de vida silvestre de la UGA, James Beasley, recuerda que la comunidad científica y el público en general han recibido especulaciones y preguntas sobre el estado de la vida silvestre años después de un accidente nuclear como los de Chernobyl y Fukushima. Este estudio reciente, además de la investigación del equipo en Chernobyl, proporciona respuestas a esas preguntas.
“Nuestros resultados representan la primera evidencia de que numerosas especies de vida silvestre ahora abundan en toda la Zona de Evacuación de Fukushima, a pesar de la presencia de contaminación radiológica”, afirma en un comunicado Beasley, profesor asociado en el Laboratorio de Ecología del Río Savannah y la Escuela de Silvicultura y Recursos Naturales de Warnell.
Según Beasley, las especies que a menudo están en conflicto con los humanos, particularmente el jabalí, fueron captadas predominantemente por cámara en áreas o zonas evacuadas por humanos. “Esto sugiere que estas especies han aumentado en abundancia después de la evacuación de las personas”, explica.
TRES ZONAS
El equipo, que incluía a Thomas Hinton, profesor del Instituto de Radioactividad Ambiental de la Universidad de Fukushima, identificó tres zonas para la investigación.
Se recopilaron datos fotográficos de 106 sitios de cámaras de tres zonas: humanos excluidos debido al nivel más alto de contaminación; humanos restringidos debido a un nivel intermedio de contaminación; y zona habitada por humanos, un área donde se ha permitido que las personas permanezcan debido al “fondo” o niveles muy bajos de radiación que se encuentran en el medio ambiente.
Los investigadores basaron sus designaciones en zonas previamente establecidas por el gobierno japonés después del accidente de Fukushima Daiichi en 2011.
Durante 120 días, las cámaras capturaron más de 46 mil imágenes de jabalí. Más de 26 mil de esas imágenes fueron tomadas en el área deshabitada, en comparación con aproximadamente 13 mil en las zonas restringidas y 7 mil en las zonas habitadas.
Otras especies que se ven en mayor número en las zonas deshabitadas o restringidas incluyen mapaches, marta japonesa y macacos o monos japoneses.
Anticipando preguntas sobre la condición fisiológica de la vida silvestre, Hinton asegura que sus resultados no son una evaluación de la salud de un animal.
“Esta investigación hace una contribución importante porque examina los impactos radiológicos en las poblaciones de vida silvestre, mientras que la mayoría de los estudios anteriores han buscado efectos en animales individuales”, comenta Hinton.
EL TIPO DE HÁBITAT, MÁS IMPORTANTE QUE LA RADIACIÓN
La zona deshabitada sirvió como zona de control para la investigación.
Los científicos dicen que, aunque no hay datos previos sobre las poblaciones de vida silvestre en las áreas evacuadas, la proximidad y el paisaje similar de la zona habitada por humanos hicieron del área el control ideal para el estudio.
El equipo evaluó el impacto de otras variables: distancia a la carretera, tiempo de actividad capturado por los sellos de fecha y hora de las cámaras, tipo de vegetación y elevación.
“El terreno varía de hábitats montañosos a costeros, y sabemos que estos hábitats son compatibles con diferentes tipos de especies. Para tener en cuenta estos factores, incorporamos atributos de hábitat y paisaje como la elevación en nuestro análisis”, indica Beasley.
“Con base en estos análisis, nuestros resultados muestran que el nivel de actividad humana, la elevación y el tipo de hábitat fueron los factores principales que influyeron en la abundancia de las especies evaluadas, en lugar de los niveles de radiación”, explica el científico.
Los resultados del estudio indican el patrón de actividad de la mayoría de las especies alineado con su historia conocida o patrones de comportamiento. Los mapaches, que son nocturnos, fueron más activos durante la noche, mientras que los faisanes, que son animales diurnos, fueron más activos durante el día. Sin embargo, el jabalí dentro del área deshabitada estuvo más activo durante el día que en áreas habitadas por humanos, lo que sugiere que pueden estar modificando su comportamiento en ausencia de humanos.
Una excepción a estos patrones fue el serow japonés, un mamífero parecido a una cabra. Normalmente lejos de los humanos, fueron vistos con mayor frecuencia en las imágenes de la cámara en áreas rurales de tierras altas habitadas por humanos. Los investigadores sugieren que esto podría ser un ajuste de comportamiento para evitar el rápido crecimiento de la población de jabalíes en la zona evacuada.