No son pocos los ejemplos que se tienen en México sobre el papel que juegan los sindicatos en época electoral y, conforme pasan los años, sus prácticas son cada vez más dañinas. Esos grupos son sólo una parte de la gran estructura electoral que el diario británico Financial Times dijo le daría la victoria presidencial al PRI el próximo 1 de julio, con José Antonio Meade como su candidato en las urnas.
De acuerdo con ese influyente periódico económico, el PRI ganará los comicios federales gracias a la “formidable maquinaria electoral”. A pesar de esa pequeña acotación a su victoria, el candidato Meade tardó sñolo unos días en presumir el pronóstico en sus actos de precampaña.
Sin embargo, ni él, ni los priistas ni el propio diario repararon en los efectos nocivos para la economía de México que ha acarreado esa maquinaria.
Dar poder a los sindicatos se ha traducido bajos salarios, un crecimiento económico meramente inercial y en empleos con mínimas prestaciones por Ley. Los sindicatos son parte fundamental de la estructura que garantiza triunfos electorales, pero que en la búsqueda de alcanzar objetivos propios han facilitado los agravios a la clase trabajadora y al país entero.
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Ciudad de México, 7 de enero (SinEmbargo).– Con una sonrisa y calmando los aplausos de las personas que lo escuchaban, José Antonio Meade Kuribreña, el pre candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), presumió: “No tengo ninguna duda de que vamos a ganar. Antier lo dijo la Bruja Zulema; ayer lo dijo el Financial Times”. Y volvió a sonreír mientras su público en Aguascalientes gritaba “Pepe Presidente”.
El diario británico público el pasado 30 de diciembre que José Antonio Meade sería el candidato victorioso el próximo 1 de julio porque estará “respaldado por la formidable maquinaria electoral del PRI”.
Esa estructura, agrega el diario, puede garantizarle el 30 por ciento de los votos necesarios para ganar.
En lo que el texto no abunda es en las características de esa estructura o quienes la conforman y son los sindicatos uno de los grandes pilares que la conforman y el mismo Meade mostró la importancia que tiene ese engrane desde el mismo día en que anunció que quería ser Presidente de México.
Tan solo dos horas después del anuncio, se reunió con los militantes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). El líder, Carlos Aceves del Olmo, lo arropó y le regaló una corbata roja. Luego le dijo que tendría su “aval al cien por ciento”.
Para los doctores Lorenzo Meyer Cossío y Julio Boltvinik Kalinka, ambos investigadores y académicos de El Colegio de México (Colmex), los sindicatos son una maquinaria con poca representatividad, pero que han logrado arrasar con los derechos laborales de la mayoría, generando en gran parte las condiciones de pobreza y bajos salarios que hoy enfrenta el país.
Y en consecuencia, tendrían responsabilidad en los niveles de crecimiento económico de México, que en los últimos años, ese 2 por ciento anual promedio, podría ser producto meramente de la inercia.
Sin embargo, esos grupos que tienen la cualidad de estar organizados, saben que juegan un papel en cada elección; que de ellos depende en gran parte garantizar ese 30 por ciento de los votos que pueden dar la victoria.
“Históricamente, los sindicatos se han beneficiado de las políticas oficiales y a quien se ha perjudicado es al resto del país. Dos son los grupos que desde Miguel Alemán en adelante, han salido ganando, uno más que el otro: son los grandes empresarios y los sindicatos. Quien ha pagado el costo es el resto […] Son una maquinaria poco representativa, pero que ha logrado aplastar los derechos de la gran mayoría”, aseguró el doctor Lorenzo Meyer.
Consideró que cuando el FT dice que el PRI “tiene la gran maquinaria”, se refiere a una maquinaria creada en la época del autoritarismo puro de los años 30, 40, 50, 60, 70 y 80; una maquinaria que no surgió de un entorno democrático, sino de uno autoritario.
Para el doctor Julio Boltvinik, el costo de haber dotado de poder desde el gobierno a los sindicatos, puede verse reflejado en el Producto Interno Bruto (PIB). Si se toma en cuenta la distribución funcional del ingreso –que es la distribución entre el capital y el trabajo–, en la década de los 70, era diferente y llegó a significar el 43.5 por ciento del PIB nacional. Eso eran los salarios pagados al conjunto de los trabajadores del país, pero desde 1977-1978, la tendencia cambió. Actualmente los trabajadores participan en la distribución del PIB funcional, sólo en el 30.3 por ciento.
“En los últimos 30 años, los trabajadores dejaron que les arrebataran 13 puntos porcentuales del PIB. ¿Quién lo dejó ir? Las cúpulas sindicales cuyos líderes se enriquecieron. Ellos se enriquecieron muchísimo porque negocian a partir de los trabajadores que pueden controlar. 13 puntos del PIB se perdieron y la cúpula se enriqueció brutalmente. Se volvieron parte de la élite de las personas más ricas del país y dejaron que los salarios reales de todos los trabajadores se fueran deteriorando […] El de los trabajadores es un sector secuestrado por esos grupos que se han nutrido del poder político del PRI”, comentó.
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LO QUE NO VIO EL FINANCIAL TIMES
El Presidente Enrique Peña Nieto, ya en la recta final de su administración, habla de los 3 millones de empleos generados, pero omite que la mayoría de esos empleos creados ofrecen salarios de entre uno y tres salarios mínimos.
Un estudio realizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que en un contexto en el que las autoridades han participado en la imposición, durante décadas, de un salario que “año tras año alcanzan para menos”, se ha observado una caída “ininterrumpida” del poder adquisitivo del salario desde la década de los 80. Tan solo en los últimos cinco años, esa caída es de 11.11 por ciento.
De acuerdo con Meyer Cossío, lo que se le va al diario especializado en finanzas, es que además esto se traduce en un crecimiento económico inercial, de 2 por ciento, insuficiente para la creación de empleos más o menos dignos y para que México deje de ser un país subdesarrollado.
De los 52 millones de personas que son el total de la Población Ocupada en México, al menos el 69.3 por ciento, es decir, 36 millones de personas tienen ingresos menores a lo que la Constitución señala que debería ser el salario mínimo [cantidad suficiente para satisfacer todas las necesidades básicas].
Este deterioro se ha hecho con base en la Ley. Los estatutos laborales han sido reformados con afectaciones directas a los trabajadores, pero nadie protestó. Por el contrario, han contado con el respaldo de la CTM, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
“Lo que permitió que esta estructura se afianzara en el país, es una ley sociológica muy simple: los poquitos organizados siempre se imponen sobre la mayoría desorganizada. Los sindicatos son una minoría, pero están organizados, tienen una estructura, tienen una disciplina. Amenazan a los que están en desacuerdo, premian a los que están de acuerdo, les dan migajas, pero les dan”, dijo Meyer.
"Esa estructura la creó un partido en 89 años; tiene una burocracia que no tiene ninguna ideología, sólo intereses", añadió.
Para Boltvinik Kalinka, la estructura se moviliza para conseguir votos para el PRI pero no para defender el salario, “se movilizan y el PRI les da un derecho, un pago miserable; les pagan el día a 500 pesos o lo que sea”.
Agregó que todo esto ha significado que un trabajador promedio del país, tenga un salario menor al que tenía su padre o su abuelo, si trabajaron en el mismo sector. También significa que los jóvenes no pueden aspirar a salarios dignos, a vivir dignamente, mandar a los hijos a la escuela, educarlos y no sufrir las angustias de que antes de que termine la semana ya se acabó el dinero.
Es decir, el paso siguiente de todo esto, es la pobreza. De 2012 a 2016, sólo 68 mil 249 personas dejaron de vivir en condiciones de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). La cifra es estática desde 2008, ya que de esa fecha a la actual, sólo han salido de la pobreza cerca de 500 mil personas por año.
“El artículo del Financial Times tiene mucha razón al decir que hay una maquinaria, pero ésta no tiene nada que ver con la democracia, sino con la movilización, tanto del personal de los sindicatos, como del dinero. Y esa maquinaria es la que va a comprar el voto, la que va a inducir el voto, la que intenta mantener las cosas más o menos como están […] El Financial Times parece no querer darse cuenta de que en el largo plazo quienes están poniendo en problema la estabilidad y la paz social, son los que ahora se están beneficiando en extremo de un sistema que tiene una fachada democrática, pero que es básicamente un sistema corrupto”, concluyó Meyer.