La momia de Ötzi, de más de 3 mil años de antigüedad, también conocida como el “hombre de los hielos” del Neolítico, presenta evidencias del paso de la helicobacter, localizadas a partir del análisis de muestras del estómago.
Washington, 7 ene (EFE).- El hombre europeo más antiguo del que se tiene constancia, Ötzi, tenía una bacteria estomacal durante la Edad de Cobre, la helicobacter pylori, un descubrimiento que obliga a replantear conceptos de las primeras migraciones, según un estudio de la Academia Europea en Bozen/Bolzano (Eurac).
La momia de Ötzi, de más de 3 mil años de antigüedad, también conocida como el “hombre de los hielos” del Neolítico, presenta evidencias del paso de la helicobacter, localizadas a partir del análisis de muestras del estómago, a pesar de que ya no queda rastro de la mucosa, según publica hoy la revista Science.
Este hallazgo obliga a replantear el origen mismo del hombre europeo, ya que la versión de la helicobacter que pudo padecer Ötzi se asemeja más a la versión asiática actual de la bacteria y no a la europea.
“Habíamos asumido que nos encontraríamos en Ötzi con la misma cepa de ‘helicobacter’ que se encuentra en los europeos de hoy. Resultó ser una cepa que se observa principalmente en el sur de Asia Central y en la actualidad”, anunció el microbiólogo Frank Maixner, uno de los líderes del estudio.
Según se cree a día de hoy, existían dos tipos de cepas de la bacteria, en África y Asia, que se recombinaron para originar una versión europea, la que supuestamente padecía el humano del Neolítico cuando dejó su vida nómada y adoptó la agricultura.
La historia de la población mundial está estrechamente ligada a la historia de las bacterias, dado a que su transmisión se produce, por lo general, dentro de la familia.
“La recombinación de los dos tipos de ‘helicobacter’ solamente puede haber ocurrido en algún momento después de la era de Ötzi y esto demuestra que la historia de los asentamientos en Europa es mucho más compleja de lo que se creía”, analizó Maixner.
Para llegar a este descubrimiento, los científicos tuvieron que superar su escepticismo inicial: “La evidencia de la presencia de la bacteria ‘helicobacter pylori’ se encuentra en el tejido del estómago de los pacientes hoy en día, por lo que pensamos que era muy poco probable que encontráramos algo, porque la mucosa del estómago de Ötzi ya no está”, explicó el paleopatólogo Albert Zink.
El equipo de científicos se decidió a extraer el ADN completo del estómago de Ötzi, y después de tres años de investigación logró “reconstruir un genoma de la helicobacter pylori de 5 mil 300 años de antigüedad”, añadió.
“No se puede decir con cierto grado de certeza si Ötzi sufrió problemas estomacales, porque su tejido del estómago no ha sobrevivido y es en este tejido donde primero se pueden distinguir esas patologías. Sin embargo, en Ötzi existen las condiciones previas para una enfermedad de ese tipo”, admitió.
En cualquier caso, los científicos instan a profundizar en esta investigación para demostrar hasta qué punto estas bacterias pueden ayudar a entender cómo se desarrollaron en los humanos.
El estudio, liderado por la Eurac también contó con la aportación de las universidades de Viena (Austria), Venda (Sudáfrica), Kiel (Alemania), y del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Jena, también en Alemania. EFE