Ciudad de México, 7 de enero (SinEmbargo).– Julio Scherer García ha muerto.
Padre de generaciones de periodistas mexicanos críticos y alejados del poder, cronista de la vida política nacional, Scherer marcó la segunda mitad del Siglo XX como contrapeso permanente de gobiernos y presidentes. Y esta madrugada, alrededor de las 4:30 horas, el hombre nacido el 7 de abril de 1926 en la capital del país, dejó de vivir, informó el semanario Proceso.
El fundador de la revista murió de un choque séptico. Llevaba poco más de dos años enfermo, principalmente de problemas gastrointestinales. En abril, cumpliría 89 años. La revista informó que el 17 de octubre pasado "hizo lo que sería su última visita a la Redacción que tanto amó".
"Al despedirse, a las puertas de las oficinas del semanario que fue su vida durante sus últimos 38 años, dijo a este reportero, los ojos húmedos, que Proceso había costado muchos sacrificios y trabajo y se despidió intentando una sonrisa", dice la nota que escribe el periodista Alejandro Caballero.
Los restos del periodista mexicano son velados en la agencia funeraria del Panteón Francés y serán inhumados.
Al lugar, localizado en la colonia Legaria de la Ciudad de México se han dado cita pocas personas familiares y colaboradores del periodista. También se pueden ver algunos arreglos florales.
El Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, anunció que luego de la autorización de la familia, la UNAM rendirá a un homenaje póstumo al Julio Scherer García.
Durante la ceremonia de velación, Narro destacó la labor del periodista y declaró que tras la muerte de Scherer México perdía parte de su conciencia.
Apenas el 3 de diciembre de 2014 murió otro de los fundadores del semanario: el periodista y escritor Vicente Leñero, a los 81 años de edad, a causa de un cáncer pulmonar.
El 7 de diciembre, un mes antes de su muerte, Scherer publicó su último texto a propósito del fallecimiento de Leñero.
"Mi papá lleva años despidiéndose. 'Cuando sea flor...', nos previene. Por fortuna, he alcanzado la madurez a su lado. Justo ahora, cuando mi amor por él alcanzó su plenitud, es el momento: yo también quiero honrar a mi padre, que nunca será flor. Será árbol", escribió su hija Maria Scherer Ibarra en una semblanza sobre su padre publicada en octubre de 2014 por la revista Letras Libres.
Scherer García escribió un total de 22 libros entre 1965 y 2013. El primero fue "Siqueiros: La Piel y la entraña" (1965) (FCE 2003); 19 años después publicó uno de los más emblemáticos "Los Presidentes" (Grijalbo 1986).
El director fundador de Proceso y hasta su muerte, presidente del Consejo de Administración de CISA, compañía que edita el semanario, tenía como temática de sus libros los ex presidentes, la matanza de Tlatelolco en 1968, las cárceles y sus más renombrados presos, problemas como el de los secuestros y la delincuencia de menores de edad, entre otros.
Después de "Los presidentes" escribió: "El poder: historias de familia" (Grijalbo 1990); "Estos años" (Océano 1995); "Salinas y su imperio" (Océano (1997); "Parte de Guerra", en coautoría con Carlos Monsiváis (Aguilar 1999); "Tiempo de saber: Prensa y poder en México", en coautoría con Carlos Monsiváis (Aguilar 2003); "Los patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia" (Nuevo Siglo Aguilar 2004); "La terca memoria" (Grijalbo 2007); "La reina del Pacífico" (Grijalbo 2008); "Secuestrados" (Grijalbo (2009); "Historias de muerte y corrupción" (Grijalbo (2011); "Calderón de cuerpo entero" (Grijalbo 2012); y "Niños en el crimen" (Grijalbo 2013), entre otros.
El periodista inició su carrera en los años 40, cuando todavía no cumplía los 18 años, cuando ingresó al diario Excélsior, donde inició como mandadero en la redacción y seis años después publicaba en el vespertino Últimas Noticias y un años después en el diario.
En las páginas de este diario se pueden encontrar notas con su firma desde septiembre de 1949 a abril de 1976.
Scherer García asumió la dirección del entonces periódico más importante del país, a los 42 años, el primero de septiembre de 1968, posición que lo llevó a confrontarse con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez(1970-1976).
El periodista, junto con decenas de trabajadores, salió del diario el 6 de junio de 1976, tras una maniobra orquestada desde la administración de Echeverría Álvarez, para fundar el semanario Proceso, cuyo primer número apareció el 6 de noviembre de 1976.
Bajo su dirección, Proceso publicó portadas memorables como aquella titulada "El hermano incómodo", del 19 de noviembre de 1994, acompañada de una foto del recientemente exonerado Raúl Salinas de Gortari; "La casa de Durazo en el Ajusco" en julio de 1983, sobre las corruptelas del que fuera jefe de la policía capitalina en el sexenio de José López Portillo, junto a otro reportaje sobre "El Partenón", una narco mansión construida para ese siniestro personaje en Zihuatanejo, Guerrero; "El refugio de López Portillo en Acapulco", en enero de 1983, cuyo reportaje en interiores se destacó con la cabeza: "Una casita blanca de 2 millones de dólares en Puerto Marqués".
El 8 de enero de 1994, el país en un hilo por la declaración de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en la redacción de Proceso se recibió una invitación del EZLN dirigida a Scherer García para que este, junto con la Premio Nobel, Rigoberta Menchú y el Obispo Samuel Ruíz, fungieran como intermediarios ante la eventualidad de un diálogo con el gobierno.
La respuesta del entonces director de Proceso lo pintó de cuerpo entero, tal y como consigna el semanario:
"Agradezco la inclusión de mi nombre al lado del Obispo Samuel Ruiz y de la señora Rigoberta Menchú. Sin embargo, mi condición de periodista me obliga a la imparcialidad, difícil de sostener en la doble condición de mediador y cronista de los acontecimientos que vivimos. Debo, pues, cumplir exclusivamente con las reglas de mi profesión”.
LA ENTREVISTA CON MARCOS, "EL MAYO" Y "LA REINA DEL PACÍFICO"
El 10 de marzo de 2001, realizó una polémica entrevista al líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el subcomandante Marcos, cuando una caravana insurgente estaba por entrar a la ciudad de México, a invitación del entonces Presidente de México, Vicente Fox Quesada.
La entrevista del subcomandante con el periodista resultó un acontecimiento. El diálogo franco y directo de Scherer con Marcos fue grabado para la televisión. Y sin aviso previo, la conversación se transmitió por el canal 2, en la única ocasión en que Proceso y Televisa presentaron un trabajo periodístico conjunto.
El 3 de abril de 2010, Proceso publicó una entrevista realizada por Scherer García a Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los grandes capos del Cártel de Sinaloa, quien le confesó: “Me pueden agarrar en cualquier momento”.
“El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción”, opinó Zambada.
“Tengo a mi esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto. Ellas, las seis, están aquí, en los ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no”, le confesó el capo.
En su libro "La Reina del Pacífico / Es la hora de contar", publica una serie de entrevistas con Sandra Ávila Beltrán, detenida en septiembre de 2007 por fuerzas federales y considerada, desde Los Pinos, una de las cabezas más poderosas del narcotráfico en México, debido a sus supuestas relaciones en Colombia, posiblemente en América Latina.
“Yo no soy turista en el mundo del narco”, confesó ella, y aclaró: “He estado allí y no tendría sentido que negara la realidad. Pero eso no me hace delincuente.”
La Reina del Pacífico le confirmó la indignante relación cotidiana entre los capos de la droga, los policías y los militares; duda de que los muertos y el dinero invertidos por la sociedad y el Estado mexicanos sirvan de algo y demuestra que la corrupción es el origen del imperio de las drogas. Sin hacerlo explícito, cada una de las historias narradas por Ávila Beltrán hacen ver ingenuas las acciones del entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa: la militarización sin labor de inteligencia y la persecución que no hurga en el sistema financiero.
LOS RECONOCIMIENTOS
Scherer García recibió en 1971 el Premio María Moors Cabat y en 1977 fue reconocido como el periodista del año por Atlas Word Press Review de Estados Unidos.
En 1986 se le entregó el Premio Manuel Buendía 1986 y dos años después rechazó el Premio Nacional de Periodismo, que en ese entonces entregaba el presidente de la república en turno.
En 2001 recibió el reconocimiento Roque Dalton y en el 2002, quizá el reconocimiento que más lo conmovió: el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNP, promovido por el escritor Gabriel García Márquez, en la modalidad de homenaje.
Un año después, aceptó el Premio Nacional de Periodismo, cuando su organización y entrega se había ciudadanizado.
Ya el 20 de marzo de 2014 recibió el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Y el 3 de octubre pasado, otorgada por el Proyecto Cultural Revueltas, recibió la medalla John Reed por su trayectoria periodística y sus contribuciones a la libertad de expresión.
LA COMUNIDAD CULTURAL LAMENTA LA PÉRDIDA
Miembros e instituciones de la comunidad cultural expresaron hoy su consternación por el deceso del periodista. En sus cuentas de Twitter manifestaron su solidaridad la Fonoteca Nacional, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México y EDUCAL, que lo consideraron “un maestro ejemplar y hombre fundamental del periodismo mexicano”.
En su cuenta de la misma red social, Maria Cristina García Cepeda, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), expresó su conmoción por el deceso de Scherer, “figura fundamental del periodismo mexicano. Mi sentido pésame a su familia”, escribió.
Radio Educación, por su parte, lo califica como “Hombre crítico y congruente” y envía sus condolencias a familiares y amigos.
Lo mismo que el intelectual mexicano Enrique Krauze, quien publicó: “Con gran dolor me entero que ha muerto Julio Scherer, el más grande periodista del siglo XX en México. Lo quise mucho, lo extrañaré siempre”.
Marisol Schultz, directora de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, consideró “triste” la noticia del fallecimiento de don Julio Scherer, “pilar y sostén del mejor periodismo mexicano”.
Por separado, en uno de los “post” más sentidos, el escritor Diego Enrique Osorno, escribió: “Un día rabiosamente triste. Don Julio Scherer, un guerrero honorable y bravo del periodismo, ya no nos guiará en el campo de batalla. Nos quedaremos con su ejemplo. Descanse en paz”.
También se unieron a las condolencias Javier Solórzano, la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la librería El Sótano, el Festival Internacional de Cine de Mérida, Yucatán (FICMY Film Festival) y Canal 22, que ponderaron la labor de Scherer.