Los investigadores quieren tener la seguridad de que si las personas contraen COVID-19, a pesar de haber sido vacunadas, desarrollan una forma más leve de la enfermedad. La carrera por una vacuna contra el coronavirus ha sido una empresa mundial desde el principio. Cuando los científicos chinos compartieron el genoma del virus el 10 de enero, investigadores de todo el mundo empezaron a diseñarlas.
–Con información de Associated Press y EFE
Ciudad de México/Taipei/Washington/Moscú, 6 de diciembre (SinEmbargo).– Rusia inició ayer sábado. Gran Bretaña comenzará el martes. Estados Unidos este mes (aunque Trump dice que esta misma semana). Lo mismo Turquía. Cientos de miles de personas ya han sido vacunadas en China y miles en los Emiratos Árabes Unidos y otros lugares. México espera probar con 250 mil dosis este mismo mes. En todo el mundo están comenzando, o están a punto de comenzar las campañas de vacunación masiva.
Pero estos esfuerzos son muy distintos país por país. Algunas vacunas que se pondrán a disposición de la gente no han completado ensayos en humanos. Otras sí. Las vacunas que tienen más seguridad, como las de Pfizer y BioNTech, fueron aprobadas en Gran Bretaña y se espera que este jueves pasen las pruebas en Estados Unidos. Se supone que son las que tienen más evidencia de eficacia y seguridad; son las que usará México. Pero las vacunas de Rusia y China generan incertidumbre y los expertos dicen que deberían ser aún más probadas antes de administrarse a millones de personas sanas.
Los investigadores quieren tener la seguridad de que si las personas contraen COVID-19, a pesar de haber sido vacunadas, desarrollan una forma más leve de la enfermedad. La carrera por una vacuna contra el coronavirus ha sido una empresa mundial desde el principio. Cuando los científicos chinos compartieron el genoma del virus el 10 de enero, investigadores de todo el mundo empezaron a diseñarlas.
En marzo, Moderna (Estados Unidos) y Sinovac (China) lanzaron los primeros ensayos clínicos de vacunas contra el coronavirus en humanos. Más fabricantes de vacunas se unieron al esfuerzo, incluso en India, Tailandia y Cuba. En la actualidad, hay 13 vacunas en ensayos finales en humanos de fase 3 y un total de 58 vacunas que se están probando en personas. Docenas más están en pruebas preclínicas.
Las vacunas varían. Las de Moderna y Pfizer utilizan una tecnología relativamente nueva, creando moléculas genéticas encerradas en burbujas aceitosas. La vacuna Sputnik usa adenovirus para transportar genes. Las vacunas Sinovac y Sinopharm de China contienen coronavirus muertos. Hay mucho escepticismo en todo el mundo. Y quizás muchos tengan la razón en estar nerviosos porque una vacuna normalmente se desarrolla en 6 o más años. Ahora fue en 9 meses y poco más.
DE CHINA CON AMOR
Los gobiernos provinciales de toda China hacían sus pedidos de vacunas experimentales contra el coronavirus producidas de forma local, aunque las autoridades sanitarias aún no sabían con exactitud hasta qué punto funcionaban o cómo podrían llegar hasta los mil 400 millones de personas en el país. Los laboratorios ultimaban sus últimos ensayos, según dijo el jueves el ministro chino de Exteriores durante una reunión de Naciones Unidas, mientras que Gran Bretaña ha autorizó el uso de emergencia de la candidata a vacuna de Pfizer Inc. y los proveedores trataban de organizar la distribución.
La incipiente industria farmacéutica china tiene al menos cinco vacunas de cuatro compañías en ensayos clínicos en más de una docena de países, como Rusia, Egipto y México. Los expertos en salud señalan que aunque tengan éxito, el proceso de certificación para Estados Unidos, Europa, Japón y otros países desarrollados podría ser demasiado complejo para que se utilicen allí. Sin embargo, China dijo que se aseguraría de que sus productos eran asequibles para los países en desarrollo.
Una de las productoras, China National Pharmaceutical Group, conocida como Sinopharm, indicó en noviembre que había solicitado la autorización final de comercialización para su vacuna en China. Otras han sido autorizadas para su uso de emergencia en personal sanitario y otras personas consideradas como en gran riesgo de contagio. “Debemos estar preparados para la producción a gran escala”, dijo Sun Chunlan, viceprimer Ministro y que ha supervisado buena parte de la gestión de la pandemia en el país, durante una visita el miércoles a empresas desarrolladoras, según la agencia oficial de noticias Xinhua.
Sun visitó una de las filiales en Beijing en Sinopharm; a otra compañía, Sinovac, y un laboratorio de investigación incluido en la Administración Nacional de Productos Médicos, una agencia reguladora que autoriza el uso de productos médicos. El Gobierno aún no ha dicho a cuánta gente piensa vacunar. Sun indicó que los planes apuntan a vacunar este mes al personal de fronteras y otros grupos de alto riesgo.
Las empresas chinas utilizan técnicas más tradicionales que las fabricantes occidentales.
A diferencia de la vacuna de Pfizer, que debe mantenerse a temperaturas de hasta 70 grados Celsius bajo cero (94 grados Fahrenheit bajo cero), han señalado que la suya puede almacenarse entre los 2 y los 8 grados Celsius (de 36 a 46 Fahrenheit). Las fabricantes chinas aún no han detallado cómo podrían distribuir los fármacos.
Más de un millón de personas en China han recibido vacunas experimentales dentro de la autorización de emergencia. Los expertos sanitarios cuestionan por qué se ha hecho de forma tan masiva ahora, cuando el brote está en gran parte controlado dentro de sus fronteras. Las autoridades sanitarias dijeron antes que China podría fabricar 610 millones de dosis para final de este año y ampliar la cifra a mil millones de dosis el año que viene. Por el momento, las fabricantes no han publicado los datos de efectividad y posibles efectos secundarios de sus vacunas.
Sinpharm tiene en marcha ensayos clínicos en 10 países, incluidos Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania, Perú y Argentina, con casi 60 mil voluntarios. Ha construido dos centros en China que pueden fabricar 200 millones de dosis al año. Sinovac, por su parte, tiene ensayos en Brasil, Turquía e Indonesia. Su publicación más reciente, un estudio recogido en la revista científica The Lancet, mostraba que su candidata producía niveles de anticuerpos inferiores a los de personas recuperadas del COVID-19. La empresa estimaba que podría producir unos pocos millones de dosis de la vacuna para febrero o marzo de 2021.
Otra fabricante, CanSino, dirige ensayos en Rusia, Pakistán y México, y aspira a llegar a acuerdos con países latinoamericanos. Su vacuna, que ha utilizado el ejército chino bajo autorización de emergencia, utiliza un adenovirus inofensivo para llevar genes a las células humanas y generar una respuesta inmune. Una cuarta compañía, Anhui Zhifei Longcom Biologic Pharmacy Co, está realizando sus últimos ensayos en varios lugares de China.