Una red de monjas abandono sus hábitos par salir a las calles e infiltrarse en burdeles como prostitutas para liberar a mujeres que son víctimas de trata de blancas y esclavitud, así informó Fox News.
Ciudad de México, 6 de diciembre (SinEmbargo).- Una red de monjas abandono sus hábitos par salir a las calles e infiltrarse en burdeles como prostitutas para liberar a mujeres que son víctimas de trata de blancas y esclavitud, así informó Fox News.
El grupo conocido como Talitha Kum se encuentra conformado por mil 100 religiosas, distribuidas en al menos 80 países, con el fin de extender su ayuda a la mayor cantidad de mujeres posible. El fundador del grupo es John Studzinski, un banquero, inversionista y filántropo.
Según informa la cadena de noticias, Studzinski busca ampliar el alcance de la agrupación a 140 países, pues en los lugares que ya se encuentran han logrado grandes casos de éxito rescatando a mujeres.
“Estas hermanas no confían en nadie”, afirmó el banquero para Fox News. “No confían en los gobiernos, no confían en las empresas, y no confían en la policía local. En algunos casos no pueden confiar ni en el clero masculino”, dijo en un discurso el 18 de noviembre.
Debido a la perdida de fe en los gobiernos, las monjas han decidido formar ese grupo sin que nadie sepa su verdadera identidad. En el entorno en el que se mueven estas mujeres, pueden acoger a las mujeres que sufren casos graves de esclavitud y misoginia, insistió el fundador.
Según la Organización Internacional del Trabajo, casi 21 millones de personas son víctimas de trabajos forzados o esclavitud. De esa cifra, 11.4 millones son mujeres y niñas. Casi 19 millones de víctimas son explotadas por particulares o empresas privadas; de aquellos explotados por particulares o empresas, 4.5 millones son víctimas de la explotación sexual forzada, según la OIT.
“La trata de personas es la esclavitud moderna y es un fenómeno mundial,” dijo a Fox News Robyn Pastor, portavoz de Amnistía Internacional. En ese sentido, Studzinski citó varios casos graves de explotación sexual, entre los que destaca el caso de una mujer que fue obligada a sostener relaciones sexuales con diez hombres al mismo tiempo.
“Las víctimas son objeto de trata en una serie de trabajos peligrosos incluyendo el trabajo agrícola, talleres clandestinos, el servicio doméstico y la prostitución forzada. Además están sometidos a abusos sexuales y otras formas de violencia”, dijo Robyn Pastor. “La trata es un abuso fundamental de los derechos humanos e incluye el abuso de los derechos a la integridad física, la vida, la libertad, la seguridad personal y la dignidad”.
Se puede o no estar de acuerdo con las medidas tomadas por parte de este grupo, pero lo que no deja de ser una realidad es que la trata de blancas y la esclavitud son una realidad lacerante que se vive en todos los rincones del mundo hoy en día.
Pocas son las mujeres que logran escapar de las mafias que las explotan, muchas menos son las que se atreven a alzar la voz. Millones de personas mueren privadas de su libertad. La misma cantidad de familias padecen año tras año sin saber la procedencia de su familiar. Cuando ninguna ley o medida de seguridad es suficiente para garantizar la erradicación del horror, lo que se gesta en la comunidad es el enojo.
En algunos casos dicha efervescencia resulta en violencia; en el caso de este grupo de monjas, hizo que se volvieran prostitutas.