Arnoldo Kraus

La enfermedad del mundo es muy grave, pero el Poder hace oídos sordos: Arnoldo Kraus

Arnoldo Kraus

La enfermedad del mundo es muy grave, pero el Poder hace oídos sordos: Arnoldo Kraus

Arnoldo Kraus

La enfermedad del mundo es muy grave, pero el Poder hace oídos sordos: Arnoldo Kraus

06/11/2022 - 12:00 am

El médico, profesor y escritor Arnoldo Kraus habló con SinEmbargo sobre Bioética. Manifiesto por la Tierra, un trabajo que él coordina y en el que participan expertos de diferentes disciplinas en torno a un tema de elemental importancia: la debacle de nuestro mundo.

Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).– “La enfermedad del mundo es muy grave, muy, muy grave”, pero el Poder, ya sea político, económico e incluso religioso, ha optado por hacer oídos sordos a las alarmas que se han prendido sobre el destino al que se precipita el ser humano con la depredación que ha hecho de la Tierra, sus recursos y las demás especies que ahí habitan, planteó el médico, profesor y escritor Arnoldo Kraus.

Kraus es el coordinador de Bioética. Manifiesto por la Tierra (Debate) que reúne a un conjunto de expertos en diferentes disciplinas para reflexionar en torno a lo planteado hace más de 50 años en Bioethics: Bridge to the Future de Van Rensselaer Potter, bioquímico estadounidense que retomó el término bioética, acuñado previamente por Fritz Jahr, cuyo propósito consiste en sumar las voces de humanistas y científicos a favor de la Tierra.

Así este libro reúne las voces de Eduardo Matos Moctezuma, Mauricio Beuchot, Jacqueline Peschard, Rolando Cordera, José Sarukhán, Ángeles González Gamio, Ana Barahona, Herminia Pasantes, entre otros.

“Yo diría que la bioética es la ciencia que se encarga de la supervivencia. Supervivencia, como he explicado en alguna otra ocasión, primero del ser humano, después de su círculo inmediato que es la familia, de ahí el círculo más cercano que es la sociedad de ahí pasamos a la nación o al país y finalmente a la Tierra, al Universo”, compartió en entrevista Kraus.

Arnoldo Kraus remarcó “que la supervivencia de uno depende de la supervivencia del otro y siendo nuestra especie tan devastadora, tan destructora, tan sorda y tan contumaz, pues si no le ponemos un alto a lo que le hacemos a nuestra casa, la Tierra, pues se avecina un final pronto, no de la tierra, pero sí de nuestra especie y habitantes similares como peces, como mamíferos, como insectos, como el agua contaminada, etcétera”.

Cuestionado en ese sentido sobre la responsabilidad que tienen en esta debacle los distintos poderes, advirtió que “hay un eje que suma el poder de los políticos, el poder de los empresarios y el poder de los religiosos fanáticos que hacen sus homilías en iglesias, en templos o en centros musulmanes, entre ellos tres que de repente no sé quién es el político, no sé quién es el empresario y no sé quién es el religioso fanático porque como ahora vemos, se entremezclan mucho entre ellos y el ascenso de gobiernos ultra religiosos que cada vez existen más, pues suma tres poderes enfermos: políticos empresarios y religiosos fanáticos que son suerte de cáncer muy agresivo, muy maligno”.

También reflexionó que la gente pobre “que está en estados de miseria” no puede preocuparse por la bioética “porque se preocupa por la supervivencia del día mañana, pasado, unas semanas muy lejos, la supervivencia es la medicina para los chiquitos enfermos, es el agua que no cae en la casa, es conseguir el pan, cosas que afortunadamente uno no tiene la idea de lo que sucede eso”.

Este libro reúne las voces de Eduardo Matos Moctezuma, Mauricio Beuchot, Jacqueline Peschard, Rolando Cordera, José Sarukhán, Ángeles González Gamio, Ana Barahona, Herminia Pasantes, entre otros. Foto: Especial

“Entonces no le podemos exigir a la gente pobre o muy pobre que se preocupe por la bioética, no les podemos exigir que piensen qué hacer con el uso del agua, porque no la tienen, qué hacer con botellas de plástico no retornables porque quizás no las tienen y la bioética sí se preocupa por la supervivencia de las personas pobres”, ahondó.

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—¿Qué es la bioética, cómo nace y cuál es la importancia sobre todo para trazar este puente hacia el futuro que cada vez está más corto?

—El término realmente nace en los treintas del siglo pasado, ahí hay tres textos míos en donde mencionó a Fritz Jahr, un teólogo y filósofo alemán que creó el término bioética separando la palabra bio-ética y que no fue muy escuchado porque fue en tiempos anteriores al nacionalsocialismo donde el interés era pues asesinar a la gente y por eso no se le hizo caso a este teólogo, filósofo, pastor alemán Fritz Jahr.

El término lo retomó hace 51 años exactamente un químico estadounidense, el doctor VR Potter. Lo trajo a la palestra nuevamente y lo podemos dividir en dos palabras ‘bio’, vidas, naturaleza y la palabra ‘ética’ que viene de la filosofía, es decir, la unión, la suma de cuestiones biológicas con la mirada desde la filosofía, desde la ética, la ética es disciplina de la filosofía, la unión de dos palabras fundamentales para la humanidad para la Tierra para el contexto en el cual estamos hablando. Son palabras inseparables, lo que le sucede a la biología para mal, para bien, lo que hace la filosofía para bien, para mal, con cuestiones biológicas es y crucial, son vínculos interdependientes de uno se termina el otro y del otro se camina al primero.

Si yo quisiera definir sucintamente tomando ideas del libro, que no está traducido al español, Bioética un puente hacia el futuro, pues yo diría que la bioética es la ciencia que se encarga de la supervivencia. Supervivencia, como he explicado en alguna otra ocasión, primero del ser humano, después de su círculo inmediato que es la familia, de ahí el círculo más cercano que es la sociedad de ahí pasamos a la nación o al país y finalmente a la Tierra, al Universo; y viceversa de la Tierra, a la nación, a la sociedad, al Universo. Estamos todos ligados, coligados con la idea de sobrevivir supervivencia es la palabra que nos une, es un entramado complejo y parecería exagerado, pero la supervivencia de uno depende de la supervivencia del otro y siendo nuestra especie tan devastadora, tan destructora, tan sorda y tan contumaz, pues si no le ponemos un alto a lo que le hacemos a nuestra casa, la Tierra, pues se avecina un final pronto, no de la tierra, pero sí de nuestra especie y habitantes similares como peces, como mamíferos, como insectos, como el agua contaminada, etcétera.

—¿Es imprescindible empezar a transitar hacia otro tipo de modelo económico para poder llegar a cruzar este puente hacia un futuro en el que la supervivencia de todos prevalezca a todo tipo de intereses?

—La bioética se preocupa de diversos tópicos entre ellos, por supuesto, la economía. Hay una parte que se llama la economía moral y es muy buena tu pregunta por dos razones que voy a comentar. La gente pobre o muy pobre o que está en estados de miseria no puede preocuparse por la bioética, se preocupa por la supervivencia del día mañana, pasado, unas semanas muy lejos, la supervivencia es la medicina para los chiquitos enfermos, es el agua que no cae en la casa, es conseguir el pan, cosas que afortunadamente uno no tiene la idea de lo que sucede eso.

Yo he trabajado largo tiempo en hospitales de gente sin recursos y entiendo lo que sucede cuando no se tienen recursos, cualquiera lo entiende, entonces no le podemos exigir a la gente pobre o muy pobre que se preocupe por la bioética, no les podemos exigir que piensen qué hacer con el uso del agua, porque no la tienen, qué hacer con botellas de plástico no retornables porque quizás no las tienen y la bioética sí se preocupa por la supervivencia de las personas pobres.

Para no ir más lejos, en nuestro país, en México, cuántos millones de pobres hay, aquí en general las estadísticas de nuestros países mienten se la pasan mintiendo, hablan de 50 millones, 60 millones, si les creemos ese es el número de pobres en México o en estado de miserias y aceptamos ese término como algo más allá de la pobreza, a ellos no se les puede exigir que hablen de de Bioética o de la supervivencia porque suficiente tienen con su cotidianidad y las preocupaciones fundamentales del día a día.

La segunda cuestión, que va más allá, es que los países más pobres son los que menos contaminan el mundo, los países que más contaminan el mundo son los países más ricos, por decir algo muy sencillo, los vertederos de basura en los países pobres reciben la basura de los países ricos. Si uno ve lo que hay en los vertederos de África y de Asia son botellas de plástico, computadoras viejas, fierros que ya no sirven y plástico, plástico y plástico de países ricos, entonces los países pobres sufren las consecuencias del exceso de uso de recursos naturales, no naturales de los países ricos.

Entonces aquí hay una interdependencia muy enferma porque los países ricos en Europa, Estados Unidos no le piden permiso a los países africanos así como nosotros con todos los santos por lo menos y otros vertederos que hay en México no le pedimos permiso a los pobres que habitan alrededor y que se enferman porque los desechos que se tiran en estos sitios a la larga son fuente de contaminación y de enfermedad por aguas estancadas, etcétera y todos hemos visto las atroces y tristes figuras de tortugas, peces y pájaros en el mar que mueren por plásticos que se han tirado precisamente por gente que consume muchos recursos no naturales.

“Administrar la catástrofe es veraz”. Foto: AP

—Es importante conocer su opinión en cuanto al modelo económico, pero también sobre la verdadera relevancia de todas estas cumbres que se llevan a cabo en la que vemos a los líderes mundiales tomándose la foto y hablando de buenos deseos. Al final ellos son quienes toman las decisiones sobre las políticas públicas que van a implementar y que son las que de alguna manera impactan en el medio ambiente en este mundo en el mundo.

—Lo que dices es adecuada porque vemos que hay reuniones y fotografías por todas partes, la última creo que fue los Acuerdos de París, que más que acuerdos de París fueron desacuerdos de París, no lo firmó esta persona innombrable, Trump él no lo firmó, por ejemplo, y muchas otras países no lo firmaron creo que lo firmaron 95 de 195 países en los acuerdos de París, desacuerdos de París yo lo llamaría y los anteriores de Kioto fue igual. ¿Quiénes firman esto? ¿Quiénes hacen esto? Los políticos, los que tienen el poder. Siempre me gusta recordar que Pasolini, este gran cineasta cuya muerte acabó trágicamente no solo por cuestiones de haber sido maltratado por sus inclinaciones sexuales, sino porque denostaba mucho al poder, utilizaba la palabra Poder con mayúscula. El poder que ahora dirige el mundo es un poder patológico, enfermo, ¿cuántos presidentes son rescatables y admirables?

¿En cuántas personas nos podríamos recargar para pensar que el mundo va mejor? ¿Cuántos países son sanos, tienen salud por un gobierno que funcione bien? Y ahí en esta pregunta que hablas de poder y de políticos tendremos que hablar también, pues hay un eje que suma el poder de los políticos, el poder de los empresarios y el poder de los religiosos fanáticos que hacen sus homilías en iglesias, en templos o en centros musulmanes, entre ellos tres que de repente no sé quién es el político, no sé quién es el empresario y no sé quién es el religioso fanático porque como ahora vemos, se entremezclan mucho entre ellos y el ascenso de gobiernos ultra religiosos que cada vez existen más, pues suma tres poderes enfermos: políticos empresarios y religiosos fanáticos que son suerte de cáncer muy agresivo, muy maligno.

¿El mundo puede seguir así? Sí, puede seguir así, hay que recordar que de los 8 mil millones que somos ahora aproximadamente 7 mil 800 millones, 3 mil 500 son entre pobres y muy pobres y ahí si lo desglosas cuántos no tienen agua, cuántos mueren por inanición, cuántos mueren por enfermedades infecciosas, cuántos niños mueren en diversos países, pues veremos que el modelo actual del mundo es una porquería, aunque el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional hablen de que hay mejoras y mejoras y mejoras, pues hay que ir a la sierra de Oaxaca o hay que escuchar a las comunidades indígenas que están en contra del Tren Maya, o hay que ir al desierto de Zacatecas, o hay que ir a la sierra de Puebla, me quedo con México porque basta México para entender lo que es el concepto de miseria y comprender que las cifras alegres de nuestro gobierno o del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial son mentiras, son unas una sarta de mentiras que no se agotan.

Estados Unidos seguirá participando en las reuniones y negociaciones internacionales de actuales y futuros acuerdos sobre cambio climático. Foto: AP

A diferencia de los que ven que el mundo camina bien, no, no camina bien y mientras no camina bien y haya tanta pobreza, hablar de Bioética a esta gente que no tiene la supervivencia asegurada de hoy, mañana y pasado, pues es imposible, pero los que tenemos el privilegio de tener voz, como tú, como yo, como quien lea esto, pues tenemos que hacer algo. ¿Qué es lo que hay que hacer? Tratar de contagiar el mínimo de conceptos de Bioética en cuanto a la preservación del entorno, todos sabemos cómo preservar, todos sabemos cómo consumir menos, todos sabemos cómo contaminar menos. Si me preguntan y me lo han preguntado, ¿qué quieres Kraus de este libro? Pues contagiar ideas en donde las personas se den cuenta de que sí se avecina el final de la nuestra especie tal y como la vivimos en 10 o 20 años. Habrá la guerra por el agua que se ha dicho, todo el mundo dice que hay alimentos para todos pero que se mal distribuye, tampoco es cierto.

—¿Tendremos que administrar catástrofe o estamos todavía a tiempo de poder idear un modelo sustentable?

—Yo creo que ya no hay retorno, eso es lo que yo interpreto a lo que dicen los científicos, yo creo que dijiste tú una idea buena, triste, pero buena, administrar la catástrofe es lo que nos queda, no creer en lo que nos venden del reciclaje. Yo creo que la gente no sabe por qué no se recicla, no se recicla porque es mucho más barato seguir produciendo botellas que reciclar botellas. También hay un texto para Nexos, donde también escribo, donde hablo de la plastificación del mundo, estamos asfixiados en plásticos, la gran invención del plástico que creo que data de mediados del siglo pasado se ha convertido en una catástrofe por el mal uso y el uso excesivo del plástico.

Entonces administrar la catástrofe es veraz, es donde estamos, es lo que nos advierten los grandes científicos porque también para concluir yo soy consciente que la naturaleza por sí tiene sus ciclos y produce lo que produce inundaciones, incendios, tsunamis, etcétera, pero de ahí aquí la humanidad no tenga nada que ver, como dicen los creacionistas asociados a Bolsonaro, a Trump o a Ortega en Nicaragua, pues no es cierto, los creacionistas nos venden las ideas de que todo es la naturaleza y que el ser humano poco tiene que ver, tiene mucho que ver tiene mucho que ver, México es un ejemplo de lo mal que hacemos las cosas. No sé cuántas refinerías se construyen en el mundo. Yo creo que es la única que se construye en el mundo y estamos construyendo esto y comprando otra hace poco en Texas.Cómo puede haber oídos sordos a las comunidades indígenas que habitan alrededor del Tren Maya y a los ecologistas que hacia el final de Tren Maya advierten y advierten y advierten y no son recibidos en palacio por López Obrador y su gente donde las advertencias se suman a otras advertencias. Entonces mientras haya oídos sordos en el poder, hablé de México, pero claro, podemos hablar de Bolsonaro, de Polonia y de Hungría, países ultraderecha, pues la enfermedad del mundo es muy grave, muy, muy grave.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.