En entrevista con SinEmbargo, el periodista Pablo Reinah habla sobre cómo logró evidenciar que el Gobierno había mentido a la opinión pública con el montaje del Caso Cassez, una conducta que arrastraría la Policía de Genaro García Luna, ahora preso en Estados Unidos por narcotráfico.
Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).– El periodista Pablo Reinah vio cambiar su vida la madrugada del 9 de diciembre de 2005 durante la cobertura que hizo de un operativo que, se le dijo, transcurría en tiempo real en el rancho Las Chinitas. El periodista trabajaba en ese entonces en Televisa, que transmitió en vivo lo que, después se supo, era un montaje protagonizado por la Agencia Federal de Investigación (AFI), que entonces encabezaba Genaro García Luna, en el que se aseguró que se estaba deteniendo a una banda de secuestradores, que entre sus integrantes tenía a una ciudadana francesa: Florence Cassez.
Dos meses después de este hecho, el Gobierno de Francia empezó a pedirle explicaciones al de México dando pauta a una serie de circunstancias que revelaron el actuar indebido de una corporación que se transformaría en la Policía Federal, que quedaría bajo el mando de García Luna y que arrastraría los mismos vicios que fueron evidenciados en este episodio.
“Las autoridades no tienen por qué ni deben mentir a la opinión pública porque, ojo, no le estaban mintiendo a un reportero o a varios, le estaban mintiendo a la opinión pública, le estaban mintiendo a todas las personas que de alguna manera estaban siguiendo una transmisión o leyeron esta noticia”, expresó en entrevista Reinah, quien a más de 15 años de estos hechos ha publicado El caso Florence Cassez. Mi testimonio (Aguilar, 2021), en el cual relata la batalla que emprendió para limpiar su nombre.
El llamado caso Cassez significó un conflicto diplomático con Francia en el Gobierno de Felipe Calderón y llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que ordenó la liberación de la ciudadana francesa a causa de las violaciones que significaron a sus derechos el montaje que montó la corporación a cargo de García Luna.
En toda esta trama irregular quedó atrapado el periodista Pablo Reinah, quien fue despedido por Televisa y señalado de estar detrás de este montaje. En lo más burdo de los hechos, García Luna incluso aseguró que lo que se transmitió al aire fue a petición de unos periodistas de los que no se dio el nombre.
Reinah cuenta además cómo logró evidenciar que el Gobierno había mentido a la opinión pública con el montaje que había llevado a cabo sobre este operativo. Una conducta que arrastraría la Policía de García Luna, ahora preso en Estados Unidos por narcotráfico. Otro de los responsables de estos hechos, Luis Cárdenas Palomino, ahora enfrenta a la justicia, precisamente por haber cometido tortura en este caso, contra Israel Vallarta, además de ser acusado también en EU por narcotráfico.
“Ahora nos estamos enterando que la autoridad de aquel entonces protegía un cártel y por el otro lado atacaba a otro. Los resultados los estamos viendo. Es Estados Unidos quien está empezando a hacer justicia de lo que ocurrió en nuestro país, cuando debiera de ser al revés. Nuestro país debería estar haciendo justicia. Las consecuencias desgraciadamente de no haber tenido una autoridad comprometida con la seguridad de los mexicanos es tener ahora la inseguridad que vivimos”, comentó en relación a las evidencias que muestran la colusión de las autoridades de aquella época con el crimen organizado.
En cuanto a qué ganaba y sobre todo qué esperaba Televisa con volverlo el chivo expiatorio del caso, responde: “Claro que me lo he preguntado y claro que no tengo la respuesta. La deberían de dar ellos: por qué decidieron aliarse a una autoridad y no defender a su periodista”.
Y agrega: “Siempre he dicho que Televisa compró una culpa que no existía. Yo fui a cubrir un operativo y lo hice como lo hubiera hecho en cualquier circunstancia. Esa respuesta no la tengo yo. No sé por qué decidieron eso”.
En relación a Carlos Loret de Mola, por aquel entonces conductor del Programa Primero Noticias, y si sabía o no sobre el montaje, Reinah evita ahondar en la polémica: “No tengo ningún elemento para decir que él sabía. Ha dicho que no sabía. Yo supongo que no sabía”.
En lo que es enfático, es en la necesidad de establecer mecanismos para la defensa de los periodistas para que nadie más tenga que pasar por el acoso y los abusos que él enfrento, tanto del poder como por parte de Televisa.
“Mi caso fue muy mediático y de alguna manera levanté la voz para que no quedara como un caso más, pero faltan mecanismos de defensa para el periodista y tenemos que estar más fuertes y unidos porque en México somos vulnerables. Si el medio no te respalda y si eres independiente, no hay quién te respalde”, señaló.
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—Ya hace más de 15 años de ese episodio, del caso Florence Cassez, de un montaje en el que pudiste comprobar que las autoridades montaron este operativo, del que tú no estuviste enterado. ¿Hay algo que hubieras hecho distinto ese día?
—Fíjate que no. Esta es una pregunta que me han hecho mucho y no hay forma de que yo hubiera hecho algo distinto porque yo fui a reportear un operativo, no era el primero que yo reporteaba. Con la información que yo tenía, lo que estaba viendo y las entrevistas que me permitieron hacer no hubiera podido hacer algo distinto. Yo hice mi trabajo, mi trabajo estuvo hecho, mi trabajo de reportero fue acudir a una fuente oficial, que en este caso era la Agencia Federal de Investigación, entrevistar a quienes me permitirían entrevistar, porque eso fue parte de estar ahí, y narrar lo que veía. Las tres cosas las hice. Creo que eso es lo que normalmente hace un reportero.
La información se confirma y la confirmé con la fuente oficial. El problema es que la fuente oficial mintió. Al mentir la fuente oficial, entonces ahí hubo una manipulación de la realidad, una utilización de los medios y de los periodistas. Y esta pregunta me lleva a decir algo que me parece que es muy valioso, porque ahí no solamente estuve yo. Ahí estuvimos varios reporteros. Unos llegamos antes y otros después, pero finalmente todos vimos lo mismo. A todos se nos dio la misma información y se nos permitió recorrer el lugar, y realizar las entrevistas a los mismos personajes que eran los liberados y los supuestos secuestradores. Si tú revisas los periódicos de aquel entonces, de ese día las transmisiones que se realizan en vivo en la radio y la televisión, y los periódicos de los días subsecuentes, nadie reportó algo extraño. Todos reportamos un operativo porque eso es lo que vimos.
¿Teníamos la obligación nosotros de descubrir algo distinto? Nosotros fuimos como reporteros a reportar lo que en ese instante vimos que estaba ocurriendo. ¿Teníamos que dudar de la autoridad?, ¿debimos haber pensado que la autoridad mentía? No es usual que la autoridad mienta. Entonces, la respuesta es no. Todos los reporteros que estuvimos ahí hicimos nuestro trabajo y todos los medios reportearon ese día, al día siguiente y todos los días subsecuentes, un operativo.
Fue dos meses después que nos enteramos que eso era un montaje y nos enteramos porque el Gobierno de Francia empezó a pedirle explicaciones al Gobierno de México, y el Gobierno de México entonces empezó a buscar —supongo— qué había pasado y cómo había actuado la propia autoridad, o sea ellos mismos. Una pregunta que yo siempre me he hecho es cómo se dio ese episodio, porque yo me enteré en Televisa, por quien era mi superior, que eso había sido manipulado debido a que había estado (Genaro) García Luna en un programa de Denise Maerker diciendo que había sido una recreación.
El tema es que fui a hacer mi trabajo de reportero y mi trabajo estuvo hecho.
—A partir de este caso hay una situación que persiste, al final quedó demostrada la manera en cómo se manejaba la Policía de Genaro García Luna, ahora preso en EU por narcotráfico. Pero esta manera de actuar también se replicó en el Gobierno de Peña Nieto, tenemos el caso Tlatlaya, por ejemplo, donde las autoridades salen a decir algo que no corresponde a los hechos. ¿Qué credibilidad pueden tener las autoridades con estas actuaciones?
—Yo creo que las autoridades siguen siendo la fuente oficial. Las autoridades no tienen por qué ni deben mentir a la opinión pública porque, ojo, no le estaban mintiendo a un reportero o a varios, le estaban mintiendo a la opinión pública, le estaban mintiendo a todas las personas que de alguna manera estaban siguiendo una transmisión o leyeron esta noticia. Nosotros cuando necesitamos una entrevista acudimos a una fuente oficial. Dependiendo por supuesto la noticia que estás cubriendo es la fuente que acudes. ¿Debemos de creerles? Tendríamos que creerles. ¿Ellos deberían de mentirnos? Deberían de decirnos la verdad. Lo que no puede ocurrir es que nos manipulen como medios y como sociedad. Claro que hoy cuestiono más, pero cuestiono más su actuación, que hagan su trabajo porque nosotros hicimos el nuestro. A ellos les toca hacer el suyo y hacerlo bien.
—¿Esto en su momento se cuestionó lo suficiente a Genaro García Luna?
—No, se debió haber cuestionado a Genaro García Luna, a Luis Cárdenas Palomino a Facundo Rosas. Se les debió haber cuestionado y juzgado, pero no por este operativo. En el libro narro otros escenarios que están en duda hoy que no los cubrí yo. Aquí el tema no soy yo. Levanté la voz porque salí agraviado y no me respaldó el medio en el que yo trabajaba y porque la autoridad me dejó en medio. Pero claro que se les debió haber cuestionado. Narro en el libro que acudí a una conferencia de prensa para cuestionarlo. Y no se permitieron preguntas ni respuestas. A Genaro García Luna no lo conocía. Fue la primera vez que lo vi en persona. Era una conferencia para hablar sobre el caso Martí y después de eso lo volví a ver en Nueva York. Ahora en la Corte fui a cubrir parte de su juicio. Lo he visto dos veces de lejos, nunca hablé con él. Lo que hice fue intentar cuestionarlo cuando pude.
–¿Qué ganaba y sobre todo qué esperaba Televisa con volverte chivo expiatorio del caso, te lo has preguntado?
—Claro que me lo he preguntado y claro que no tengo la respuesta. La deberían de dar ellos: por qué decidieron aliarse a una autoridad y no defender a su periodista. Lo que siempre he dicho es que en el momento en que ellos deciden despedirme a mí en lugar de cuestionar o defenderme como parte de su equipo de reporteros y cuestionar duramente a la autoridad, siempre he dicho que Televisa compró una culpa que no existía. Yo fui a cubrir un operativo y lo hice como lo hubiera hecho en cualquier circunstancia. Esa respuesta no la tengo yo. No sé por qué decidieron eso.
—En torno a Loret de Mola se ha mantenido el debate a si sabía o no del montaje. Se le pidió que parara. ¿Lo sabía? ¿Cuál es tu postura?
—No tengo ningún elemento para decir que él sabía. Ha dicho que no sabía. Yo supongo que no sabía. Es lo que te podría decir.
—¿Qué tanto sirvió Televisa, con la serie El Equipo y demás acciones, por ejemplo, y otros medios a formar esta narrativa que tanto se empeñó García Luna de vender una policía experimentada?
—La serie El Equipo fue una serie que llegó en muy mal momento, en un momento muy desafortunado que por lo mismo no tuvo éxito porque la policía siguió actuando mal. En el libro hablo de operativos como el caso de una persona que estaba mal de sus facultades mentales. Se supone que había secuestrado un avión cuando lo que tenía en las manos eran dos latas. García Luna y la AFI siguieron haciendo operativos y acciones muy aparatosas. Está lo que ocurrió también en La Marquesa con un vehículo donde hubo un enfrentamiento y había diplomáticos de Estados Unidos. Hay varias notas de eso, pero son cosas que nunca quedaron claras. Nunca se supo qué es lo que estaba ocurriendo, por qué no se llegaba a la verdad y todo era manejado con una espectacularidad no común.
—¿Qué puede decir sobre Florence Cassez e Israel Vallarta a partir de la información a la que accediste? ¿Son responsables o de plano al viciarse tanto el caso es difícil saber?
—Es una pregunta importante porque estuve tres horas o un poco más en ese lugar, en lo que llegué y se terminó el noticiero que empezaba a las seis de la mañana y terminaba a las nueve. Son las únicas tres horas en mi vida que yo los he visto. Lo que vi es lo que vieron todos los televidentes. Entonces no tengo ningún elemento para juzgarlos ni exonerarlos. Los entrevisté en el papel de presuntos responsables que la autoridad los puso. Con lo que se supone había una investigación de fondo. Ellos se han dicho inocentes, pero también la autoridad empieza a decir, por ejemplo en el caso del señor Vallarta, que tiene otros procesos. Esa respuesta nos la debe la autoridad. Debemos de conocer si se actuó indebidamente en torno a cualquiera de ellos dos o si son responsables de algún delito. Nunca se ha aclarado esto y es importante saberlo porque si son inocentes se les debe una disculpa y si son culpables tenemos que saber claramente de qué. Pero no soy yo quien podría juzgarlos.
—Al final con tu caso, quedó demostrado la manera en cómo se manejaba la Policía de Genaro García Luna, ahora preso en EU, ¿qué implicaciones tiene esto en la ola de inseguridad en la que nos vemos inmersos todos y que ha trascendido gobiernos?
—El resultado es que ahora nos estamos enterando que la autoridad de aquel entonces protegía un cártel y por el otro lado atacaba a otro. Los resultados los estamos viendo. Es Estados Unidos quien está empezando a hacer justicia de lo que ocurrió en nuestro país, cuando debiera de ser al revés. Nuestro país debería estar haciendo justicia. Las consecuencias desgraciadamente de no haber tenido una autoridad comprometida con la seguridad de los mexicanos es tener ahora la inseguridad que vivimos.
—Por último, respecto al periodismo, casos como estos van moldeando el quehacer periodístico y representa lecciones para futuras generaciones. Cuando se detecte que las autoridades están detrás de alguna manipulación de la verdad, ¿cómo se debe manejar el gremio?
—Faltan mecanismos para la defensa de los periodistas. Como periodistas tenemos que ser más fuertes y más unidos. Mi caso fue muy mediático y de alguna manera levanté la voz para que no quedara como un caso más, pero faltan mecanismos de defensa para el periodista y tenemos que estar más fuertes y unidos porque en México somos vulnerables. Si el medio no te respalda y si eres independiente, no hay quién te respalde. Hemos visto asesinatos muy lamentables de periodistas. Hay los que son maltratados y no se les reconoce el esfuerzo que hacen. A la hora que hacen una investigación importante la publica un medio, pero cuando tiene consecuencias el medio no se hace responsable. Dan vuelta a la página y siguen adelante. No puede pasar. Los periodistas somos la voz que comunica a la ciudadanía y esos mecanismos deben de crearse y entre nosotros como gremio debemos estar más unidos.