Desde aquel 12 de octubre, último día en que se le vio públicamente, las propiedades de Javier Duarte de Ochoa en México y el extranjero brotan al igual que las deudas que dejó a varios sectores económicos de Veracruz. Las irregularidades ascienden a 35 mil millones de pesos, el mayor desvío de los últimos de según la Auditoría Superior de la Federación. Pero hay otra tragedia, una por la que actualmente no se le acusa al todavía Gobernador con licencia, que es el incremento en los índices de homicidios, secuestros y extorsiones durante su administración y sobre todo en el último año. La razón por la que hoy se le persigue a Duarte es por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, mientras la violencia enluta a Veracruz y a miles de familias.
Por Alejandra Padilla y Daniela Barragán
Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).– Luego de que el 12 de octubre pasado, Javier Duarte de Ochoa pidiera licencia a su cargo como Gobernador de Veracruz, muchas voces exigieron que a este personaje no se le juzgara únicamente por los delitos de corrupción que actualmente se le imputan, sino también por el clima de violencia que se apoderó de Veracruz durante el periodo de su administración.
De acuerdo con cifras del Semáforo Delictivo, los homicidios, secuestros y las extorsiones tuvieron en el último año un repunte extraordinario, dejando un daño que quizá no puede cuantificarse como el desfalco a las cuentas públicas veracruzanas. Lejos estaban ya los días en que en Veracruz sólo se robaban “Frutsis” y “Pingüinos”, como lo señaló el entonces robusto gobernador Duarte, en febrero de 2015.
Apenas en agosto, el Colectivo Solecito encontró, en menos de una hectárea, 28 fosas clandestinas donde estimaron habían 40 víctimas, aunque para la Fiscalía estatal sólo eran “huesos de perro”.
Esa era la primera jornada. A la fecha ya se habla de 100 fosas.
Antes, en 8 de abril, la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos en Veracruz, conformada por más de diez especialistas de varios estados del norte del país, se sumó a la búsqueda para encontrar a personas ausentes, ya sea víctimas de la delincuencia organizada, particulares o víctimas de desaparición forzada.
Durante su primer día de búsqueda hallaron kilos de ropa manchados con sangre, en su mayoría tallas juveniles, que yacían sobre terrenos rojizos, junto a una cruz de madera en memoria de un ejecutado, explicaban los guías, voluntarios del pueblo de Amatlán.
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De esa jornada informaron del hallazgo 15 fosas clandestinas con restos calcinados. En esa ocasión, los buscadores coincidieron en que Veracruz “es un cementerio”. Tan sólo en Córdoba, encontraron al menos 300 huesos humanos calcinados, fracciones de vértebras y costillas cercenadas, paredes de cráneos sucios de lodo, un pedazo de fémur y otro de cadera, ambos rebasan los 18 centímetros de longitud, fueron hallados en terrenos de cañaverales.
Además, se reportó la ubicación de al menos 500 restos humanos, todos despedazados por maquinaria cortante y manchada de tizne por las temperaturas a las que fueron sometidas; 72 casos de desapariciones, la mayoría de las cuales no cuenta siquiera con denuncia y se tomaron 60 muestras de ADN a familiares de desaparecidos, perfiles genéticos que serán confrontados con los restos humanos que el grupo resguardó.
Otra gran deuda pendiente del Gobernador Duarte, son los asesinatos de periodistas.
La organización Artículo 19 ha documentado el homicidio de al menos 17 periodistas del 2011 a la fecha en Veracruz; crímenes con posible relación a su labor periodística. Y suman 17 las muertes de periodistas veracruzanos si se cuenta la de Rubén Espinosa, que aunque fue asesinado en la Ciudad de México, huyó a causa de las amenazas y acoso por su trabajo en esa entidad.
Tan sólo en el primer año de Gobierno de Duarte de Ochoa cuatro periodista fueron asesinados: Noé López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana y Yolanda Ordaz de la Cruz, los últimos tres trabajaban para el mismo medio: el diario Notiver. A inicios de 2012, el brutal asesinato de la corresponsal de Proceso en esa entidad, Regina Martínez, conmocionó al gremio. Otros cuatro periodistas perdieron la vida en el estado ese mismo año.
Durante ese periodo, Veracruz fue la entidad que más homicidios de periodistas registró: a nivel nacional se contabilizaron 15 asesinatos, de los cuales 9 ocurrieron en el Veracruz de Duarte.
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Luego, en 2014, la desaparición y posterior hallazgo del cuerpo del reportero Gregorio Jiménez, de Notisur. En 2015, Moisés Sánchez, Armando Saldaña y Juan Mendoza Delgado fueron las víctimas mortales. En julio de ese año, el fotoreportero Rubén Espinosa fue ejecutado, junto a otras cuatro mujeres, en la Ciudad de México. Sin embargo, el joven se había exiliado de Veracruz por amenazas.
En lo que va del 2016, Anabel Flores, Manuel Torres González y el más reciente, Pedro Tamayo murieron en ese estado hostil para la prensa.
Durante la administración de Javier Duarte al menos cinco periodistas desaparecieron y hasta el momento nada se sabe de ellos: Gabriel Fonseca, de El Mañanero, desaparecido en septiembre de 2011; Miguel Morales, del Diario de Poza Rica, en julio de 2012; y Sergio Landa, del Diario Cardel, en enero de 2013; y dos más este año: Nancy Nayeli Hurtado, el 14 de junio, y Rubén Rodrigo Hurtado el 16 del mismo mes.
Además, se registraron decenas de ataques y denuncias de acoso e intimidación en contra de los comunicadores. Tan sólo un ejemplo: En noviembre de 2011, un grupo de sujetos armados irrumpió en las instalaciones del diario El Buen Tono, destrozó el equipo de trabajo de los periodistas e incendió las oficinas.
AGOSTO DE 2016: EL DE MÁS ASESINATOS EN 5 AÑOS
2016 será el año con el mayor número de homicidios en Veracruz durante la administración de Javier Duarte, de acuerdo con el Semáforo Delictivo. Aunque los datos disponibles para este año solo abarcan, hasta ahora, el periodo enero-septiembre, la cifra supera en 185 casos a 2013, año que presentaba el mayor número registrado de este delito desde que Duarte asumió su cargo.
Comparado con 2015, el incremento es mayor: en nueve meses de este año han sido asesinadas 281 personas más que en el mismo lapso del año anterior.
El incremento entre 2015 y 2016 es de 120 por ciento. Este año, el delito es cometido a un ritmo de tres homicidios diarios (846 en total), mientras que el año anterior, una persona era asesinada cada día, para resultar en un total de 385.
A esta cifra todavía deberán ser sumados los asesinatos que fueron cometidos en octubre y los que ocurran durante este mes y diciembre próximo.
Agosto es, hasta ahora, el mes más violento durante este año, al registrar 179 homicidios en 31 días, un promedio de cinco al día. Esta es la cifra más alta desde 2011, cuando Javier Duarte cumplía un año como Gobernador del estado. En ese año el total de asesinatos fue de 495.
Los homicidios en Veracruz han ido a la alza desde que Duarte tomó posesión como Gobernador, en diciembre de 2010. El Semáforo Delictivo recopila estos datos desde 2011 y durante estos cinco años, los asesinatos en esa entidad sólo presentaron un decremento en 2014, cuando la cifra disminuyó en 26 por ciento con respecto al año inmediato anterior.
LOS SECUESTROS TAMBIÉN VAN EN AUMENTO
En 2011, el primer año de la administración de Javier Duarte, 47 personas fueron secuestradas. Esta cifra ha registrado, desde entonces, un incremento sostenido y alcanzó su nivel máximo en 2014, cuando el total anual fue de 144.
El mes que más secuestros registró fue abril de 2014, con 24 casos denunciados.
Hasta septiembre de este año, 95 personas han sido secuestradas en esa entidad, un promedio de 10 al mes. Esta cifra supera en 23 casos a los registrados durante el mismo periodo de 2015, cuando el Semáforo Delictivo registra 72.
De continuar esta tendencia, 2016 estará en segundo lugar con respecto a secuestros, sólo después de 2014.
EXTORSIONES: APARENTE CAÍDA DRÁSTICA
Duarte terminó su primer año de gobierno en 2011, con 410 casos de extorsión. Hubo meses en los que se llegó a registrar hasta 55 denuncias.
En diciembre de 2012, la incidencia tuvo un aumento de 12 por ciento respecto al mismo periodo de año anterior y terminó con un total de 447 extorsiones.
Es en 2013 donde es notoria la disminución, ya que el aumento anual fue de 3 por ciento; sólo en julio se registraron 59 casos, pero diciembre cerró con 26 incidentes. Cabe señalar que la forma de medir estas agresiones es sólo a partir de las denuncias interpuestas.
Para 2014, tan sólo de enero a marzo, las extorsiones aumentaron de 12 actos a 40, cantidad que se mantuvo también en abril, para luego reducirse a la mitad, finalizando el año con sólo 13 actos, es decir, una reducción de 45 por ciento respecto al año anterior.
En 2015, febrero fue el mes con más incidencias: 15; el año cerró con 7 extorsiones.
El corte a septiembre de 2016 muestra poca alteración respecto a esas cifras. A ese mes se tiene registro de un total de 108 extorsiones, cuando en el mismo periodo de 2015, la cifra era de 102, lo que significa una aumento del 6 por ciento.