Desde las alturas, a bordo del nuevo teleférico de Ecatepec, en primer cuadro, se encuentran unas canchas de futbol deterioradas a las que, para los spots y la inauguración, se les ocurrió cubrir de pasto sintético, que ahora, a dos días del evento en el que estuvo presente el Presidente Enrique Peña Nieto, está siendo retirado, según han denunciado usuarios en las redes sociales. Ecatepec ha vuelto a su realidad.
Por Llanely Rangel
Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo/Juan Futbol).- Ecatepec será innovador en el cielo pero seguirá siendo retrograda en la tierra. En las nubes del municipio un teleférico será usado por vez primera como medio de transporte masivo, mientras sus calles ocupan los primeros lugares en inseguridad, falta de educación y pobreza.
Al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, le preocupaba que la inauguración fuera un éxito. Es la obra que destacará de su mandato. De la popularidad que con ella obtenga, el siguiente año decidirá si va por la candidatura del PRI a la Presidencia.
El problema surgió cuando fue a supervisar la obra. El teleférico, que requirió una inversión pública de 768 millones de pesos y 460 millones privados, lucía como nueva, pero desde las alturas el paisaje terrestre no era precisamente llamativo.
Desde San Andrés de la Cañada hasta la Vía Morelos, la vista era de tendederos de ropa, mascotas en abandono, vecindades y, peor aún, infraestructura pública en total descuido. El teleférico era una mirada panorámica de la marginación. Ahí, en primer cuadro estaban las canchas de futbol deterioradas, las mismas en las que se invirtió parte de los 200 millones de pesos dedicados a infraestructura cultural, educativa y deportiva, según el presupuesto de Egresos del Ejercicio Fiscal 2016.
Había que solucionarlo. Se le ocurrió que las fachadas y azoteas a lo largo de las siete estaciones fueran decoradas por murales de artistas nacionales e internacionales. Y las canchas de futbol cubiertas por pasto sintético. El video de promoción grabado para la publicidad de la obra pública muestra la mejor vista, canchas de un verde resplandeciente y arte colorido. Apenas se asoma, por descuido, un techo laminado.
Así lo describe el diario El País: “Desde las nubes, Ecatepec ya no parece uno de los municipios más aterradores de México. Las casitas de colores rosa y turquesa parecen la postal de algún pueblo mágico. Los grafitis gigantes hablan de la vocación artística de sus habitantes y las canchas de fútbol, de los lugares de esparcimiento de los jóvenes. México ha inaugurado su primer teleférico no turístico en uno de los rincones más marginados del municipio para conectarlo con las vías principales. Pero no todo es lo que parece desde el cielo”.
La infraestructura es sólo la carta de presentación del mandatario en su búsqueda de reemplazar a Enrique Peña Nieto. En su currículum tiene que estar la construcción de la autopista La Marquesa-Toluca; la línea 4 del Mexibús y del Mexicable; el nuevo aeropuerto internacional de México; el tren interurbano México-Toluca y por supuesto, el primer teleférico utilizado como transporte público.
Pero pasada la inauguración, la visita de nuestro presidente y la algarabía de lo nuevo, Ecatepec ha vuelto a su realidad. Empezó con un video en redes sociales en el que se observaban fallas en su funcionamiento. Hoy, por medio de las redes sociales, los pobladores han denunciado una nueva falla en “el circo”. Trabajadores han llegado a quitar el pasto sintético de las canchas de futbol. Se acabó el show. Se acabó el verde porque el spoy los medios ya difundieron la noticia. El montaje debe ser desmantelado. Los jóvenes volverán al cemento, para soñar con ser el próximo ‘Hobbit’ Bermúdez o alguno de los hermanos Jorge y Charlyn Corral que surgieron de ahí.
Ecatepec puede presumir de ser un municipio vanguardista con transporte aéreo, aunque en la tierra nadie quiera vivir ahí.