Aviadores, desvío de recursos públicos, enriquecimiento ilícito, moches, tráfico de influencias, mordidas… “el que no tranza no avanza”, se dice; hay que “chamaquear a quien se pueda”: colgarse de la luz, de las redes de agua, del cable, de las líneas de teléfonos. “¿Cómo nos podemos arreglar?”, preguntan muchos, y la respuesta casi siempre es: “Se lo dejo a su criterio”. La corrupción está en todas las actividades de la vida cotidiana: en los sectores público y empresarial, lo mismo que en el trato diario de los ciudadanos. El 44 por ciento de las empresas en México realizó pagos extraoficiales a funcionarios públicos y el 61 por ciento de los mexicanos dijo haber sobornado a la policía, afirma un informe de Transparencia Mexicana. Esto tiene un costo económico y social para el país. ¿En qué podrían usarse los 300 mil millones de pesos despilfarrados a cambio de un beneficio personal o facilitar un trámite? Con esa cantidad, por ejemplo, el Gobierno federal pudo ahorrarse los recortes al gasto público en 2017.
Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).– La corrupción en México es una enredadera que crece a diario y se riega con impunidad. Es un problema extendido en los sectores público y empresaria, y también entre la ciudadanía. “No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra”, dijo el Presidente Enrique Peña Nieto durante la Semana Nacional de Transparencia.
En ocasiones este fenómeno está ante los ojos de los mexicanos y en otras se realiza en la oscuridad. A veces es ignorada, a veces genera indignación. Sin embargo, una cosa es clara: la corrupción tiene costos económicos, políticos y sociales. La legitimidad y confianza ante el mundo, así como el desarrollo y el crecimiento económico del país están de por medio, alertaron especialistas en el tema.
“La corrupción es un obstáculo. Inhibe la inversión, reduce la productividad del gasto público, distorsiona la asignación de recursos públicos, profundiza la desigualdad y, por tanto, disminuye el crecimiento”, expuso la investigadora María Amparo Casar en “Anatomía de la Corrupción”, un informe que contó con el apoyo del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE).
Desvío de recursos: “quien se queda con los cambios son los gobernantes que en lugar de jugar maquinitas pagan campañas políticas o asignan contratos a sus cuates”.– Corrupcionario
Pablo Montes, investigador del IMCO, aseguró en entrevista con SinEmbargo que “uno de los principales problemas de la corrupción es que no permite o ahuyenta posibles inversiones; es una oportunidad perdida. Tampoco permite que las empresas que ya están en México operen de la manera más productiva y provoca que se vayan a invertir a otros países”.
El especialista citó datos del Foro Económico Mundial, que detallan que el 22.5 de los empresarios ha referido que el factor más problemático para hacer negocios en México es la corrupción. “Es un impuesto en donde las compañías, dentro de sus costos, tienen que añadir el de la mordida para poder operar o que les den el permiso o licitación. La productividad que pueden generar decrece y no pueden pagar más a sus trabajadores o realizar mejores productos”, precisó.
“Una de las principales oportunidades de crecimiento para el país es atraer y retener inversiones porque eso genera mejoras en infraestructura y empleos”, añadió.
De acuerdo con el Banco de México (Banxico), el Banco Mundial y la revista especializada Forbes, la corrupción en el país representa cerca del 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) la sitúa en 10 por ciento del PIB.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportan que este cáncer alcanzaría 347 mil millones de pesos que equivaldrían a aproximadamente el 2 por ciento del PIB (2013). Esta cifra es similar a la de México ¿Cómo Vamos? que la sitúa en 342 mil millones de pesos al año.
Ese dinero podría emplearse en programas del gobierno que beneficiarían a los ciudadanos. En un país sin corrupción, con esos montos se pudo haber ahorrado el ajuste al gasto público por 132 mil millones de pesos anunciado en febrero y el de 31 mil 175 millones de pesos de junio. O bien, pudo evitarse la propuesta del recorte al gasto programable por 239 mil 700 millones de pesos en el Paquete Económico para 2017 que afectaría a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a la que se le pretende dar 5 mil millones de pesos menos que en 2016 y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que trabajaría con 21 mil millones de pesos menos, en comparación con el presente año.
“Simplemente pensar en todos los contratos de licitación y obra pública que emiten todos los niveles de Gobierno genera un costo extra: si se está construyendo un hospital y la corrupción hace que eso cueste dos o tres veces más de lo que hubiera costado un contrato ‘normal’, estamos perdiendo la oportunidad de tener más hospitales o mejores. Eso repercute sobre todo en el bienestar y calidad de vida de los ciudadanos. Todos los programas del Gobierno se verían beneficiados con una disminución en la corrupción”, detalló el investigador Pablo Montes.
Enriquecimiento ilícito: “¿Que gana 30 mil pesos al mes, pero tiene 13 departamentos en Miami?, ¿que durante su Gobierno pasó de agricultor a dueño de ranchos, presas y pozos?”.– Corrupcionario
Sin embargo, el costo económico de la corrupción también llega al bolsillo de los ciudadanos. Y va en aumento. Diego Luna en el prólogo del Corrupcionario Mexicano realizado por la organización Opciona, escribió que “hace falta actuar en nuestro día a día como nos gustaría ver a nuestros políticos trabajando, solo así sentaremos un precedente y podremos exigir que nuestros representantes lo hagan también”.
Transparencia Mexicana documentó que en el 2007 una mordida costó a los hogares mexicanos un promedio de 138 pesos mientras que en el 2010 se elevó a cerca de 165 pesos. El costo para acceder o facilitar trámites y servicios públicos fue de alrededor de 27 mil millones de pesos en el 2007 y en 2010 se destinaron más de 32 mil millones de pesos a las mordidas.
Además, los hogares mexicanos en general destinan el 14 por ciento de sus ingresos para pagar actos de corrupción y los hogares que perciben un salario mínimo gastan el 33 por ciento. Es decir, interpretó Transparencia Mexicana, la corrupción representa un impuesto regresivo considerable para los más pobres.
Aceitar la mano: “frase de uso común entre autoridades para ‘ayudar’ a evadir responsabilidades de los ciudadanos”.- Corrupcionario
Las pérdidas no solo se van en sobornos, compra de piratería, desvío de recursos o ahuyento de inversión. La OCDE concluyó que también afecta negativamente algunas de las variables del bienestar que no están capturadas en las mediciones del PIB: desarrollo sostenible, salud y seguridad, equidad y otros tipos de capital cívico o social, como es la confianza.
IMPUNIDAD PONE MAL PARADO A MÉXICO
Este desfalco económico de aproximadamente más de 300 mil millones de pesos es posible gracias al fiel compañero de la corrupción: la impunidad.
“La cifra negra –el porcentaje de delitos de corrupción cometidos pero no castigados- es similar a la del resto de las violaciones a la Ley: 95 por ciento”, determinó “Anatomía de la Corrupción”.
¿Por qué la corrupción no se castiga? De acuerdo con el informe del IMCO, en México la cultura de legalidad es nula; a menor educación, más corrupción y las conductas casi nunca están definidas y tipificadas en la Ley. Además de que identificar ese delito requiere recursos e investigación.
La enredadera se ha expandido por toda la República. Fernanda Gómez Abán, investigadora de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), expresó en conferencia de prensa que la capital del país es la más corrupta. La Ciudad de México es considerada corrupta por el 95.1 por ciento de sus habitantes. En contraste, Querétaro es el estado menos corrupto, así lo consideran el 73.3 por ciento de sus pobladores.
Diablito: “Ingenioso artefacto de hechura nacional que transforma el consumo de energía eléctrica en ahorro para el bolsillo”.– Corrupcionario
Ante el mundo, México está muy mal posicionado. Según el Foro Económico Mundial, el países desarrollado con mayores índices de corrupción es México. Su calificación en transparencia es de 2.5 en una escala del 1 al 7, lo que lo coloca en el sitio 126 de 138 naciones.
México también es percibido como el país más corrupto de la OCDE, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción. También lo es entre los países del G20 solo por arriba de Argentina, Indonesia y Rusia, con base en The World Justice Project, Rule of Law Index.
La investigadora Fernanda Gómez destacó que en la disponibilidad y publicidad de la información del Gobierno, México se coloca en la posición 64 de 168; y la 29 en acceso a solicitudes de información.
La información sirve para que los políticos rindan cuentas y los ciudadanos evalúen su desempeño, y a mayor nivel de acceso a la información se tiene mayor posibilidad de decidir el rumbo del país, consideró la especialista.
“MOCHARSE CON LA DEL PUEBLA”
La regulación o la ausencia de ésta, durante la relación entre compañías y el sector público, en muchos casos alientan también actos de corrupción, lo cual inhibe un buen entorno de negocios.
La “tramitología”, dice “Anatomía de la corrupción”, orilla a una empresa a hacer un pago indebido para disminuir el tiempo de obtención de un permiso para operar un negocio, para obviar la presentación de requisitos imposibles de cumplir o para vencer la resistencia de un burócrata que simplemente se niega a liberar una autorización. En el otro extremo, y cuando existe una nula regulación lo que se teme es la discrecionalidad del funcionario y la tentación de sobornar para ser beneficiado.
Según la Encuesta de Fraude y Corrupción de KPMG (2008), el 44 por ciento de las empresas en México realizó pagos extraoficiales a funcionarios públicos; es decir, fueron partícipes de la corrupción para, dijeron, agilizar trámites (son muchos) y obtener licencias o permisos para operar. A veces es “obligatorio”. Por lo tanto, en ocasiones son beneficiarios y en otras, víctimas.
Licitación amañada: “Proceso arreglado para que el cuate del político en turno venda productos o servicios al propio Gobierno o directamente a la ciudadanía y haga su millonaria ronchita”.– Corrupcionario
La misma encuesta reveló que el 50 por ciento de los empresarios expresó que la corrupción afecta “mucho” o “medianamente” la competitividad de sus empresas. Del lado de la inversión, 40 por ciento de los encuestados opinó que la corrupción “afecta mucho” o “medianamente” sus decisiones.
En diversas ocasiones, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha exigido la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) porque, ha argumentado, la corrupción e impunidad “son los flagelos” que frenan el crecimiento del país.
“PONERSE GUAPO”
La corrupción no es un fenómeno que se restrinja al sector público o empresarial. El ciudadano, afirmó “Anatomía de la Corrupción”, tiene que “lidiar” con alguna institución del Gobierno y en cada una de ellas se topa con los actos de corrupción que practican las burocracias públicas sean estas las de seguridad, las de representación e incluso las de educación o salud.
El 61 por ciento de los encuestados aceptó haber sobornado a la policía y el 55 por ciento a algún integrante del Poder Judicial, de acuerdo con el Barómetro Global de la Corrupción.
La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental lo reitera: el acto donde hay mayor corrupción (un millón 718 mil 628 casos) es durante el contacto con autoridades de seguridad pública, seguida de trámites vehiculares y ante el Ministerio Público.
Evasión fiscal: “Acción de hacerse güey a la hora de pagarle a Hacienda”.– Corrupcionario
Asimismo, aunque suele ser un fenómeno socialmente aceptado, la piratería tiene fuertes costos para la economía mexicana. Según la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, las pérdidas generadas por el comercio de productos piratas impiden a las empresas generar 480 mil empleos al año.
Sin embargo, para la opinión pública mexicana la culpa de la corrupción en México la tienen los políticos y los empresarios, mientras que los ciudadanos son sólo víctimas de ella: el 76 por ciento piensa que sus familiares no le entran a la corrupción y el 70 por ciento que sus vecinos también son inmunes a esa conducta.
Plagio: “Habilidad para pensar exactamente la mismita idea –con idénticos puntos y comas– de un autor que ya la publicó y obtener estímulos a la producción científica por publicarla en otro lado”.– Corrupcionario
“El Sistema Nacional Anticorrupción es un gran paso normativo e IMCO está de acuerdo con lo que se legisló porque busca prevenir y cambia la manera en como se investiga y se procesan los delitos de corrupción en el país. Se pasaron las leyes, pero ahora toca la implementación que es generalmente la etapa más irregular dentro del actuar del gobierno: es necesario que se desarrollen y sigan las políticas públicas necesarias”, concluyó Pablo Montes.