No sería algo extraordinario que fuera asesinada para sustraerle el bebé. Ha pasado allí mismo, en Veracruz. La Fiscalía criminalizó de inmediato a la víctima: dijo que “había abortado”, de acuerdo con distintos medios. Pero la familia está segura de que se trata de un engaño de la autoridad para ocultar otros hechos: el cordón umbilical estaba cortado, asegura. El caso quedó radicado en la carpeta de investigación 2114/2018, oficio 1748/2018. Se asentó formalmente que la causa de la muerte fue: “Choque hipovolémico secundaria a hemorragia por atonía uterina y retención placentaria”.
La familia no acepta este dictamen y exige que las autoridades recuperen al niño. Sospechan que la joven murió como otra mujer del municipio de Alvarado, a la que asesinaron para extirparle a su bebé en meses pasados. Los autores de tal atrocidad fueron detenidos y confesaron el hecho.
Giovanna Rodríguez Carvajal, hermana de la víctima, dijo que Ángeles no abortó; que a pesar de su humilde condición había estado al pendiente de su embarazo. Ángela era huérfana desde hace ocho años. Vivía junto a sus tres hermanos y recientemente había pasados unos meses con una vecina que la acogió en su casa.
Veracruz/Ciudad de México, 6 de septiembre (Plumas Libres/Blog Expediente/SinEmbargo).- Envuelta en un sucio cobertor, en la banqueta de la calle J.B. Lobos, en el puerto de Veracruz, el fin de semana fue encontrado el cuerpo sin vida de Ángela Esmeralda Rodríguez Carvajal, de apenas 19 años y embarazada de siete meses. Casi de inmediato, las autoridades ministeriales de Veracruz indicaron que murió por una hemorragia y por no expulsar la placenta al “practicarse un aborto”.
Pero la familia pide que la joven no sea criminalizada. Asegura que Ángeles no abortó y que su bebé está desaparecido. Exigen a las autoridades que busquen a la criatura. Alertan que pudo ser robado, y no es una locura: allí mismo, en Veracruz, una madre fue asesinada para extraerle su bebé. En su momento, cuando este caso fue denunciado, salieron otros.
Ángeles fue criminalizada casi de inmediato. La Policía Ministerial manejó el caso bajo el entendimiento de que ella había intentado abortar y que tratarían de ubicar el paradero del producto. Así se filtró a la prensa de Veracruz.
De acuerdo con el parte médico que se extendió sobre la muerte de la joven, falleció por una hemorragia transvaginal, pero también detectaron que el cordón umbilical del bebé fue cortado. Esto provocó dudas en la familia, que sabía que ella no quería abortar a su bebé. Además, tenía siete meses de embarazo y quería conservarlo.
“A las autoridades, al señor Gobernador le pedimos justicia. Antes que nada quiero pedirle a los medios de comunicación, por que un dictamen de un médico legisla oficial está corroborando que mi sobrina tuvo un parto por vía normal, y ese niño que ella llevaba no aparece ni vivo ni muerto”, dijo Lidia Castillo Carvajal, tía de la víctima.
Ángela desapareció hace tres semanas. La última vez que supieron de ella fue cuando estuvo en el hospital de Alta Especialidad de Veracruz por una descompensación por una falla renal aguda y desnutrición, de modo que necesitó una transfusión sanguínea. Es decir, estaba recibiendo atención médica. Ahí permaneció cerca de un mes. Pero logró recuperarse y salir bien.
“Tampoco aparece el bebé ni indicios del bebé. Y ya es un bebé de siete meses, no es un feto que no esté formado. Entonces ¡queremos justicia! ¡Que aparezca el bebé para saber realmente [qué pasó]! ¿A dónde está el bebé y a manos de quién fue a parar? Necesitamos dar con el paradero del bebé ya que eso le quitó la vida a mi sobrina", pidió la tía.
Ángela y sus tres hermanos son huérfanos desde hace ocho años. Viven solos en el mismo domicilio donde velaron el cuerpo de la joven este lunes. Ella estuvo pasando unos meses con la señora María, una mujer que le dejaba quedarse en su casa.
“Ya que mi sobrina perdió la vida, nosotros queremos, necesitamos saber y le pedimos a la sociedad entera, si alguien sabe nos hagan el favor de decir dónde está mi sobrinito. ¿Dónde está el bebé de ella porque tiene que aparecer en algún lugar, vivo o muerto”, reiteró Lidia Castillo.
“Queremos al niño porque a ella ya no la podremos volver a la vida, pero es necesario que las autoridades hagan su trabajo. ¡Queremos justicia! ya estuvo bueno de quedarnos callados; señala doña Lidia Castillo Carbajal de 41 años de edad", añadió.
El caso quedó radicado en la carpeta de investigación 2114/2018, oficio 1748/2018, donde se asentó formalmente que la causa de la muerte fue: Choque hipovolémico secundaria a hemorragia por atonía uterina y retención placentaria.
No obstante la familia no acepta este dictamen y exige que las autoridades recuperen al niño, pues sospechan que la joven murió como la mujer de Alvarado a la que asesinaron para extirparle a su bebé de manera reciente.
Giovanna Rodríguez Carvajal, hermana de la víctima, explicó que Ángeles no abortó y que a pesar de su humilde condición había estado al pendiente de su embarazo. Lo cual también corroboró Óscar Fuentes, activista y vecino de la joven, quien dijo que ella ya había llegado a las 32 semanas de gestación.
EL SEPELIO
El pasado martes, el cuerpo de la muchacha fue velado en medio de las exigencias de sus familiares de que den con el paradero del bebé.
“Hasta ahorita las autoridades no han dicho nada; pedimos justicia para encontrar a mi sobrino sea vivo o sea muerto lo queremos”, sentenciaron sus familiares y agregaron que quieren que la sociedad sepa que ella no se provocó un aborto e incluso ha sido juzgada de forma “cruel”, pues así se manejó en un principio.
El cuerpo de la joven que se convertiría en madre fue velado en una casa de paredes que, literalmente, se caen a pedazos y sus restos reposaron en un ataúd gris para el cual los vecinos se cooperaron, pues la familia es de recursos limitados.
El sepelio programado para las 10 de la mañana, tuvo que posponerse hasta las cuatro de la tarde debido a que unos datos en el nombre de la víctima, estaban equivocados.
En el marco del sepelio, dos de los hermanos de Ángela portaron cartulinas donde se leían frases que clamaban justicia por este feminicidio.
Los vecinos, conmovidos por la tragedia, cooperaron para pagar los gastos del entierro, que alcanzó para el café, algo de pan, alquilar sillas y una carpa, para pagar los gastos de la funeraria que sólo les mandó el féretro gris, dos jarrones para flores y una cruz plateada con un Cristo.
Para Ángela no hubo mampara ni muchas flores, apenas dos rollos y una cruz hecha con veladoras a los pies para alumbrar su camino. El camión que llevó a los acompañantes y dolientes al panteón municipal donde fue sepultada y solo su descenso tres metros bajo tierra fue acompañado por los rezos solidarios de su vecino Oscar Fuentes.
La despedida de Ángela no duró más de 20 minutos, fue rápido decían en voz baja, el descanso de Ángela quedó marcado por un montón de tierra, que a lo largo de la misma colocaron nube, pompones, algunas rosas blancas, lirios y hasta margaritas.
En este sepelio no hubo música como en otros, largas filas de acompañantes, tampoco coronas, arreglos ni grandes ramos de flores, ninguna organización defensora de las mujeres, ninguna autoridad que se presentara para ofrecer ayuda jurídica para apoyar a la familia en la búsqueda del hijo de Ángela. Ni la diputada panista por este distrito Mary José Gamboa o la representante del Instituto de la Mujer en Veracruz, Blanca Aquino. Nadie, ya no es época de campañas.