El Presidente Enrique Peña Nieto queda en deuda con el campo, por lo que reprobamos “el discurso triunfalista” en esta materia pronunciado en el Sexto Informe de Gobierno, aseguraron campesinos mexicanos.
De acuerdo con la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, México importa frijol y maíz en casi un 40 por ciento de las necesidades de consumo nacional; soya más de un 90 por ciento; trigo y arroz en cerca de un 80 por ciento.
El pasado lunes, Peña Nieto aseguró que el campo mexicano se convirtió en una potencia exportadora. Pero para los campesinos, los productos exportados son industrializados agrícolas y tienen que ver con un sector muy reducido de los productores mexicanos como Maseca y Sukarne.
Ciudad de México, 6 de septiembre (SinEmbargo).– El Presidente Enrique Peña Nieto planteó hacer un campo próspero, justo y rentable, sin embargo, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) aseguró que en el actual sexenio subieron en 6 puntos porcentuales las importaciones de alimentos, por lo que no comparten “el discurso triunfalista del Sexto Informe de Gobierno”.
Federico Ovalle Vaquera y Gilberto Silvestre López, integrantes del CEN de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, aseguraron que México pasó de importar el 40 por ciento de alimentos al 46 por ciento al final del sexenio.
“Como país importamos frijol y maíz en casi un 40 por ciento de las necesidades de consumo nacional; soya más de un 90 por ciento; trigo y arroz en cerca de un 80 por ciento”, dijeron.
Los líderes campesinos indicaron que lo único que se demuestra es que “los industriales de México, los favoritos del gobierno solo exportan productos terminados, industrializados con el apoyo del Gobierno mientras que el Gobierno importa alimentos”.
El pasado lunes, en el marco del Sexto y último Informe de Gobierno, el Presidente Peña Nieto aseguró que el campo mexicano “se convirtió en una potencia exportadora, pasamos de ser la quinceava economía del mundo a la posición 11”. Pero para los campesinos, los productos exportados son industrializados agrícolas y tienen que ver con un sector muy reducido de los productores mexicanos que no llegan siquiera al 10 por ciento.
Entre las empresas nacionales y extranjeras que se favorecieron en este sexenio, dijeron, están Cargill, Bayer, Maseca y Sukarne.
“El valor de las exportaciones ganaderas, los productos asociados a una empresa que se llama Sukarne, concentra casi el 80 por ciento de las exportaciones de ganado en México”, destacaron.
Inconformes por el poco apoyo al campo durante el sexenio actual, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos también recriminó que el Presidente aceptó un acuerdo bilateral con Estados Unidos sin considerar que la producción agrícola y agropecuaria en México es altamente subsidiada y al hacerlo ellos están en condiciones de ofertar sus productos a precios que van desde un 20 hasta un 50 por ciento menor al costo de producción que tienen en México, por lo que es difícil competir.
Para Federico Ovalle Vaquera y Gilberto Silvestre López, integrantes del CIOAC, el Presidente Enrique Peña queda en deuda con el campo pues dejó solo “parches”.
“No basta con pequeños parches para que la agricultura repunte, se requieren cambios verdaderos, de raíz y esos pasan, en primer lugar, por establecer un divorcio claro y contundente del modelo neoliberal establecido por 36 años en el país”, mencionaron.
Coincidieron en que se necesita un nuevo diseño normativo, es decir modificar la legislación actual en materia agraria-agropecuaria y así como modificaciones a las Reglas de Operación de los programas sociales vigentes que permitan que el gasto público se destine a la producción interna de alimentos que se necesitan.
Aseguraron que la CIOAC cuenta con propuestas y planteamientos en los puntos antes citados mismos que están a disposición de otros actores de la sociedad rural, del Congreso de la Unión y del nuevo Gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con una revisión realizada por la Unidad de Datos de SinEmbargo a los compromisos firmados por el Presidente durante su campaña, sólo cumplió 12 de los 17 en materia del campo.
En este fin de sexenio, el campo mexicano sigue con sus viejos problemas, sin programa revolucionario y la paradoja del hambre. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) calcula que el número de personas en pobreza alimentaria pasó de 27 millones 400 mil a 28 millones en 2014 en un país que produce por toneladas todos los granos básicos. El programa anunciado por el Presidente jamás fue presentado pese a varios foros de discusión cuyos resultados han ido a parar al archivo.
En los campos agrícolas de Sonora, Baja California, Sinaloa, Jalisco y Chihuahua prevalece la desigualdad como un fantasma. Un pequeño grupo de corporaciones agroalimentarias como Bimbo, Bachoco, Lala, Maseca, Monsanto, SuKarne y Nestlé concentran la tierra y su producción. Mientras, los jornaleros (muchas veces migrantes en su propio país) sobreviven en condiciones precarias, sin ropa adecuada, con la paga mínima y el sol a cuestas.
–Con información de Dulce Olvera