Ciudad de México, 6 de septiembre (SinEmbargo).– Ha pasado casi medio siglo desde que, en 1970, una rana fuera clonada por Jhon Gurdon, un científico de la Universidad de Oxford. Para lograrlo, el investigador consiguió extraer el núcleo de una célula de la piel de un ejemplar adulto y después transferirlo a un óvulo inmaduro al que previamente se le había retirado el núcleo también.
Aquel experimento y el posterior nacimiento de la oveja Dolly –que se convertiría en 1996 en el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta–, fueron el arranque de una serie de animales que han nacido como resultado de este método, que implica la generación de una copia idéntica de algún organismo a partir de su material hereditario. Ovejas, perros, cerdos, ratas, caballos y una larga lista de animales han sido clonados, retomando, mejorando e innovando los métodos para lograr estas hazañas.
En medio de este avance científico, ha surgido la inquietud de utilizar la clonación como una forma de combatir la extinción a través de la reproducción de especies en peligro. Pero el combate a la extinción no se queda allí. Algunos proyectos científicos van más allá y apuestan no sólo por salvar a las especies que existen, sino por recuperar a algunas de las que ya han desaparecido.
Como ejemplos de la primera postura (en la que se considera a la clonación como un método de protección de especies en peligro) encontramos algunos casos, como el del nacimiento de un gaur, un mamífero en peligro de extinción que fue clonado por la empresa Advanced Cell Technology en el año 2001. Aunque la gestación y el nacimiento se llevaron a cabo con éxito, el experimento apenas fue fructífero, pues el animal murió dos días después de nacer a causa de una infección intestinal.
Posteriormente, en 2005, ocho cachorros de gato salvaje africano clonados nacieron en el Centro Audubon de Investigaciones sobre Especies en Peligro con sede en Nueva Orleans. En aquel momento, los investigadores aseguraron que las especies se encontraban con un buen desarrollo, y que su descubrimiento abría una enorme posibilidad para la preservación de especies en peligro.
Pero si de casos recientes hablamos, apenas el mes pasado científicos del Instituto Royan, en Irán, lograron clonar con éxito a un muflón (una especie silvestre de carnero) que se encuentra amenazada, con la peculiaridad de que el óvulo receptor utilizado en el proceso no era de un muflón, sino de una oveja doméstica; lo que en realidad da como resultado un híbrido.
También a finales del mes pasado, científicos de la Universidad de Buenos Aires lograron por primera vez clonar a un chita. Al menos en su etapa embrional. El logro fue realizado “en el marco de un proyecto sobre la reproducción de especies amenazadas, y utiliza a la clonación para aumentar sus poblaciones”, explica el diario Clarín.
Pero mientras proyectos como éstos se siguen gestando, hay quienes están interesados en su lugar por “ir más allá” y promover la llamada “desextinción”. Un proceso mediante el cual se da vida a especies que ya han desaparecido de la faz de la tierra.
Un caso emblemático de estos intentos es el de “Celia”, el último ejemplar de una subespecie de cabra montés que desapareció en el 2000, pero que “resucitaría” tres años después. Tras la muerte de la última cabra, un grupo de científicos tomó muestras del animal con el fin de conservar su material genético. Posteriormente, el 30 de julio de 2003, el primer clon de “Celia” nacería de una cabra común, pero sólo sobreviviría unos instantes: una malformación le impidió respirar, y le quitó la vida. Los científicos, de origen español, fracasarían tiempo después en un segundo intento.
Pero el de “Claudia” es sólo un caso. En 2013, científicos rusos hallaron restos pertenecientes a una hembra de mamut y aseguraron que, debido al nivel de conservación de los restos (que incluían tejido y sangre) el animal podía ser clonado. Los científicos aún no descartan esta posibilidad. Entre los animales extintos candidatos para “volver a la vida” se encuentran también los tigres de Tasmania.
El dilema
Clonar seres vivos es un tema que, por supuesto, se presta a una serie de debates nada simples en diversos ámbitos. En 2013, científicos de la Universidad de Stanford publicaron en la revista Science una lista de argumentos que dejan entrever cuáles son los principales obstáculos legales, prácticos, tecnológicos y éticos que forman parte de la discusión. El sitio esmateria.com los enlistó a su vez.
Entre ellos podemos encontrar que 1. los animales obtenidos, en lugar de ser los mismos que alguna vez se extinguieron, serían híbridos, animales con escasas probabilidades de tener una descendencia viable; 2. existirían complicaciones muy significativas para lograr la reintroducción de especies que ya han desaparecido, derivadas del cambio del entorno; 3. los animales recuperados podrían convertirse en amenazas para humanos como para otros seres vivos.
Pero mientras los debates se gestan y la comunidad científica los discute, lo cierto es que los proyectos ya se han echado a andar y la posibilidad de reencontrarnos con alguno de estos animales en un futuro no muy lejano, existe.