Arqueólogos consideran que los indígenas eran retornados al área que ocupó el Recinto Sagrado de Tenochtitlan para que sirvieran como mano de obra bajo la dirección de los españoles. Un claro ejemplo es la escalinata encontrada, la cual denota la continuidad de técnicas constructivas indígenas bajo los patrones arquitectónicos renacentistas.
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).- A casi 500 años de que se consumara la Conquista de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reveló el hallazgo de una edificación construida un par de años después de que Hernán Cortés derrocara la ciudad de México-Tenochtitlan, la cual cuenta con mano de obra y técnicas de construcción mexicas, pero con un estilo arquitectónico europeo.
Este hallazgo fue hecho por un equipo de especialistas del Programa de Arqueología Urbana (PAU) al interior de un inmueble ubicado en el número 17 de la calle Justo Sierra, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el cual fue edificado en el siglo XIX, alrededor de 1870, y que estaba en proceso de rehabilitación.
Debido a los hundimientos del terreno, y en atención a las recomendaciones de especialistas responsables de los trabajos de conservación, arqueólogos realizaron sondeos arqueológicos con el propósito de obtener información acerca de la antigua ocupación de este espacio, el cual colinda con la Zona Arqueológica del templo Mayor.
Descubren restos de una vivienda construida poco después de la Conquista.
Los restos de la casa, cuyas adaptaciones son de manufactura indígena, debió ser ocupada por españoles durante el periodo virreinal temprano (1521-1620 d.C.).
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Raúl Barrera Rodríguez, arqueólogo responsable del PAU, programa adscrito al Museo del Templo Mayor, detalló que gracias a la construcción de pozos de más de 2.40 metros de profundidad fue posible descubrir los restos de pisos de lajas de basalto, los cuales son indicio de la existencia de un espacio abierto o plaza en esta área del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, cercana a la Casa de las Águilas.
También fue descubierta una plataforma de apenas 40 centímetros de altura y 12 metros de longitud (excavados hasta ahora), la cual podría pertenecer a la que pasa por la parte trasera del Templo Mayor y que posiblemente se extienda por debajo de la calle Justo Sierra, incluso podría pasas bajo el Antiguo Colegio de San Ildefonso, inmueble ubicado frente al predio donde se efectuó este salvamento arqueológico.
Raúl Barrera señaló que dicha estructura podría formar parte del límite del Recinto Sagrado de Tenochtitlan.
Sin embargo, el hallazgo que llamó más la atención de los arqueólogos se dio en un pozo de sondeo abierto en el extremo noroeste del predio, en el cual encontraron vestigios arquitectónicos correspondientes a una casa del periodo virreinal temprano hecha con materiales como lajas de basalto, bloques de andesita y sillares de tezontle, los cuales fueron reutilizados tras la destrucción de los basamentos y pisos mexicas para la edificación de las nuevas casas de los aliados de Hernán Cortés, a pocos años de la caída de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521.
Con el fin de determinar las características de los vestigios encontrados, los investigadores extendieron la excavación hasta los 3.60 metros de largo por dos metros de ancho, y 2.70 metros de profundidad, gracias a lo que pudieron encontrar una escalinata en buen estado de conservación, adosada a un muro de un metro de anchura, roto y de aristas ochavadas, la cual servía de acceso lateral a la vivienda.
“¡Es una maravilla!, porque estamos observando su clara manufactura por parte de mexicas sobrevivientes, pues este par de escalones, formados con bloques de basalto, y el muro preservan un fino estuco de cal y arena, de hechura típicamente indígena; pero el patrón arquitectónico de esta vivienda ya es netamente europeo, destacó Raúl Barrera, responsable del PAU .
“Un aspecto interesante que observamos en los restos de esta casa, es que no se usó el piso prehispánico, sino que nivelaron mediante rellenos que oscilan entre los 15 y los 40 centímetros, y después ocuparon las lajas de basalto. Muchas veces desplantaban las viviendas virreinales sobre las estructuras prehispánicas; algunas veces reutilizan o adaptan muros como cimientos”, detalló.
Gracias a estos descubrimientos, arqueólogos consideran que los indígenas eran retornados al área que ocupó el Recinto Sagrado de Tenochtitlan para que sirvieran como mano de obra bajo la dirección de los españoles. Un claro ejemplo es la escalinata encontrada, la cual denota la continuidad de técnicas constructivas indígenas bajo los patrones arquitectónicos renacentistas.
“Aunque Tenochtitlan cayó, los españoles tenían el temor de una insurrección, y esa precaución se nota en la hechura y grosor de los muros de la casa construida en los primeros años posteriores a la Conquista española”, finalizó el titular del PAU.
El equipo del Programa de Arqueología Urbana, integrado por Andrea Campos Vargas, Lorena Medina Martínez, Francisco Delgado Meza, Ingrid Trejo Rosas y Enrique Vela Ramírez, concluyó los trabajos de excavación arqueológica en el predio del hallazgo, por lo que darán paso a la investigación histórica y al estudio de los materiales recuperados.
Dichos artefactos consisten en fragmentos de cerámica de los periodos prehispánico, virreinal temprano y virreinal tardío (con una presencia destacada de mayólicas), restos de figurillas que representaban la diversidad de la sociedad virreinal e innumerables restos de fauna.