Alejandro Calvillo
06/08/2019 - 12:04 am
La chispa de la vida también asociada a cáncer
Para este estudio se tomó información de la dieta por 24 horas, diseñada para registrar el consumo de 3300 diferentes tipos de alimentos y bebida, durante varios años. Se encontró una relación entre el consumo de bebidas azucaradas y cáncer en general, y de manera especial, en senos, próstata y cáncer colorectal.
De acuerdo al Global Burden of Disease, el mayor esfuerzo científico internacional de observación de las principales causas de enfermedad y muerte a escala global, el consumo de bebidas azucaradas se ha asociado a una mayor incidencia de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, sin embargo, no se había estudiado su relación con diversos tipos de cáncer.
A partir de la información recabada a través de uno de los mayores seguimientos a gran escala de la relación entre salud y nutrición en alrededor de 101 mil 257 personas mayores de 18 años, el NutriNet-Santé de Francia, se ha encontrado una relación, también, entre el consumo de bebidas azucaradas y un aumento del riesgo de cáncer.
Es muy común escuchar que diversos especialistas recomiendan a las personas que han sido diagnosticadas con algún tipo de cáncer que no consuman azúcar. Es casi popular el dicho de que el azúcar es un alimento para el cáncer.
Para este estudio se tomó información de la dieta por 24 horas, diseñada para registrar el consumo de 3300 diferentes tipos de alimentos y bebida, durante varios años. Se encontró una relación entre el consumo de bebidas azucaradas y cáncer en general, y de manera especial, en senos, próstata y cáncer colorectal.
El consumo de bebidas azucaradas se ha incrementado en el mundo de forma descontrolada, tan solamente entre 1990 y 2016 aumentó en 40 por ciento. Si consideramos, que en naciones desarrolladas, como los Estados Unidos, el consumo se ha reducido, el mayor incremento se ha dado en naciones de ingresos medios y bajos, como México. Basta ver el destino de las mayores inversiones de estas grandes empresas, como Coca Cola, para encontrar que se dirigen a naciones latinoamericanas, africanas y asiáticas.
La evidencia científica ha demostrado, como lo establece el Global Durden of Diseases, que el consumo de bebidas azucaradas está asociado con un aumento del riesgo de sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y muerte por riesgo cardiovascular.
Se había reconocido por parte de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer que el 4-metilimidazol, presente en las bebidas que utilizan el caramelo IV, principalmente las bebidas de cola, es un posible cancerígeno y que endulzantes artificiales como el aspartame puede jugar un papel en la carcinogénesis. También que las bebidas endulzadas con endulzantes artificiales, contrario a lo que se publicita, están asociadas con una alta incidencia de hipertensión, obesidad y diabetes tipo 2. A lo anterior se ha sumado los reportes que muestran que estos edulcorantes no calóricos aumentan la intolerancia a la glucosa alterando la microbiota intestinal, lo que se relaciona con muchas otras afectaciones.
Sin embargo, no se había relacionado el consumo de bebidas azucaradas con el aumento del riesgo de cáncer. La relación se había establecido de manera indirecta ya que el consumo de bebidas azucaradas aumenta el riesgo de obesidad y ésta aumenta el riesgo de ciertos tipos de cáncer.
En sus conclusiones generales el estudio “Sugary drink consumption and risk of cancer: results from NutriNet-Santé prospective cohort”, publicado en el British Medical Journal el 10 de julio pasado, señala un aumento del riesgo de cáncer con el consumo de bebidas que contienen azúcar añadida y también por parte de los jugos naturales. Los jugos naturales retiran la fibra de la fruta y liberan los azúcares para entrar al organismo e impactar de la misma forma que lo hacen los azúcares añadidos a las bebidas. La diferencia está en que los jugos naturales pueden contener vitaminas y minerales requeridos por el organismo, pero generando un daño similar al de las bebidas que contienen azucares añadidos.
El estudio señala que beber un vaso pequeño de bebida azucarada al día, 100 mililitros, aproximadamente una tercera parte de una lata de refresco, provoca un aumento de 18 por ciento el riesgo de cáncer en general y en un 22 por ciento el riesgo de cáncer de seno.
Existen muy diversos y graves impactos que provoca en la salud el consumo de bebidas con azúcares añadidos o jugos naturales que nos hacen pensar que, a excepción de los bebes que requieren la leche materna -que contiene su propia azúcar llamada lactosa-, la única opción saludable para hidratarse es el agua. Sin embargo, la multimillonaria publicidad, omnipresencia y diseño adictivo de las bebidas azucaradas ha trastocado un hecho natural para convertirlo en una de las principales causas de enfermedad y muerte.
El poder de las grandes empresas de bebidas azucaradas y endulzadas es tal que bloquean la posibilidad de que los consumidores puedan acceder al mínimo de información sobre la composición y riesgo de sus productos. En nuestro país han iniciado una fuerte campaña contra la posibilidad de que los consumidores puedan saber, al menos, que un producto es “Alto en Azúcar”.
Las refresqueras, junto con las embotelladoras, encabezadas por FEMSA-Coca Cola, ya cuentan con un reducido grupo de legisladores a su favor para oponerse al etiquetado de advertencia que ya aprobó la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y que cuenta con el respaldo de los organismos de Naciones Unidas, el Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud.
La consigna de estos legisladores, al servicio de la industria, es decir que no sirve un etiquetado solamente, que hay que discutir una ley general e integral contra la obesidad, que la industria debe ser consultada para elaborar esta ley, etcétera, etcétera. Es decir, seguir la estrategia de alargar, dividir, negar y cooptar.
Mientras, los mexicanos siguen a la cabeza en muertes por diabetes, consumiendo el 70% de los azucares añadidos en su dieta a través de las bebidas azucaradas, sin que las etiquetas informen, al contrario, las etiquetas actuales incitan a consumir más azúcar.
Y la industria dice que el etiquetado que tenemos sirve y es veraz.
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