El 42 por ciento de hombres y 37 por ciento de mujeres cree que las personas en situación de pobreza se «esfuerzan poco» para salir de ello, y el 36 y 33 por ciento respectivamente considera que los indígenas viven en esa condición por su cultura, así lo reveló la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación destacó que las cifras muestran a un México aún racista y homofóbico.
Sumado a esos prejuicios detectados, de acuerdo con una escala de tonalidad de piel, el ejercicio registró que la mayoría con tono obscuro labora en actividades del sector primario y su escolaridad no llega a la superior: el 44 por ciento de tonalidad A-E (obscura) frente al 28.4 por ciento de H-K (clara).
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).- En México, el racismo incide en la desigualdad económica. El 42 por ciento de hombres y 37 por ciento de mujeres cree que las personas en situación de pobreza se «esfuerzan poco» para salir de ello, y el 36 y 33 por ciento respectivamente considera que los indígenas viven en esa condición por su cultura, reveló la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017.
Sumado a esos prejuicios detectados, de acuerdo con una escala de tonalidad de piel, el ejercicio registró que la mayoría con tono obscuro labora en actividades del sector primario y su escolaridad no llega a la superior: el 44 por ciento de tonalidad A-E (obscura) frente al 28.4 por ciento de H-K (clara).
«La discriminación que no se atiende se convierte en desigualdad, erosión social y violencia», afirmó Alexandra Haas de Conapred. «La igualdad resulta ilusoria; no la hay en México».
Resaltó que las cifras muestran a un México aún racista y homofóbico.
La encuesta, elaborada en conjunto por el Inegi, Conapred, UNAM, Conacyt y CNDH, se levantó entre indígenas, discapacitados, creyentes, adultos mayores, jóvenes, niños, mujeres y trabajadoras del hogar. Evidenció que 1 de cada 5 dijo haber sido discriminado en el último año y a 1 de cada 4 se le negó un derecho en el último lustro.
Se concluyó que la discriminación se vive de manera más elevada si se tiene una discapacidad o se es indígena, pero puede ser múltiple, ya sea por ser mujer e indígena, por ejemplo, o joven y homosexual.
Además, las trabajadoras de casa son a quienes más se les niegan los derechos y el 91.8 por ciento de ellas consideró que su trabajo es «poco valorado».
El fenómeno provoca falta de empleo, pocos recursos económicos y inaccesibilidad al transporte público.
En contraste, Haas de Conapred enfatizó que aunque frente a la ENADIS de 2010 aumentó el número de personas que llamaría a un policía al ver a un joven en la esquina, también subió la postura a favor del matrimonio homoparental.
El titular de la CNDH, Luis Raúl González, advirtió que discriminar es ilícito, pero pertenecer a esos grupos implica «una desventaja» para el goce de los derechos y oportunidades, a pesar de que la pluralidad y diversidad «son inherentes» a un sistema democrático, por lo que no debe haber cabida a prejuicios.
La abogada general de la UNAM, Mónica González, coincidió en que hay un «vínculo directo» entre la discriminación y la negación de derechos humanos.
Alertó que aunque lo distinto suele representar una amenaza, es lo que enriquece una sociedad. «Sin diversidad no hay vida», aseguró.