Efraín Martiz, padre de Gibrán Martínez Díaz, ex cantante de “La Voz México”, señala que su hijo presenció el asesinato de uno de sus amigos por un conflicto amoroso con el hijastro del ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita. Ante ello, acusa, elementos de la SSP de Veracruz le dieron muerte y a otros de sus compañeros, para después simular que habían muerto en un enfrentamiento entre miembros del crimen organizado.
Por Laura Rojas
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).- “A mi hijo lo mataron por haber presenciado cuando [Arturo] Bermúdez Zurita o su hijastro Gabriel Bermúdez Hernández le puso un balazo a Eduardo de la Cruz Caballero”, dice Efraín Martiz, padre de Gibrán Martíz Díaz, ex cantante de “La Voz México”, víctima de privación ilegal de la libertad y homicidio en enero del 2014, en Xalapa.
Ángel Bravo Martínez, Mauricio Ramírez Santiago, Iván Cortés Espíritu, José Luis Pérez Vela, Manuel Ortiz Alarcón, Uriel Pérez Pérez y Felipe de Jesús López Domínguez, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz (SSP), fueron detenidos y enviados a la cárcel por este caso; sin embargo, meses después, inexplicablemente, recobraron su libertad con el pago de 5 mil pesos cada uno.
Hoy se desconoce si, como lo pidió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en la recomendación 14/2015, la Fiscalía General busca reaprehenderlos.
Gibrán Martiz y sus dos amigos, Sergio Martínez y Eduardo de la Cruz, menor de edad, fueron sustraídos en la capital del estado el 7 de enero de 2014; los cuerpos de Gibrán Martiz y Sergio Martínez aparecieron doce días después en un paraje entre Huatusco y Conejos, a unos 80 kilómetros de Xalapa.
Durante esos doce días, afirma el padre del cantante de “La Voz México”, los jóvenes estuvieron bajo toda clase de martirios en las instalaciones de la academia de Lencero, según las investigaciones que, vía independiente, él mismo realizó por su cuenta ante la inoperancia de la entonces Procuraduría General de Justicia, la cual era encabezada por Amadeo Flores.
La reclusión de Gibrán Martiz en Lencero coincidió con la asistencia del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, el 14 de enero, a esa academia para participar en la graduación de una generación de elementos de la Policía Acreditable, flanqueado por el Gobernador Javier Duarte de Ochoa y su titular de Seguridad Pública. Ahí el funcionario federal lanzó un incendiario discurso contra los viejos esquemas policiacos, represores y violadores de los derechos humanos, aplaudiendo el proyecto de Bermúdez y de Duarte.
Entrevistado horas después de la renuncia de Arturo Bermúdez de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz (SSP), Efraín Díaz dice desconocer qué pasó los policías directamente implicados en la sustracción de los tres jóvenes.
A la distancia, en otro país, el padre del cantante afirma que el Fiscal, Amadeo Flores Espinoza primero, y Luis Ángel Bravo Contreras, después, nunca quisieron actuar contra el personal de Bermúdez Zurita, menos tomar en cuenta la línea de investigación que apunta directamente a una venganza familiar presuntamente cobrada por el ex jefe policiaco hoy bajo sospecha por sus mansiones y empresas.
“Luis Ángel Bravo Contreras le teme a Arturo Bermúdez”, sostiene Efraín Martiz.
En alguna ocasión, recuerda, dentro de las diligencias, un empleado de la Fiscalía arribó al cuartel de San José, ubicado en Xalapa, a pedir informes sobre el caso. No tardó mucho en salir de la gendarmería, pero venía con el terror tatuado en el rostro. “Me dijeron que me fuera, que no tenía nada que hacer allí, ni andar investigando, que si insistía, me dieron a entender, me iban a desaparecer”, expuso el oficial a la familia del joven intérprete de la Voz México.
Que el Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras temiera dirigir sus baterías contra uno de los colaboradores más cercanos del Gobernador Javier Duarte de Ochoa, era más que entendible. Los hechos lo evidencian, pues si han sido numerosos los escándalos de policías coludidos con la mafia, y señalados de participar en la desaparición de personas, un delito de lesa humanidad, hasta el momento, Luis Ángel Bravo Contreras ha nadado “de a muertito” cuando se trata de Arturo Bermúdez, quien tuvo que dejar el cargo por el escándalo de su supuesta fortuna detectada por varias residencias a su nombre y al de su esposa en los Estados Unidos, y señalamientos del Gobernador Electo, Miguel Ángel Yunes Linares, de que es cabeza de un emporio empresarial en Veracruz, el Distrito Federal y Cancún.
El caso de los cinco desaparecidos de Tierra Blanca, por ejemplo, enfrentó a la Fiscalía y a la SSP directamente cuando se descubrió que uno de los mandos implicados en la sustracción de cinco jóvenes de Playa Vicente, Marcos Conde, había sido nombrado como delegado de Tierra Blanca directamente por Bermúdez Zurita después de una trayectoria atropellada y llena de sospechas por su actuar como jefe de la Policía en Ciudad Cardel. Más de siete elementos de la Policía terminaron tras las rejas, incluido el delegado Marcos Conde, pero por nada Luis Ángel Bravo molestó a Bermúdez. Y con todo y el escándalo, Bermúdez no cayó.
UNA VENGANZA
Aunque en versiones periodísticas, desde hace tiempo, se especuló que había sido Gibrán Martiz quien había reñido, en un antro en Xalapa, con Gabriel Bermúdez Hernández, hijastro del Arturo Bermúdez, el padre del joven aclara que quien peleó con el familiar del ex Secretario, es Eduardo de la Cruz Caballero, a causa de un conflicto amoroso con una joven supuestamente ligada emocionalmente con Gabriel Bermúdez. Lo que se sabe, dice, es que hubo un pleito y el joven influyente resultó lesionado. Los chicos se marcharon, pero la venganza ya estaba en marcha.
Después de que son apresados por la Policía, el 7 de enero de 2014, los jóvenes nunca son ingresados a un cuartel para reportarlos como detenidos o entregados al Ministerio Público. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en la recomendación 014/2015, ordenó al gobierno de Javier Duarte de Ochoa reponer el proceso de investigación y evidencia los múltiples errores cometidos bajo la tutela, ya, de Luis Ángel Bravo Contreras, pues mientras sus peritos sostuvieron que se había tratado de un enfrentamiento entre criminales.
La CNDH mostró pruebas científicas de que Gibrán y Sergio Martínez no habían disparado arma alguna; en cambio, era notorio que se había tratado de una ejecución extrajudicial, y los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) se encontraban comprometidos por haber manipulado la evidencia.
En la solicitud 00070715, Miryam Flores García, Encargada del Despacho de la Dirección General de Seguimiento de Recomendaciones, responde que las recomendaciones enviadas al Gobierno de Veracruz en 2015, entre ellas la del caso del cantante, “se encuentra aceptada con pruebas de cumplimiento parcial”.
En el mismo tenor, Efraín Martiz sostiene que hasta ahora, el gobierno de Javier Duarte de Ochoa no ha cumplido con lo ordenado por la CNDH, de entrada, la justicia y reparación del daño. En un comunicado, el último sobre el tema, el gobierno de Duarte de Ochoa intentó desvirtuar el pago de recursos relacionados a reintegros realizados por la familia del cantante para gastos de investigadores privados, pago de terapias, trasladados, etcétera, y todo lo relacionado a la investigación realizada de manera independiente para encontrar la verdad sobre este caso.
El titular de la Secretaría de Gobernación veracruzana (Segob), Flavino Ríos, informó que se había cubierto la indemnización, lo cual es totalmente falso. Únicamente se pagaron los gastos generados por esta tragedia.
De esta forma es que la familia del artista finado dio con la pista de las últimas llamadas efectuadas desde el celular del cantante, y se registran en la Academia de Lencero, en donde los chicos pasaron buena parte del tiempo que estuvieron privados de su libertad.
Usando tecnología básica y un buscador de Google, se encontró la última pulsación del celular, en las mismas fechas que Osorio Chong apareció en esa academia. A unos metros de él, en los sótanos de ese institución, colaboradores de Bermúdez presuntamente martirizaban a los dos chicos.
Y fue en ese inter, que Gibrán y Sergio habrían presenciado la agresión con un arma de fuego por parte de Arturo Bermúdez o de Gabriel Bermúdez a Eduardo de la Cruz Caballero, afirma Efraín Martiz. No precisa quien de los dos agredió al chico menor de edad, pero está seguro de que tuvieron que ver en el hecho de que hasta el momento, sus restos no aparecen.
Otro cabo suelto en las investigaciones de este expediente, es que el teléfono del joven xalapeño también fue abierto cerca de La Loma del Diablo, en Boca del Río, y fue en este punto en donde se sustrajeron las fotos de Gibrán Martiz usando armas de fuego de utilería, que empleaba en sus videos musicales de regeton, para después boletinarlas con una editorial tratando de restar responsabilidad al Estado, afirmando que Martiz tenía malas compañías. Horas después se supo eran armas de juguete.