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Julieta Cardona

06/08/2016 - 12:01 am

Retornar por la 57

La ruta –casi toda y siempre– estaba llena de nubes. Algodones de agua condensados bien arriba. Vida en el cielo. Y, bueno, el camino –casi todo y siempre– estuvo lleno de retornos.

Retorno por la 57. Imagen tomada de Creative Commons, Google
Retorno por la 57. Imagen tomada de Creative Commons, Google

Tenía casi seis años cuando le pregunté a mi madre cuál era el significado de “retorno”. Volver, me dijo. ¿De vomitar? No, de regresar. ¿A dónde? A cualquier lugar.

De pequeña hacía largos viajes con mis padres. Nuestro camino regularmente era el mismo: una de las avenidas más grandes del continente: la carretera 57. Durante años la recorrimos: ida, vuelta; vuelta, ida. Cada que había vacaciones nos enfilábamos al norte.

La ruta –casi toda y siempre– estaba llena de nubes. Algodones de agua condensados bien arriba. Vida en el cielo. Y, bueno, el camino –casi todo y siempre– estuvo lleno de retornos.

Me ocurría algo peculiar. Mientras más cerca estaba de mi casa, más se intensificaba el deseo por retornar. ¿Adónde? Al norte. Qué sé yo: al norte. Secretamente deseaba que mi padre virara el volante. Deseaba que ocurriera cualquier cosa: que inventara una urgencia, que recibiera una llamada telefónica, que se le hubieran olvidado las mancuernillas. ¿Qué es una mancuernilla? Un pasador para las camisas. ¿Cómo el del cabello? Similar, pero para ajustar el puño de la camisa.

Inventar cualquier cosa: una llanta ponchada, un día extra de vacaciones, calmar el llanto de mi abuela muriendo de cáncer, otra enfermedad incurable de alguien más, otras mancuernillas. Pero que volviéramos.

Hoy recorrí esa carretera todo el día. Vi los mismos paraderos –y otros más grandes y nuevos–. Me paré en el lugar que mis padres elegían. El favorito de papá para ver a las meseras y el de mamá por el dulce de leche. Vi los mismos letreros de retorno –y otros más grandes y nuevos–, la misma Sierra Madre Oriental, la misma vida en el cielo. Y me quedó clara una cosa –al menos y por ahora–: cuando yo maneje volveré siempre al lugar que fui feliz.

 

 

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