Seis de cada 10 mujeres son víctimas de acoso sexual en la Ciudad de México. El 24 de abril, las mujeres tomaron las calles de la capital y otras ciudades de la República por medio del movimiento #VivasNosQueremos para reclamar su derecho a transitar sin miedo a ser agredidas. El Gobierno capitalino anunció, un mes después, los resultados de la Estrategia 30-100 en coordinación con el Instituto de las Mujeres y presentó una medida complementaria: un silbato para alertar sobre posibles ataques. La sociedad reaccionó con memes y el hashtag #ElPitoDeMancera para burlarse de esta iniciativa. Sin embargo, ayer, cuando empezaron a distribuirse, los habitantes de la ciudad hicieron fila para obtener esta herramienta a cambio de su nombre, colonia, código postal y correo electrónico.
Ciudad de México, 6 de julio (SinEmbargo).- “¿Silbatos? ¿Cuáles silbatos?”. Los encargados del módulo de información en el edificio delegacional no saben de qué se trata. Hay tres hombres al otro lado del cristal. Uno de ellos toma una hoja y dice: “Ah, los silbatos contra el acoso. Hace rato ya habían preguntado por ellos. Los están repartiendo en esta dirección. Nada más úsenlos bien, ¿eh?”
Es el Juzgado Cívico CUH-2, ubicado en la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, uno de los nueve puntos a los que el Gobierno capitalino dijo que cualquier habitante de la ciudad podría acudir para solicitar los silbatos anunciados por Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la CdMx. Un mes y 10 meses fue el tiempo necesario para encontrar a la empresa, diseñar lo que el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México describió como un “prototipo especial” y ponerlo a disposición de los ciudadanos.
El hombre en el juzgado remite a las mujeres a la Dirección General de Servicios Legales de la Ciudad de México, ubicada en la calle Xocongo, número 131, en la delegación Cuauhtémoc. Hace una precisión: indica que también en algunas estaciones del metro están entregando los silbatos. Es la primera jornada que el Gobierno de la ciudad llevará a cabo para poner a disposición de los ciudadanos esta herramienta complementaria para advertir sobre posibles agresiones sexuales.
Hasta el lunes 5 de julio, nueve de los 51 Juzgados Cívicos en la ciudad serían los puntos de entrega. Sin embargo, en la mañana del martes 6 todo había cambiado: si el acoso tiene lugar en el transporte público, y las mujeres pasan a diario por estos lugares, ¿por qué no entregarlos ahí? Así fue como el Jefe de Gobierno instruyó a su gabinete para que los silbatos fueran repartidos en las estaciones del Metro, dijo a SinEmbargo el área de Comunicación del Inmujeres CDMX.
Seis estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) fueron las elegidas: Pino Suárez, Hidalgo, Guerrero, Pantitlán, Balderas y Chapultepec. A partir de las ocho de la mañana y hasta alrededor de las dos de la tarde, fueron repartidos mil 500 silbatos a todas las personas que los solicitaron, de acuerdo con un boletín de Inmujeres.
SERÁ BUENO PARA LLAMAR LA ATENCIÓN
Desde las ocho de la mañana empezaron las filas en la estación Pino Suárez, coincidieron los vendedores de periódicos y comida de la estación. A la una de la tarde había 20 mujeres con credencial de elector en mano que esperaban su turno para llenar el formulario y recibir el silbato. A las dos de la tarde el acceso a la fila había sido cerrado. Dos horas antes de la hora límite establecida por el Gobierno capitalino. “¿Qué no eran para todas?”, pregunta al aire una mujer que llegó tarde y no pudo esperar los diez minutos en la línea para llegar a la mesa y obtener el instrumento.
“Me han agarrado las pompis”, dice una señora de la tercera edad que es parte del último grupo que podrá pedir el silbato hoy, “a mí, que soy una anciana. Imagínese a las jovencitas. Da mucho coraje”. Es por esta razón que las usuarias coinciden en que esta alerta servirá para hacer visibles los ataques.
“Son abusivos, pero también son cobardes”, dice otra usuaria. Las mujeres coinciden en que hacer ruido puede ayudar a combatir el acoso callejero. No son las únicas. “Yo sí lo pediría”, dice un señor que llegó 10 minutos después de que el último silbato fuera repartido, “si ves que están molestando a alguien, ¿por qué no hacer que se vea?”
NI SILBATOS ROSAS, NI INSTRUCCIONES PARA LOS POLICÍAS
En la estación Pino Suárez de la línea dos del metro no había ni un silbato rosa a la una de la tarde. Aunque el Jefe de Gobierno anunció que los negros serían para los hombres y los rosas, para las mujeres, después de mediodía las personas no podían elegir un color. El INMUJERES no ha emitido un posicionamiento al respecto.
“La repartición se hará durante diez días”, dijo un elemento de seguridad del STC a SinEmbargo. El programa, en efecto, seguirá efectuándose hasta agotar todas las existencias que la Secretaría de Gobierno de la ciudad adquirió en esta nueva etapa: 15 mil. No obstante, ninguna autoridad puede determinar en qué momento ocurrirá eso. Hoy, por ejemplo, tuvieron que surtir los puntos de reparto dos o tres veces.
“Más que un curso sobre qué hacer cuando suene el silbato, fue una orientación sobre cómo se iban a repartir”, dijo una agente de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad que pidió el anonimato.
El Inmujeres CDMX había asegurado que esta estrategia debía estar acompañada por “la distribución de las tarjetas que van a tener los policías que estén en las áreas de transporte sobre qué hacer en el momento en que oigan un silbato”. En el primer día de su implementación,
EL PLAN PREVIO
Hasta la última semana de junio, el Gobierno de la Ciudad de México tenía planeado repartir silbatos rosas para las mujeres y negros para los hombres, y hacerlo en los Juzgados Cívicos de nueve delegaciones de la entidad. Ninguno de estos planes se concretó: los puntos de entrega fueron seis estaciones del metro y los silbatos sólo eran negros.
“La finalidad es medir qué tanto la gente se puede involucrar”, dijo la doctora Teresa Incháustehgui, directora de Inmujeres CdMx. Aunque aceptaban que era complicado capacitar a las 15 mil personas que los recibirían, aseguraron que sí repartirán un folleto para explicar qué es y cómo lo deben utilizar.
Cada silbato costó alrededor de 80 pesos, de acuerdo con el Inmujeres CdMx. La Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México pagó 1.2 millones de pesos en 15 mil silbatos. Sin embargo, los detalles al respecto no pueden ser conocidos porque el contrato no es público todavía.
El Gobierno de la Ciudad de México espera recibir una retroalimentación de cada una de las 15 mil personas que soliciten el silbato. Sin embargo, la encargada del Instituto de las Mujeres capitalino acepta que aunque envíen un cuestionario al correo electrónico proporcionado, no pueden tener la certeza de que los ciudadanos responderán.
Por esta razón, las autoridades considerarán si es necesario hacer un estudio en un grupo cautivo, cuando transcurran los 100 días de esta estrategia y sea realizada una evaluación de los resultados para continuar con las medidas implementadas por el Gobierno de la capital del país, el Inmujeres y ONU Mujeres.