LEÓN, GTO. (Proceso).- Con una cómoda ventaja que según el conteo preliminar del Instituto Estatal Electoral (IEE) estaría rebasando los 10 puntos (49.5% contra 39%), el Partido Acción Nacional conserva la gubernatura de Guanajuato, la única que logró retener de las que se disputaron en estas elecciones y que el PRI no le arrebató.
Sin embargo, en León, principal bastión panista en el estado, el PRI y su candidata Bárbara Botello Santibáñez llevaban la ventaja casi 24 años después de que Acción Nacional se instaló en el palacio municipal con Carlos Medina Plascencia como abanderado.
“Se acabó el tiempo del partido invencible y todopoderoso. La segunda alternancia en León marca el inicio de una nueva etapa para todo el estado”, expresó cerca de la medianoche del domingo 1 el coordinador de la campaña priista en León, Martín Ortiz, quien se perfila para ser secretario del ayuntamiento en el próximo gobierno priista.
Aunque en el IEE los representantes jurídicos del PRI advertían que esta reñida elección en el municipio más grande e importante del estado podría resolverse en los tribunales, la candidata Botello salió a que le levantaran el brazo, mientras que el panista Miguel Salim Alle se conformó con enviar discretos mensajes de agradecimiento, vía Twitter, sin dar la cara.
Por su parte, el candidato a gobernador, Miguel Márquez Márquez, muy ligado al sexenio inconcluso de Juan Manuel Oliva Ramírez y al grupo ultraconservador incrustado en Acción Nacional, proclamó su victoria desde temprana hora de la tarde del domingo; para entonces las cifras oficiales le reconocían más de 460 mil votos.
En ese momento aventajaba con 100 mil votos al candidato del PRI Juan Ignacio Torres Landa, quien sólo tenía 362 mil. Esta información la proporcionó el Programa de Resultados Preliminares del IEE al hacer un conteo de poco más del 40% de la votación en la entidad.
El abanderado tricolor esperó hasta después de las 22:00 horas para presentarse en el búnker de la campaña estatal y admitir que su porcentaje de votos no era suficiente para conseguir la victoria.
Además del triunfo obtenido por Márquez, el PAN podría llevarse casi el carro completo en los distritos locales, pues según el PREP este partido ganó en 21 de las 22 demarcaciones. La excepción fue el VIII Distrito, con cabecera en la capital del estado, donde el exalcalde Luis Felipe Luna, abanderado priista, se perfiló como ganador.
A muchos panistas de la entidad les extrañó ver al secretario adjunto de elecciones del CEN del PAN, el exgobernador Juan Manuel Oliva Ramírez –quien estaba alejado de la vida pública–, salir a la palestra para anunciar la ventaja de su abanderado.
Tanto Márquez como otros candidatos locales de Acción Nacional se deslindaron de Oliva, quien ocupó la gubernatura del estado hasta marzo pasado, cuando pidió licencia al cargo para irse a trabajar “como un soldado del PAN”. En realidad dejó el puesto debido a los escándalos de corrupción, tráfico de influencias y favoritismo hacia familiares y empresarios que le eran cercanos. En el DIF estatal Marta Martínez Castro, su esposa, imponía su voluntad de manera atrabiliaria. En la Secretaría de Obra Pública, Juan Carlos Delgado Zárate, compadre y amigo de Oliva, tenía manga ancha para actuar gracias a la protección que éste le brindaba.
Con varios procesos iniciados por la Secretaría de la Gestión Pública de Guanajuato y antecedentes de irregularidades cuando ocupó la dirección del Instituto de Vivienda, Delgado Zárate fue destituido semanas después de que Oliva dejó el gobierno.
Los operadores del PRI, así como algunos panistas, consideran que este fue uno de los factores que incidieron de manera negativa en la contienda por la presidencia municipal de León, ciudad de la que es oriundo el exgobernador Oliva.
“Aquí la gente vio con malos ojos el tema de la corrupción de Oliva; esto, sumado al mal gobierno de Sheffield y a un perfil también cuestionado del candidato Salim, se combinó con una buena candidata del PRI, que se acercó a la gente y dijo que integrará una comisión ciudadana anticorrupción”, comenta en entrevista el coordinador priista de la campaña, Martín Ortiz.
Guanajuato se mantiene como la única entidad gobernada por el PAN en el centro del país –en elecciones recientes perdió Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí– gracias a un férreo control ejercido por la estructura de ese partido y el gobierno estatal. Las cifras dan cuenta del desgaste:
En 2006, Juan Manuel Oliva alcanzó casi 62% de la votación estatal, una cifra récord, con un millón 166 mil 820 votos. Miguel Márquez, según la tendencia sostenida que reportó el PREP, sólo alcanzaría 49.3%; es decir, más de 12 puntos porcentuales por debajo de lo alcanzado por Oliva seis años atrás.
Un operador panista consultado por Proceso la tarde del domingo –y que pidió el anonimato– admite que la contienda estaba muy reñida. También plantea que, cuando se instale en la gubernatura, Miguel Márquez debe efectuar una limpieza a fondo en la administración estatal para acabar con la corrupción.
“Sí nos pegó el tema de la corrupción de Oliva; si se llevó el dinero o no se lo llevó; si la casa valía 10 millones o no, no es lo mismo que lo que se llevó Moreira, que lo de Peña Nieto, que lo de Veracruz con Fidel Herrera; pero si nosotros tenemos la bandera de la honestidad, pues eso se nota más”, señala.
Incluso, comenta que en los últimos meses del sexenio de Oliva fueron varias las observaciones que se le hicieron por asuntos como el uso frecuente –e indebido– del helicóptero oficial por su esposa Marta Martínez, quien no era funcionaria sino la presidenta honoraria del DIF. “Y no hizo caso”.
Otro de los aspectos que revisará el PAN es el proceso de selección de candidatos y que, a decir del operador estatal, “está evidentemente agotado”. Ejemplo de ello, apunta, fue la elección del candidato a gobernador, donde compitieron contra Miguel Márquez el senador Ricardo Torres Origel y el actual secretario de Educación José Ángel Córdova. Éste habló de un proceso operado por el gobierno estatal –es decir, por el gobernador Oliva– a favor de Márquez, quien era miembro de su gabinete.
“El PAN ya no puede gobernar como lo hizo en los últimos años; eso lo tenemos muy claro”, sentencia el líder panista consultado por este semanario.
A su vez, el PRI elevó su votación al pasar del 26.2% que consiguió en 2006 el candidato priista Miguel Ángel Chico, a 39%, acaparado por Juan Ignacio Torres Landa.
Este candidato no se benefició con el llamado “efecto Peña Nieto”; en cambio, sí le perjudicó lidiar con un proceso interno que se resolvió tarde y en medio de complicaciones para el PRI tras la fallida operación –según lo denunció el propio Torres Landa– para ungir al actual secretario de Educación, José Ángel Córdova Villalobos, como candidato.
Tanto el candidato del PRI como su equipo –y menos aún la dirigencia estatal– no lograron subsanar diferencias generadas por la conformación de las planillas para los ayuntamientos, o la integración de la lista de candidatos plurinominales al Congreso local. En ésta, Torres Landa dispuso colocar en los primeros lugares a su coordinador de campaña, el empresario leonés Jorge Videgaray, y a la hija del senador Francisco Arroyo Vieyra, la actual regidora Érica Arroyo.
Arroyo Vieyra fue ampliamente premiado por su disciplina al aceptar la candidatura de Torres Landa –que él tanto dijo buscar–, pues va acompañando a Manlio Fabio Beltrones en la lista de aspirantes a la Cámara de Diputados por la vía plurinominal.
A lo largo de la campaña del candidato del PRI a gobernador se hizo evidente su distanciamiento con personajes del priismo como el dirigente nacional de la CNC, el diputado federal Gerardo Sánchez García. Este organismo mantuvo tomadas las instalaciones del Comité Estatal durante un mes debido a los desacuerdos que el dirigente estatal Rigoberto Paredes denunció como “un desaire” a sus líderes campesinos en las planillas.
Irónicamente, a Gerardo Sánchez tampoco le fue bien en su municipio natal, Salvatierra, donde el PRI habría perdido la elección ante el PAN.
Las pugnas internas también se reflejaron en Pueblo Nuevo, donde el exalcalde priista Leonardo Solórzano defeccionó del partido cuando le rechazaron su postulación como aspirante a la candidatura a gobernador. Hoy el PRI tiene una cerrada competencia contra Nueva Alianza, cuya candidata es hermana de Leonardo.
El PRI podría reposicionarse en cierta medida en las alcaldías, pues de acuerdo con el PREP no sólo estaba refrendando sus triunfos en San Miguel de Allende, San Luis de la Paz y Guanajuato capital –esta última con números muy cerrados frente al PAN–, sino que estaría arrebatando al blanquiazul municipios como San Felipe, Dolores Hidalgo, Silao, Manuel Doblado, Romita y Pénjamo.
En esta entidad la izquierda se dividió y se fue al sótano. El PRD y su candidato a gobernador, Arnulfo Montes de la Vega, apenas y alcanzaban 5.8% de la votación, cifra inferior a la que obtuvieron hace seis años.
La expectativa es todavía peor para el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, los cuales, en el corte del PREP con 40% de los votos computados, apenas rebasaban 1% de los sufragios cada uno.
Y aunque el PRD se quedaría con municipios como Moroleón, Cuerámaro y Huanímaro, corre el riesgo de perder Valle de Santiago, su bastión del sur del estado donde la contienda se caracterizó por connatos de violencia entre panistas y perredistas.
La víspera del domingo 1, el proceso en ese municipio se manchó de sangre con el asesinato a balazos del representante del PRD ante la Comisión Municipal Electoral, Luis Antonio García Contreras, quien también era el director de la Junta Local de Agua Potable y Alcantarillado. Antes de que ocurriera este crimen, el comité estatal del PRD responsabilizó del clima de tensión en Valle de Santiago al gobierno del estado. Según el PREP, los panistas ya lo ganaron.