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06/06/2023 - 12:04 am

Impactos diferenciados en las mujeres en defensa del medio ambiente

“El posicionamiento de este tema en la agenda pública ha avanzado gracias a mujeres que se han organizado en torno a la defensa territorial, proyectos de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, y a las redes sociales conformadas por organizaciones de la sociedad civil”.

“En el marco de este día, queremos centrar las miradas en un tema fundamental del que casi no se habla: la relación entre el medio ambiente y las mujeres”. Foto: Cuartoscuro.

Por Ariana Escalante Kantún (@ariana_esk)*

Las Naciones Unidas designó el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente para hacer un llamado de atención hacia la protección y la salud del medio ambiente que afecta el bienestar de los pueblos y las personas que habitamos este planeta. Este día nos brinda la oportunidad de ampliar las bases para una conducta responsable de individuos, empresas y comunidades en la preservación y mejora del medio ambiente. El año 1972 marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la política ambiental a nivel internacional, con la primera conferencia sobre temas ambientales, conocida como la Conferencia sobre el Medio Humano o Conferencia de Estocolmo. Más tarde ese año, el 15 de diciembre, la Asamblea General (1) designó el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente e instó a “los gobiernos y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a comprometerse este día a llevar a cabo actividades a nivel mundial reafirmando su preocupación por la preservación y mejora del medio ambiente, con miras a profundizar la conciencia ambiental”.

En el marco de este día, queremos centrar las miradas en un tema fundamental del que casi no se habla: la relación entre el medio ambiente y las mujeres. En México, las mujeres enfrentan desafíos únicos en términos de desigualdad de género y degradación ambiental. Estas desigualdades producidas por las asimetrías de género ya no pueden ser sólo consideradas como fallas de las políticas públicas sino parte de las causas estructurales de la distribución desigual de la riqueza de los recursos naturales.

El cambio climático y las mujeres están estrechamente relacionados de varias formas. A nivel mundial, las mujeres son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático debido a una serie de factores sociales, económicos y culturales. Por ejemplo, se ha documentado el aumento de la violencia de género tras una catástrofe climática. De acuerdo con las aportaciones del Centro de Ginebra, la violencia de género es cada vez más frecuente en las zonas de conflicto que, a su vez, también corren más riesgo de sufrir fenómenos meteorológicos extremos (2).

Otro aspecto para resaltar es que los fenómenos meteorológicos extremos debidos al cambio climático afectan de forma desproporcionada a las mujeres y a las niñas, y a su capacidad para realizar sus tareas cotidianas, lo que explica en parte que algunas niñas se vean obligadas a abandonar la escuela. Las tareas de recolección de leña y agua, que tradicionalmente recaen en las mujeres y las niñas, se ven muy afectadas por los impactos del cambio climático, lo que las obliga a desplazarse más lejos de sus hogares para completar las tareas y mantener a sus familias. A su vez, los desplazamientos más largos aumentan su exposición a la violencia fuera del hogar.

Es imposible omitir la relación entre proyectos extractivos y mujeres en México. La vulnerabilidad de las mujeres en el medio rural, donde mayormente se sitúan este tipo de proyectos, se agrava debido a los usos y costumbres sexistas que las limitan en el acceso a la educación, salud, empleo y justicia. Los proyectos extractivos, como la minería, la extracción de petróleo y gas, entre otros, tienen impactos diferenciados importantes en las mujeres.

Las comunidades suelen ser desplazadas para dar paso a dichos proyectos, en donde las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada, ya que dependen en gran medida de la tierra para su sustento. La pérdida de tierras puede llevar a la inseguridad alimentaria y a la pérdida de su medio de vida. Esto aunado a un asunto pendiente es el acceso a la titularidad y otras formas de propiedad y posesión de las tierras para las mujeres.

La contaminación causada por los proyectos extractivos, como la contaminación del agua y del aire, puede tener graves impactos en la salud de las mujeres al ser expuestas a productos químicos tóxicos a través del agua que utilizan para cocinar, beber y lavar, aumentando el riesgo de enfermedades (3). Asimismo, la presencia de proyectos extractivos suele traer consigo cambios sobre el territorio, donde las mujeres son las que enfrentan las consecuencias negativas de la modificación de las condiciones sociales, económicas y ambientales en sus comunidades. Entonces, el arribo de estos proyectos ha reforzado la situación de desventaja histórica y discriminación estructural, donde las ofertas laborales, el proceso de consulta, la toma de decisiones o las compensaciones han sido, en su gran mayoría, más beneficiosas para los hombres que para las mujeres. Adicionalmente, la presencia de trabajadores masculinos en las áreas de extracción también puede contribuir a la explotación sexual y el tráfico de mujeres (4).

El posicionamiento de este tema en la agenda pública ha avanzado gracias a mujeres que se han organizado en torno a la defensa territorial, proyectos de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, y a las redes sociales conformadas por organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, el conocimiento acerca de la situación de las mujeres y los hombres en materia de sustentabilidad y el peso que tienen las relaciones de género en los procesos de gestión y cambios ambientales sigue siendo insuficiente. Basta mencionar la carencia de datos duros que documenten con rigor las asimetrías de género en el acceso y uso de los recursos naturales; de información estadística que muestre los impactos diferenciados por género de los problemas ambientales más acuciantes; y de reportes que indiquen los avances de las mujeres en la gestión ambiental y en los espacios de toma de decisiones.

Esta obligación ha sido ratificada en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Recomendación General 39(5), en donde los Estados deben emprender sin demora esfuerzos de recopilación de datos para garantizar que las leyes y políticas relacionadas con el medio ambiente, el cambio climático y la reducción del riesgo de desastres reflejen el impacto nocivo de estos problemas en las mujeres y las niñas indígenas, y así procurar su participación efectiva en la toma de decisiones para abordar problemas ambientales con soluciones más inclusivas. Porque ahora más que nunca, no nos pueden seguir dejando atrás.

* Ariana es investigadora en el programa de Territorio, Derechos y Desarrollo de @FundarMexico.


1. Resolución (A/RES/2994 (XXVII)
2. https://unfccc.int/sites/default/files/resource/sbi2022_07.pdf?download
3. Vázquez García, V., Sosa Capistrán, D. M., & Martínez González, R. (2020). Género y extractivismo minero. Experiencias femeninas de movilización en Zacatecas y Puebla (México). Revista de El Colegio de San Luis, 10(21).
4. GÉNERO E INDUSTRIAS EXTRACTIVAS EN AMÉRICA LATINA. Medidas estatales frente a impactos diferenciados en las mujeres en https://redextractivas.org/catalogo/boletines/genero-e-industrias-extractivas-en-america-latina-medidas-estatales-frente-a-impactos-diferenciados-en-las-mujeres/
5. https://lac.unwomen.org/es/digital-library/publications/2022/05/la-cedaw-y-la-recomendacion-general-39-sobre-los-derechos-de-las-mujeres-y-ninas-indigenas

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