Desde vestigios de comunidades antiguas hasta cámaras funerarias, las obras del Tren Maya han revelado innumerables rastros de la legendaria cultura maya y sus derivaciones. Arqueólogos trabajan junto a los ingenieros en la zona del sureste de México, clasificando y preparando para exhibir estos hallazgos de un mundo antiguo.
Ciudad de México, 6 de mayo (SinEmbargo).– A lo largo de lo que serán unos mil 500 kilómetros de extensión que abarcan los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los trabajos del Tren Maya, el megaproyecto del Presidente Andrés Manuel López Obrador en el sureste mexicano, han desenterrado miles de vestigios arqueológicos, ciudades de otros tiempos, osamentas y miles más de fragmentos de otros tiempos.
“No significa solamente recuperar y registrar los hallazgos arqueológicos que vamos encontrando en la ruta del tren y en las obras complementarias, sino que representa un gran proyecto de investigación en el que participan arqueólogos, antropólogos físicos, antropólogos sociales y otros profesionales de diferentes disciplinas”, dijo a mediados de abril Diego Prieto Hernández, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“[El rescate permite] un mejor conocimiento de las civilizaciones, las culturas, las poblaciones que ocuparon el territorio en los diferentes momentos del devenir de estos pueblos fundamentalmente vinculados a la gran nación maya que emerge desde siglos antes de nuestra era y que todavía está presente en las comunidades y pueblos mayas de México y Centroamérica”, añadió.
Mientras los esfuerzos en el Tren Maya avanzan a contrarreloj, ya que se planea su inauguración para diciembre de 2023, el INAH ha trabajado para hacer su propio “salvamento arqueológico”. Hasta ahora, el INAH ha registrado y preservado 48 mil 971 bienes inmuebles, entre cimientos, albarradas y basamentos; 896 mil 449 fragmentos de cerámica analizados; mil 817 bienes muebles, correspondientes a metates y cerámica; 704 vasijas en proceso de restauración; 491 osamentas y mil 307 rasgos naturales (cuevas y cenotes).
Para este trabajo, 530 arqueólogos, topógrafos, drones, ambientalistas, geomatas, geólogos, biólogos y antropólogos físicos participan de la aventura, además de 500 elementos del personal militar que apoyan en las tareas de los expertos. Por último, se suman unos 400 brigadistas de dependencias federales y locales que “refuerzan la investigación arqueológica.
Hasta abril, Prieto Hernández confirmó que el salvamento ya culminó al 100 por ciento de los tramos 1 al 5, es decir, de Palenque a Tulum, Quintana Roo. “No quiere decir que termina el salvamento, todavía seguimos trabajando en obras complementarias, en el acopio y limpieza de los materiales arqueológicos, su clasificación y ordenamiento”, explicó en la “mañanera” del 27 de abril.
Además, también trabajan en la “sistematización de la inmensa información que vamos recuperando, no sólo de los materiales, sino de los registros georreferenciados de cada uno de los vestigios que encontramos en la ruta del tren”, que dará como resultado el “análisis de toda esta gran información, la elaboración de informes académicos”.
Ahora, el INAH enfoca sus esfuerzos en los tramos 6 y 7 del Tren Maya, donde el avance es “ya muy grande”, pues se han dado el 94 por ciento de los vistos buenos en el Tramo 6 –de Tulum Chetumal– y 97 por ciento en el Tramo 7, de Chetumal a Escárcega.
“Tenemos un laboratorio en Chetumal donde hemos ido incorporando toda la información obtenida del salvamento, son decenas y decenas de gigas o de teras de información —más bien, de teras de información— que nutrirán los estudios del devenir de las culturas mayas mesoamericanas por lo menos en los próximos 25 años”, presumió el titular del INAH.
LOS DESCUBRIMIENTOS
Apenas hace un par de semanas el INAH realizó uno de los hallazgos más importantes en las obras del Tren Maya: se trata de una representación del dios maya K’awiil, vinculado con el rayo, la fuerza y el poder, entre otros atributos, hallada en el tramo 7.
La pieza de dicha deidad prehispánica se halló como parte de una urna, en cuyo cuerpo muestra el rostro de una deidad, posiblemente, solar, y en la tapa, la cabeza del dios K’awiil, explicó la Secretaría de Cultura sobre la pieza.
“Es muy importante este hallazgo porque hay pocas representaciones de bulto del dios K’awill; hasta el momento, sólo conocemos tres en Tikal, Guatemala, y esta es una de las primeras que aparece en territorio mexicano,” destacó por su parte Prieto Hernández.
Al presentar la pieza, detalló que está representada en pinturas, hachas votivas y relieves, así como en los códices Dresde y Maya de México, antes llamado “grolier”, la cual no es frecuente que aparezca como figura en tres dimensiones.
En marzo los arqueólogos del INAH descubrieron una cámara funeraria en la Zona Arqueológica de Palenque con un entierro primario compuesto por un esqueleto humano íntegro, así como un entierro secundario, que incluye una ofrenda conformada por tres platos y un nicho con diversas figuras de piedra verde.
El director de la dependencia informó que el hallazgo se registró en las inmediaciones del campamento del sitio, durante las tareas de salvamento arqueológico en la denominada Estructura CP3, espacio donde se realizan acciones de mejora y renovación de infraestructura como parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), el cual lleva a cabo la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del instituto, en el marco del proyecto prioritario Tren Maya.
El esqueleto del individuo del entierro primario presenta una posición bocarriba y está orientado hacia el norte, algo habitual en las antiguas costumbres funerarias de Palenque. Mientras que los restos óseos del depósito secundario corresponderían a una mujer, la cual probablemente fue enterrada en un lugar distinto a la cámara y, en un evento de reapertura de la cámara, fueron reacomodados sus huesos en el espacio de acceso. Existe también otro cráneo como parte del enterramiento secundario, del cual continúan los análisis para su identificación.
“En Palenque se está haciendo un trabajo importante para acondicionar la zona, ya que se espera una creciente visita que rebase los 500 mil visitantes al año. La construcción del Centro de Atención a Visitantes (Catvi) presenta avance del 83 al 87 por ciento. Asimismo, se lleva a cabo la rehabilitación del museo y la renovación de sus instalaciones eléctricas e hidrosanitarias”, detalló.
Prieto Hernández refirió que la actualización del guion científico del museo de Palenque lleva 30 por ciento. Además ya se prepara la nueva señalética para la zona arqueológica, así como la infraestructura para que las y los comerciantes y artesanos puedan vender sus productos al público. También, se trabaja en la rehabilitación de los andadores de diversos sectores del sitio arqueológico, incluidos los de la nueva área que se abrirá al público, denominada Grupo IV.
Respecto a la Zona Arqueológica Moral-Reforma, en Tabasco, el titular del INAH expuso que ya terminaron las actividades de excavación y consolidación de estructuras, y se analiza una ofrenda hallada en el Edificio 18. Mientras que en la Zona Arqueológica El Tigre, Campeche, prácticamente se han cumplido las tareas arqueológicas y se ha dado paso a los trabajos de mejoramiento de la unidad de servicios y construcción del Catvi.
Apenas en abril, las exploraciones en el Grupo IV y la Estructura CR3 de la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas, permitieron la confirmación de la existencia de un cementerio de la antigua Lakamha’, “Lugar de las grandes aguas”, así como de una cámara funeraria con entierros primarios y secundarios en los cuales fueron dispuestas diversas ofrendas.
En septiembre de 2022, el titular del INAH informó del hallazgo –en el Tramo 5– del sitio arqueológico Paamul 2, el cual cuenta con más de 300 edificios. “Ya está activa la cuadrilla de salvamento de arqueología subacuática para recuperar material muy valioso y además ayudar a la seguridad de los trabajos en este tramo que implica temas delicados de ingeniería”, explicó el funcionario en ese momento.
Ese mismo mes los trabajadores arqueológicos habían encontrado también un esqueleto humano prehistórico en un sistema de cuevas que se inundó hacia el final de la última glaciación hace ocho mil años, según un arqueólogo especialista en buceo en cuevas en la costa caribeña de México.
El arqueólogo Octavio del Río dijo que él y su compañero de buceo Peter Broger vieron el cráneo destrozado y el esqueleto parcialmente cubierto por sedimentos en un cenote cerca del lugar en donde el Gobierno mexicano planea construir un tren turístico de alta velocidad que atraviesa la selva.
Tomando en cuenta la distancia a la que se encuentra la entrada del cenote, el esqueleto no pudo haber llegado hasta allí sin un equipo de buceo moderno, por lo que debe tener más de 8 mil años, dijo Del Río, refiriéndose a la época en que el aumento del nivel del mar inundó las cuevas.
“Allí está. No sabemos si fue depositado o si allí murió”, comentó Del Río. Señaló que el esqueleto estaba a unos ocho metros (26 pies) bajo el agua, medio kilómetro (un tercio de milla) al interior del sistema de cuevas.
En diciembre, el INAH encontró una escultura de piedra caliza en la zona arqueológica Oxkintok, en Yucatán. El personaje está labrado en piedra caliza y mediría aproximadamente un metro con 68 centímetros.
“Es una figura humana decapitada, lo que representa seguramente a un guerrero que fue prisionero en combate y que en representación en piedra está ofrendada a las estructuras de esta zona arqueológica que forma parte de la ruta Puuc, en los límites de Campeche”, dijo Diego Prieto en aquel momento.
Asimismo, destacó que la investigación arqueológica realizada al suroeste del país es la más amplia que se haya llevado a cabo en el área maya de México y de Mesoamérica en toda la historia.
Y es que en las más de 700 mil hectáreas de esta zona, conocido como Selva Maya, se han descubierto cerca de 300 sitios arqueológicos, que hablan de un mecanismo de subsistencia basado en la milpa maya y en el almacenamiento del agua de lluvia, según Prieto Hernández.
EL “PROMEZA”
El INAH activó a partir de la construcción del Tren Maya, el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas, conocido como “Promeza”. Una de ellas es la ruta Puuc, conocida así, que se encuentra en la parte sur y suroeste del estado de Yucatán, tomando también parte del estado de Campeche.
Esta ruta tiene como eje, como zona de mayor atracción y conocimiento, Uxmal, Kabah, Oxkintok, Sayil, Xlapak, Labná, Chacmultún, y cerca de ahí están grutas que tienen pintura y elementos de petrograbados que son las grutas de Loltún. También se han hecho trabajos en la zona de Dzibilchaltún, al norte de la ciudad de Mérida.
En el caso de la ruta Puuc, en Kabah, se instalará un museo de sitio, Museo Arqueológico del Puuc, informó el INAH este año, en donde presentará gran parte del material que proviene de investigaciones anteriores, pero también el que deviene de las tareas de salvamente que se han llevado a cabo en este tramo.
La zona arqueológica de Dzibilchaltún, por otra parte, tiene un avance en los procesos de investigación y conservación de alrededor de 73 por ciento, según la dependencia. “Particularmente trabajando en esta estructura, que es la más conocida, que además tiene fenómenos arqueoastronómicos muy conocidos y muy interesantes, que es el Monumento de Las Siete Muñecas”, precisó el INAH en voz de su titular.
“Llevamos un 13 por ciento de avance en el desarrollo de la unidad de servicio, un 13.5 por ciento de avance en la construcción del Centro de Atención a Visitantes (…) y se va a reestructura por completo el museo de sitio de esta zona arqueológica, tenemos ya el proyecto ejecutivo, estamos concluyendo con la curaduría de las piezas que aparecerán en este museo de Dzibilchaltún y estamos desarrollando el nuevo guion, cédulas inmobiliario museográfico para que en tiempo cuente esta zona arqueológica con su nuevo museo de sitio”, añadió.
Por otra parte, a finales de abril también informó que la antigua ciudad prehispánica de Ichkabal, localizada a 40 kilómetros al poniente de la laguna de Bacalar, en el estado de Quintana Roo –cuya existencia era desconocida hasta finales del siglo pasado y hasta el año 2009 comenzó a ser estudiada de manera sistemática por el INAH– ha sido considerada dentro del programa, con el objetivo de poder abrirla al público en agosto de 2024.
LAS CRÍTICAS CONTRA EL PROYECTO
A principios de diciembre, el diario The Washington Post publicó un reportaje sobre la construcción del Tren Maya y el hallazgo de vestigios arqueológicos, asegurando que el megaproyecto de López Obrador “está causando una destrucción inimaginable en una de las selvas tropicales más grandes que quedan en el hemisferio occidental”.
“Los trabajadores ya han hecho un corte del ancho de un campo de fútbol americano a través de la selva maya. Trenes transportando turistas atravesarán cientos de asentamientos enterrados, cuevas y ríos subterráneos para el año 2024, aumentando el riesgo de colapso y contaminación”, indicaron, entre otros detalles como la valoración de los hallazgos para saber si considerarlos lo suficientemente valiosos como para salvarlos en caso de que la infraestructura pasara por ahí.
“Ante todo, se debe mencionar, como en su momento se le hizo ver al [reportero], que el salvamento arqueológico es una investigación científica, que concilia la protección y la investigación del patrimonio arqueológico con las obras y proyectos que se requieren para mejorar la infraestructura con la que cuenta la sociedad, en un momento dado”, contestó el INAH.
“El salvamento arqueológico en el Tren Maya se desarrolla con una metodología de trabajo que posibilita una intervención adecuada y precisa de los contextos arqueológicos, para dar continuidad a la obra de infraestructura, tal y como sucede en diversos países del mundo”, indicó la dependencia en un comunicado.
Y es que la construcción de algunos tramos del Tren Maya discurren junto a carreteras ya existentes, mientras otros se están construyendo a través de la selva, incluido un polémico tramo que corta una franja de 110 kilómetros entre los complejos turísticos de Cancún y Tulum.
Una facción de activistas ambientales sostiene que tendrá un impacto ambiental adverso debido a que la pesada estructura del tren de alta velocidad fragmentará la selva costera y correrá sobre los techos de las cuevas de piedra caliza frágil conocidas como cenotes.
Dentro de esas cuevas, repletas de agua, hay elementos arqueológicos que han permanecido intactos durante milenios como Naia, el esqueleto casi completo de una joven que tiene unos 13 mil años de antigüedad hallado en marzo de 2019 y considerado por sus descubridores como el más antiguo y completo de América.
–Con información de AP.