La distribución temporal de la lluvia se ha vuelto más extrema, con periodos más largos de sequía y con eventos de precipitación cada vez más extremos. Desde principios de la década de los 2000, el número de días consecutivos secos ha aumentado, de un promedio cercano a 70 días por año a cerca de 80.
Ciudad de México, 6 de abril (SinEmbargo).– México es un país cada vez más caliente y más seco, con pronósticos que indican que el país ahondará de forma más radical en estos rasgos en los próximos años, debido a la emergencia climática, entre otras razones, y lo hará cada vez más rápido, lo cual dificultará el acceso al agua potable, la producción agrícola y otros efectos que ya se están viendo en diferentes regiones.
Esta es la conclusión de un reporte publicado a finales de 2023 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), titulado «Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida». El documento cuenta con las contribuciones de 59 investigadores y expertos provenientes de 18 dependencias de la institución, 10 universidades y centros de investigación de México y del extranjero.
En particular, aborda las implicaciones actuales y futuras del fenómeno sobre aspectos centrales para el desarrollo del país, tales como la agricultura, la biodiversidad, el agua, la salud, la energía y la economía.
Los análisis presentados subrayan la urgente necesidad de construir estrategias y políticas encaminadas a la adaptación, mitigación y transformación de nuestras realidades climáticas y sociales y fue coordinado por el Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAYCC), da cuenta de que el cambio climático, intrincado y diverso en sus manifestaciones, presenta retos significativos para la sociedad y para el medio ambiente en México.
PAÍS ABRASADOR Y SECO
De acuerdo con el documento, la temperatura media del aire en México ha aumentado alrededor de 1.69 grados Celsius con respecto a inicios del siglo XX. «Tomando como referencia el periodo 1900-1930, el incremento en la temperatura media del aire en México en 2022 se encuentra en el rango de 1.59 ºC a 1.81 ºC, dependiendo de la base de datos utilizada. El incremento y la tasa de aumento en la temperatura del aire anual promedio en México son mayores que el promedio global», detalla.
Mientras que el aumento en la temperatura media del aire en México desde inicios del siglo XX fue de 1.69 ºC (1.59 ºC-1.81 ºC), el incremento en la temperatura promedio global fue de 1.23 ºC, durante el mismo periodo de tiempo. La tasa de aumento en la temperatura promedio anual en México es «considerablemente mayor que la tasa del promedio global»: la temperatura global ha aumentado a una tasa de 1.90 ºC (1.78 ºC-1.97 ºC) por siglo, mientras que, en México, la tasa de aumento es de 2.88 ºC (2.77 ºC-3.03 ºC) por siglo. «Se espera que, durante las próximas décadas, el calentamiento continúe siendo más rápido en México en comparación con el promedio global».
Este calentamiento observado en México se debe al incremento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero (GEI) antropogénicos, es decir, provocado por las actividades humanas, y producidos desde la revolución industrial.
Además, el reporte concluye que, durante el periodo 1979-2021, la tasa de calentamiento por siglo en la parte norte del país alcanza valores superiores a los 6 ºC y cercanos a los 5 ºC en la región sureste.
LLUVIAS IRREGULARES Y SEQUÍAS MÁS SEVERAS
El promedio de la precipitación anual en México ha aumentado a una tasa de 3.1 (2.4-3.8) milímetros por mes por siglo desde inicios del siglo XX, pero el cambio climático ha modificado la distribución de la precipitación entre las estaciones del año, con incrementos significativos en verano y otoño. «Las bases de datos analizadas coinciden en que la precipitación presenta una tendencia positiva constante durante el periodo 1901-2021», indicó.
Pero a grandes rasgos, la precipitación ha disminuido en regiones del norte del país y ha aumentado en el centro y sur. Los cambios estacionales en la precipitación también son heterogéneos. Durante el periodo 1975-2021, la precipitación anual muestra tendencias negativas en regiones del noroeste de -0.2 hasta -1 mm/día por siglo, e incrementos de entre 0.5 y 2 mm/día por siglo en la mayor parte del centro y sur del país. Con la excepción del noroeste, las tendencias son positivas para casi todo el país durante el otoño, alcanzando máximos superiores a los 2 mm/día por siglo en Tabasco, Veracruz, Chiapas y Jalisco.
En el periodo que va de 1990 al 2020, la duración del periodo cálido ha aumentado, alcanzando los niveles más altos en el registro ocurridos entre 1930 y 1960. Los estados con mayores duraciones del periodo cálido están en el centro y occidente del país (Colima, Michoacán, Guerrero y Jalisco) con alrededor de 22 días al año, mientras que las duraciones más cortas se presentan en el norte con entre 12 y 15 días por año.
Las tendencias observadas durante el periodo 1980-2018 indican, dice el reporte, incrementos cercanos a 10 días adicionales por década para la región centro-occidental, mientras que el norte del país presentó incrementos cercanos a cinco días adicionales por década. En el resto del país los incrementos son cercanos a los 7-8 días adicionales por década. El incremento en la duración del periodo cálido registrado desde mediados de la década de 1980 se da después de una etapa de casi treinta años (1960-1990), con las duraciones más cortas registradas para esta variable en México.
Por su parte, el porcentaje de días con temperaturas máximas superiores al percentil 90 observado durante el periodo de referencia (1961-1990), ha aumentado considerablemente desde inicios de la década de 1980. Durante esa década el promedio de días con temperaturas superiores al percentil 90 en México era cercano a 9 por ciento, y durante los últimos años este valor casi se ha duplicado (17 por ciento). «Incrementos superiores al 4 por ciento por década se observan en Michoacán y Jalisco, de 3 a 4% por cientoen la región centro y noroeste del país y de entre 2 a 3 por ciento en el noreste», ahonda.
«En resumen, la combinación de cambios en extremos de temperatura implica una mayor frecuencia de días con temperaturas máximas extremas y también temperaturas mínimas más elevadas, afectando las condiciones de confort, salud y productividad laboral, especialmente en estados del Pacífico», indicó el reporte.
A su vez, la distribución temporal de la lluvia se ha vuelto más extrema, con periodos más largos de sequía y con eventos de precipitación cada vez más extremos. Desde principios de la década de los 2000, el número de días consecutivos secos ha aumentado, de un promedio cercano a 70 días por año a cerca de 80. Las tendencias observadas en esta variable son mucho mayores en el noroeste, con aumentos de seis y hasta ocho días adicionales por década en Baja California, Sonora, Sinaloa y Chihuahua.
El documento también destaca que los eventos de sequía observada se han vuelto más frecuentes y severos. Durante las dos últimas décadas, de acuerdo con el Monitor de Sequía en México del Servicio Meteorológico Nacional, la región norte-centro del país ha experimentado sequías excepcionales (D4) con una alta frecuencia. Las sequías excepcionales están caracterizadas por pérdidas excepcionales y generalizadas de cultivos o pastos, riesgo excepcional de incendios, escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos, con probable situación de emergencia debido a la ausencia de agua.
LA ESCASEZ DEL AGUA Y EL PRÓNOSTICO PARA 2050
La conclusión del reporte es que la disponibilidad natural del agua «ha disminuido por cambios en precipitación y sequías debidos al cambio climático» y por ello «se esperan impactos importantes sobre diversos componentes del ciclo hidrológico en el país».
En México se explotan 451 mil 585 millones de metros cúbicos de agua anuales, de los cuales 61 por ciento se obtiene de sistemas de agua superficial, y 39 por ciento de agua subterránea. La agricultura (59 por ciento), abastecimiento público (27.5 por ciento) y la industria autoabastecida (13.5 por ciento) representan los volúmenes concesionados dominantes.
«Se ha reportado un rápido incremento en el agotamiento y en la reducción de la disponibilidad de los sistemas de agua subterránea, pasando de 178 acuíferos sin disponibilidad en 2011 a 275 en 2020, con implicaciones en disponibilidad del agua en zonas urbanas como Monterrey, Tijuana, Guadalajara y Ciudad de México, entre otras», destacó.
«Cerca del 42 por ciento de los acuíferos se reporta con disponibilidad comprometida y el 58 por ciento del agua subterránea es extraída de 101 acuíferos sobreexplotados. De acuerdo con las proyecciones de cambio climático, se espera que la escasez de agua afecte al norte y centro del país, mientras que el sur y sureste podrían verse perjudicados por su exceso», agrega.
En las grandes zonas urbanas, como la CdMx, «ya presentan una importante vulnerabilidad a la escasez, a inundaciones y a enfermedades transmitidas por el agua».
Asimismo, la demanda de agua se ha incrementado y se acrecentará bajo diferentes escenarios de cambio climático, cambio de uso de suelo y crecimiento poblacional. «Algunas regiones (principalmente en el norte y centro) podrían experimentar disminuciones importantes en la precipitación total, disponibilidad de agua, volúmenes medios anuales de escurrimiento, e infiltración, y recarga de acuíferos», precisa.
«La Zona Metropolitana de la CdMx podría verse afectada debido a que la precipitación anual en el Sistema Cutzamala podría reducirse hasta un 5 por ciento para el 2050. En el norte del país se esperan impactos negativos en el caudal de los ríos, con reducción de su escorrentía de hasta el 60 por ciento en el largo plazo», remarcó el reporte.
A este escenario se añade el pronóstico de «importantes impactos negativos por el cambio climático sobre la disponibilidad de agua y, por lo tanto, en la producción agrícola, lo cual supone un alto riesgo para la seguridad alimentaria nacional», así como a la salud en general.
ESCENARIOS DEL SIGLO XXI
El reporte también dedica una sección a los pronósticos del clima para la segunda parte de este siglo y concluye que «los cambios previstos hasta 2030-2040 en su mayoría no son evitables por medio de políticas de mitigación convencionales y sugieren fuertemente la necesidad de ampliar y reforzar las estrategias de adaptación, con el involucramiento y trabajo conjunto entre gobierno, sociedad y academia para el codiseño de las mismas».
Bajo una trayectoria de muy altas emisiones de contaminantes de efecto invernadero, «la temperatura del aire anual promedio en México podría incrementarse a finales de este siglo en cerca de 6 ºC (con respecto al periodo 1986- 2005)». Bajo un escenario de emisiones de GEI similar a las tendencias actuales sin esfuerzos de mitigación internacional considerables, podría rebasar los 5 ºC en el 2100.
Por el contrario, en un escenario consistente con que se cumplieran estrictamente los compromisos expresados por los países participantes en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional, la temperatura anual promedio en México podría limitarse a 3 ºC con respecto al mismo periodo. Finalmente, si los objetivos expresados en el Acuerdo de París se lograran, la temperatura media en México podría estabilizarse en alrededor de 2 ºC para finales de este siglo, una cifra muy alta y al límite, pero el mejor escenario disponible hasta ahora.