Hipoalergénico, clínicamente probado… Lo que debes saber antes de comprar productos para la piel

06/04/2020 - 12:05 am

No siempre la opción más cara en los productos del cuidado de la piel es la mejor, a juicio de los expertos.

MADRID, 6 de abril (EuropaPress).- ¿Eres de las que te gastas 100 euros en un sérum antiedad porque pone que está ‘dermatológicamente probado‘?¿Crees que merece la pena? ¿Sabes que sus ingredientes pueden aparecer en otro producto que puede comprarse por una décima parte de ese precio?

No siempre la opción más cara en los productos del cuidado de la piel es la mejor, a juicio de los expertos. De hecho, es algo que defienden constantemente los dermatólogos y es que, en muchas ocasiones, hace más el márketing del producto, que los ingredientes en sí de la crema.

Con ello, muchas veces compramos productos centrados en el cuidado de la piel simplemente porque se encuentran a buen precio o porque son de una buena marca, según creemos, sin fijarnos absolutamente nada en cuáles son sus ingredientes. A todo esto habría que sumarle que en muchas ocasiones desconocemos la jerga propia de este tipo de productos, por lo que si vemos un ‘testado dermatológicamente’, pensamos que es bueno sin saber realmente por qué.

“El mejor hábito que podemos adquirir a la hora de comprar productos para el cuidado de la piel es familiarizarnos más con sus ingredientes y con su función. Esto es más importante que la etiqueta que ha creado para nosotras el equipo de marca y de marketing”, subraya en ‘La Biblia del cuidado de la piel’ (Zenith) la dermatóloga del servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) la doctora Anjali Mahto.

Así, esta especialista reconoce que existen muchos tecnicismos en el sector de la belleza y muy pocos saben realmente qué significan estos términos, generalmente complejos para el ciudadano de a pie, y que aparecen en el embalaje de los productos.

“No cabe la menor duda de que la industria del cuidado de la piel se aprovecha de esto y, lamentablemente, buena parte de lo que vemos es marketing inteligente. Se utiliza para impresionar, desconcertar y confundir a partes iguales cuando compramos un cosmético”, remarca la dermatóloga y portavoz de la British Skin Foundation.

Con ello, enumera los que a su juicio representan los principales términos que aparecen habitualmente en el etiquetado de los productos para el cuidado de la piel:

Hipoalergénico: Según asegura, es la afirmación del fabricante de que ese producto causará menos alergias que otros. No obstante, afirma que no es un término legalmente vinculante, ya que no existe una norma mínima en la industria para demostrar que un producto causa menos reacciones alérgicas. Este término dice que simplemente se utiliza para dar a entender al consumidor que el producto no provocará irritación.

Desafortunadamente, la doctora Mahto señala que no hay garantías de que esto sea cierto y el término prácticamente carece de sentido. “Los productos hipoalergénicos pueden contener fragancias, una causa frecuente de alergias e irritación. Si crees que tienes alergia a uno de tus productos de cuidado personal, te aconsejo que vayas al dermatólogo para hacerte pruebas alergológicas”, remarca.

No comedogénico: ‘No obstruye los poros’, significa literalmente, y se encuentra generalmente entre los productos que emplean las personas que tienen acné o piel grasa. Si un ingrediente es comedogénico fomentará la obstrucción de los poros y la formación de espinillas. El principal problema sobre los mismos, una vez más, es que no existen normas ni regulación en la industria. En términos generales la dermatóloga asegura que las personas propensas a erupciones cutáneas obtendrán mejores resultados si emplean productos no comedogénicos de textura ligera pero avisa de que, a pesar de la etiqueta, el producto también puede obstruir los poros.

Clínicamente probado: Suele emplearse en productos del sector antienvejecimiento para dar a entender que se han sometido a pruebas científicas rigurosas a fin de demostrar que funcionan. “Es otra estrategia de márketing engañoso”, sostiene la experta. Habitualmente ‘clínicamente probado’ significa simplemente que el producto se ha probado en un número reducido de personas que comunicaron sus conclusiones al cabo de un periodo de tiempo establecido. Casi nunca se trata de un ensayo clínico fiable, con una metodología sólida, dice la especialista de la British Skin Foundation.

Dermatológicamente probado: “Se usa deliberadamente para llevarnos al engaño. Da a entender que cuenta con el aval de un dermatólogo o ha superado rigurosas pruebas de laboratorio. Según las directrices de la UE, significa que un dermatólogo ha supervisado las pruebas realizadas en seres humanos. No obstante, no existe una prueba estándar para evaluar la seguridad o la eficacia de los cosméticos”.

Natural y Orgánico: “El cuidado natural de la piel es otro campo de minas. No hay una definición estándar y puede poner natural, que el origen sea natural, pero que el procesamiento químico lo transforma totalmente en algo muy distinto y que precisamente no es natural. Además un error muy extendido es que la gente piensa que estos productos son más seguros porque lleven la palabra ‘natural’ y no es así. Los productos botánicos, las hierbas y los aceites esenciales también pueden provocar irritación y alergias”, alerta la especialista.

Sin perfume: Debería significar eso pero no siempre es así. La única manera de estar seguros es leyendo la lista de ingredientes. Pueden provocar igualmente alergias en las personas propensas e irritación en las que tienen piel sensible. Ten cuidado con los aceites esenciales que pueden contener los mismos componentes naturales que se emplean en las fragancias.

Sin sustancias químicas: Es una etiqueta que hay que ignorar. Estrictamente hablando todo está elaborado a partir de sustancias químicas, ya sean naturales o artificiales.

Sin conservantes: “Hay pocos cosméticos que realmente no incluyan ni un solo conservante pero, ¿realmente queremos que no los contengan? Son un componente importante del cuidado de la piel y se añaden a los productos de belleza para prolongar su periodo de conservación al evitar la proliferación de bacterias, levaduras, y hongos. Sin duda, esto es bueno, sería mucho peor si no los tuvieran, y es muy probable que embadurnarse la cara o los ojos con productos contaminados por gérmenes provoque una infección”, subraya.

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