Su nombre es como el de un fantasma, surge de repente en alguna conversación, en un libro, pero nomás... ¿Quién es Reies López Tijerina? El director chihuahuense Ángel Estrada Soto se adentra en esta interrogante con Me llamaban King Tiger, el documental que muestra a las nuevas generaciones que hubo un líder –como César Chávez en California– que luchó en Estados Unidos por los mexicanos que fueron despojados de sus tierras luego del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1948.
Ciudad de México, 6 de abril (SinEmbargo).– 5 de junio de 1967. El líder chicano Reies López Tijerina, junto con un comando de 20 hombres, entró a la Corte de Tierra Amarilla, en el estado de Nuevo México, en un asalto contra el fiscal para pedirle la restauración de las tierras a familias mexicanas que habían sido arrebatas por las autoridades de Estados Unidos con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1948. El resultado fue: una gran cacería en contra del activista y su familia de la que jamás pudieron recuperarse.
¿Quién es Reies López Tijerina?, ¿por qué se sabe tan poco de él?, ¿por qué su nombre fue sepultado bajo la historia?... Éstas son algunas incógnitas que el director chihuahuense Ángel Estrada Soto logró resolver en su documental Me llamaban King Tiger.
Reies López Tijerina llegó con su movimiento en los 60 a Nuevo México, Estados Unidos, justo en años revolucionarios en aquel país donde surgieron grupos como las Panteras Negras o grandes líderes como Malcolm X, Elijah Muhammad y Martin Luther King que luchaban contra racismo y por el respeto a los derechos de sus comunidades y de los cuales recibió gran apoyo en su causa para que chicanos recuperaran sus tierras.
“Él inicia su movimiento por la vía legal, jurídica, pero ante la cerrazón en el Gobierno de Estados Unidos, su movimiento se va radicalizando y empieza a tomar acciones violentas que culmina con un grupo armado que asalta la corte de Tierra Amarilla, en Nuevo México en el 67. Después de esto, el ejercito, el FBI hacen una cacería de Tijerina, lo detienen, lo encarcelan y lo mandan a un hospital psiquiátrico, en este intento por prácticamente eliminarlo del movimiento político. Lo mandan a un hospital psiquiátrico y ahí se pierde esta figura”, comenta en entrevista para SinEmbrago el director Ángel Estrada.
Después de cacería, Tijerina desaparece del mapa. Algunos dijeron que se murió, otros que enloqueció en el psiquiátrico, y unos más, que se exilió en Cuba, pero nadie tuvo la certeza de nada.
Su nombre se convierte en el de un fantasma, surge en alguna conversación, en un libro, pero nomás, cuenta Estrada, quien llegó a Reies López Tijerina por casualidad gracias a un amigo que le dijo que el ex líder vivía en uno de los barrios más pobres de Ciudad Juaréz. Ahí fue donde comenzó su hazaña de año y medio para documentar su historia, al decidir buscarlo y ganarse su confianza para que le relatara su pasado.
“Él me empieza a contar cuestiones que no estaban documentadas y que tenían que ver lo que finalmente fue el centro del documental, no sólo su activismo político sino sus convicciones religiosas. Él antes de encabezar este movimiento, era un predicador fundamentalista que incluso se fue a vivir en el desierto con sus seguidores para vivir bajo las leyes de Dios, pero el tenía visones y en una de estas visiones, unos ángeles le dan la misión de recuperar las tierras. Entonces se convierte para el una misión divina y él se convierte en un líder religioso, un líder político para cumplir con esta misión que estos ángeles le habían encomendado”.
Fue la Biblia con la que Tijerina –nacido en Texas y de una familia my pobre– se enseñó a leer, la misma que lo motivaría a convertirse en pastor y regiría su educación, discurso y pensamiento sobre la dualidad entre bien y el mal. “Él se sentía un elegido de Dios”, comenta Ángel.
“Me decía muchas cosas que de pronto eran muy difíciles de creer. Me platicaba de los encuentros que tenía con Malcolm X, con Martin Luther King, que le habían puesto tres bombas en distintos momentos de su carrera; me decía cosas que parecían producto de alguna demencia y yo acudía a los archivos y me encontré con que todo, todo, absolutamente todo, todo lo que me dijo era verdad, todo tenía sustento documental. Había fotografías, filmaciones, documentos, que probaban que todo eso que él contaba era cierto”.
Para Me llamaban King Tiger, Ángel Estrada investigó en Archivo de la Universidad de Nuevo México y en el Archivo Histórico del Estado de Nuevo México, contactó a la familia de Tijerina –sus parejas y a sus hijos–, compañeros de lucha, al sheriff del condado de aquel momento, académicos, estudiosos del moviendo chicano y a escritores.
“Es un personaje muy complejo. En gran parte, yo creo que por eso no ha sido recuperada su figura, incluso por los mismos estudiosos del movimiento chicano. Es alguien muy difícil de encuadrar, en términos políticos e incluso religiosos; él fue de una religión a otra. Era incontenible, era conservador en algunos aspectos, liberal en otros. […] Era sumamente inteligente tenía mucha claridad respecto a lo que significaba la propiedad de la tierra, el idioma, la herencia cultural, tenía muchísima certeza de lo que eso significaba, y cómo esa era una resistencia para que la identidad de los mexicoamericanos sobreviviera en Estados Unidos”.
La lucha por los derechos de la comunidad chicana ha sido larga, a pesar que Estados Unidos es un país formado en su mayoría por migrantes. Gobiernos, como el actual de Donald Trump, han atentado contra los libertades de estas comunidades han fincado un retroceso.
“Desde la llegada de Trump ha habido un retroceso de 50 años, en los que nuevamente se recurre a la ilegalidad, por ejemplo: el derecho que tiene a pedir asilo político cualquier persona que ponga un pie en EU está siendo violado reiteradamente por el Gobierno de Trump”.
“Hay nuevamente este desacato deliberado a las leyes en el país que dice ser el defensor más grande de la legalidad y de la democracia. Hay este menosprecio a la leyes para nuevamente segregar a la minorías para nuevamente invisibilizar a todos aquellos que no forman parte de la élite blanca de ese país. Esto que estamos pasando está reproduciendo el escenario que había en aquel momento y que llevó a la radicalización de un movimiento como el Reies López Tijerina”.
Para el director, el problema migratorio avasalló todas las demás demandas. La necesidad de cruzar la frontera se convirtió en la prioridad de los hispanos y lo que buscaba el movimiento de Tijerina –quien falleció el 19 enero de 2015 a la edad de 88 años– fue quedando atrás. Sin embrago, el legado que deja este líder sigue siendo peligroso para el país que le cerró la entrada, que le mandó al ejército en su búsqueda y que le FBI señaló, incluso, adelantado a los Black Panther y a Malcom X por llegar a la práctica bloque ellos penas planeaban.
“Su legado es muy peligroso desde el punto de vista del poder. No era alguien que pelaba nada más por un derecho. Su pelea era radical, peleaba por la tenencia de la tierra y eso afecta a los poderes económicos a los Estados Unidos”.
“Revivir esto implicaría la posibilidad de que muchísimas familias de todo el suroeste de Estados Unidos hicieran reclamos por las tierras, muchas tierras que ahora son propiedad de los corporativos, de angloamericanos y algunos parques nacionales.[…] por eso es que ha habido gran esfuerzo por borrarlo de la historia. No sólo a él, no sólo a su familia, sino inclusive a su memoria”.
En el caso de México, con el que Tijerina buscó que hicieran valer el Tratado de Guadalupe Hidalgo a través de Luis Echeverría y Díaz Ordaz tampoco hubo respuesta. “No encontró la respuesta porque implicaba meterse en un conflicto diplomático que el Gobierno de México no está dispuesto a asumir”, asegura Estrada.
Este documental podrá ser visto aún este domingo en la Cineteca Nacional, después viajará por los Estados Unidos donde recientemente obtuvo premio al Mejor Documental en el Santa Fe Film Festival.