“La desigualdad existe en muchos otros ámbitos de la vida. Por mucho tiempo se ha pensado que en la cultura no es así, pero sí. Las revistas han llegado a romper una serie de cacicazgos del Estado y de la industria”, señala Ulises López, director general de El Ático Pent Cultural.
Ciudad de México, 6 de abril (SinEmbargo).– Los proyectos independientes son incómodos para los cacicazgos que hay en el ámbito cultural mexicano, coinciden Leonardo Garvas, director de la editorial Disculpe las molestias, y Ulises López, director de El Ático Pent Cultural.
Garvas y López llevan años trabajando en una editorial independiente. Hoy el esfuerzo reúne ocho revistas que son distribuidas en 28 entidades de México y en algunos puntos en los Estados Unidos.
En entrevista con SinEmbargo, ambos hablan sobre cómo han construido y fortalecido a Oajaca, Catálisis, Escrófula, Larvaria, Pez Ciego, MonoDemonio, Huraño y Materia Escrita, las revistas que se alimentan de autores mexicanos y extranjeros.
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–Compártanos una introducción sobre su trabajo.
–Ulises López: Tenemos esta red de revistas independientes. Se componen por ocho revistas. Nosotros tenemos una editorial independiente también con la que llevamos 10 años trabajando. Después surgieron naturalmente los talleres. Nos dimos cuenta del centralismo de la industria editorial, que todo estaba aquí [en la Ciudad de México]. Empezamos a estar en muchas partes del país y fuera del país. Comenzamos a usar tecnologías para los talleres. Muchos de los que participan en los talleres decían que no encontraban nada en sus localidades. Si estabas en Guanajuato, por ejemplo, no encontrabas nadie para hablar o leer; no había qué consumir. Esa fue la semilla para organizar las revistas con los alumnos en cada uno de los puntos de la República. Se buscó que pudieran armar su propia organización editorial. Cada uno de ellos tiene sus convocatorias, sus estilos. Cada uno muestra sus inquietudes sobre literatura.
–Leonardo Garvas: Hemos tenido una labor de difusión cultural a través de los medios. Ahí nos dimos cuenta de esta necesidad, de esta intriga por conocer, por saber más sobre la literatura, y poco a poco fuimos creando un público, un público que se nos acercó y que confió en nosotros. Los productos que damos no tienen ningún interés institucional o educativo, estos aspectos que vuelven cansada y trillada el arte. Nosotros aprovechamos el público, esas conexiones que hicimos en el país para implantar esta cadena de revistas, y poco a poco se han ido sumando personas que son afines. Es un filtro natural. Los textos que nos llegan son de gente que se entera de la convocatoria. La gente no sabe si somos lo que van a publicar sólo a sus cuates o sólo publicar a la gente que no parece grandilocuente. La gente manda sus texto y nosotros, los editores, escogemos cada uno de los escritos que serán publicados.
–Ulises: Es muy importante la parte de la independencia. Ninguna de las revistas recibe ninguna clase de apoyo gubernamental ni privado. Cada una tiene su propio concepto editorial. En la Ciudad de México, con la infraestructura de la editorial, trabajamos con la edición y la impresión, pero cada revista tiene una identidad propia. No queríamos que se repitieran. Pasa que las revistas, en general, parece que terminan siendo una copia. La mayoría de las veces hay una gran revista o una gran editorial arriba que come y las migajas que van cayendo son las que quedan para las demás. Por eso queríamos que cada una de las revistas tuviera una propuesta diferente. Por ejemplo, en las revistas que vienen de San Luis Potosí o Neza, hay conflictivas muy específicas, y vistas muy específicas. De pronto, y como la cultura está en la Ciudad de México, las publicaciones no corresponden con la realidad. Estás en Tijuana, estás en Neza y las cosas que se están contando no responden a la realidad. Son ocho revistas: Oajaca, Catálisis, Escrófula, Larvaria, Pez Ciego, Monodemonio, Huraño y Materia Escrita. En México se han publicado cerca de 300 autores en las revistas. Sólo faltan de Campeche, Tabasco y Baja California Sur. Autores de Costa Rica, Argentina, Chile, España, Alemania, Ecuador y Colombia han participado.
Aquí las portadas de los números recientes de las revistas:
–¿Cómo llegan las colaboraciones internacionales?
–Ulises: Llegan todas a través de las convocatorias. Oajaca fue la primera que recibió de Europa.
–Leonardo: En este país se plantea el tema de que nadie lee. Las instituciones crean respuestas ante la demanda, pero las respuestas sólo son simulaciones. Cuando iniciamos el proyecto, nos interesó no quedarnos en la simulación. No queríamos ser los que escriben, publican y después se quejan porque nadie nos lee. ¿Cómo le hacemos para tener un producto de calidad, con altura, con nivel literario, con propuesta y al mismo tiempo que la gente nos lea? Lo más importante fue reducir precios. Alguien abre hoy una revista y el 90 por ciento es paja. Ves imágenes en una era en la que todo es imagen. ¿Para qué quieres más imágenes en una revista impresa? Tratamos de enfocarnos en el diseño, en la austeridad, en una impresión sencilla y fácil, pero que todos los contenidos fueran sorprendentes para nuestros lectores. Esa ha sido la misión de cada uno de los editores. Ha habido miles de revistas subsidiadas por el gobierno que se quedan abandonadas, apiladas y empolvándose… Nuestra propuesta tiene que venderse. La gente tiene que comprar para que exista el aprecio, la valoración y el mismo proyecto se sustente por sí mismo. Empezamos con mil 200, le subimos a mil 500, a mil 800, dos mil 200, y ahorita estamos pensando en tirajes más grandes. No es un proyecto que tenga como finalidad el lucro. Todo lo que se gana o se obtiene es para que el proyecto siga sustentándose.
–¿Nos pueden detallar el proceso de distribución?
–Ulises: Cada revista tiene su propia convocatoria, la cual pueden checar en sus páginas de redes sociales. Las revistas reciben los textos, cierran la convocatoria y nos mandan una maqueta. Nosotros, en la Ciudad de México, ponemos diseño y mandamos la propuesta armadita. Se imprimen en Ciudad de México y nosotros mandamos a los editores de los estados y a los puntos de venta. Tenemos puntos de venta en 28 estados de la República, y también en Estados Unidos, de costa a costa, por lo menos un punto en cada costa. También si mandan textos de otros países, se les manda. La gente dice ahora muy fácil: ‘haz un medio digital’, ‘abre un blog’, pero no, al menos en México, no se ha logrado esta sustitución del digital al papel. No se ha roto la barrera en México de que lo digital cuesta. La gente valora el objeto. Se trabaja mucho con el diseño de las revistas. Cada una es diferente. Los cuadros de texto, las tipografías… Recuperamos el valor del objeto. Queremos que compren la revista porque les guste.
–Leonardo: Tratamos mucho que se involucren los autores y los lectores. Queremos que se emocionen. Si nosotros tratáramos de explicarle a un grupo de jóvenes que están en Internet por qué la técnica o la evolución de la literatura es importante o valiosa, nos va a mandar al carajo. Nos van a decir: ‘qué aburridos son’. Cuando estos textos comienzan a crear crítica, competencia, análisis, compromiso sin que lectores se den cuenta… Se integran a los conocimientos de sus regiones de una manera orgánica. Se mantiene el nivel con una competencia sana entre lectores y editores. Entre las ocho revistas, en la última convocatoria, se recibieron mil 500 textos. Mil quinientas personas se preguntaron cómo hacerle para estar en la revista. Eso nos ayuda, más la independencia. La independencia nos permite tener textos realmente transgresores. Hay un texto que ha sido todo un fenómeno en todo el país, en el que se habla sobre la virgen de Guadalupe y su relación con los feminicidios. ‘¿Los feminicidas que adoran a la virgen de Guadalupe se dan cuenta que la virgen es mujer?’. Se habló, se hizo canción, se expuso en diferentes plazas. Y eso crea una semilla en los lectores: ‘¿Cómo hacer algo similar?’. Aquí tienen una intención auténtica por acercarse a los libros.
–Ulises: Los textos que están aquí se han activado como piezas de arte contemporáneos. Funciona de forma orgánica.
–Leonardo: Hay muchos escritores que han sido rechazados en la comunidad literaria o artística. Hay escritores que se sorprenden cuando los seleccionan los editores. En sus comunidades les dijeron que debían hacer las cosas de una formar, les negaron los apoyos… Acá se dan cuenta que sí tiene un talento.
–Es una revancha, decían las integrantes de Poesía de Mujeres Poesía.
–Cuando te dicen que no puedes, te lo crees, te lo tomas, lo asumes y se acaba. Vivimos en un estado en el que el Gobierno dicta quién es bueno y quién no, pues son ellos los que entregan las becas, los subsidios. Cuando alguien dice ‘yo me a voy a atrever’, ‘voy a publicar’, y resultó que hay espacio, los demás imitan. La gente se anima, tiene voz. No hay nadie que pueda decirnos: ‘no, tú no puedes expresarte’. Debe romperse esta definición de que hay una autoridad imaginaria o real que diga qué hacer. Eso es importante para la expresión y la creatividad. ‘Oye, tú no puedes escribir porque nunca has estado en la Fundación para las Letras Mexicanas, y nunca has recibido 12 mil pesos mensuales’. ¿Y? Aquí entra la valoración: si recibimos mil 500 textos, quizá sólo se van a publicar 300 en cada convocatoria, pero los que quedan fuera pueden ser mostrados entre la gente del propio escritor. Hay una imagen de que el arte debe estar en un Palacio de Bellas Artes, en un museo, o no se hace. ‘No se vale que en tu colonia hables o te expreses, qué falta de profesionalismo…’. Sí se vale.
–Ulises: La desigualdad existe en muchos otros ámbitos de la vida. Por mucho tiempo se ha pensado que en la cultura no es así, pero sí. Las revistas han llegado a romper una serie de cacicazgos del Estado y de la industria. Muchas de estas se han enfrentado a boicots. Frente a los boicots se tiene que responder. Tienen un monopolio y ellos dictan qué se publica y qué no se publica. Cuando alguien dice ‘no te necesito’, hay una emancipación muy grande. La oferta que dicta la industria es completamente chatarra. En las revistas le hemos dado valor a los escritores y hemos roto los cacicazgos. En los estados había torres inamovibles. Hay sindicalismos que controlan y dan becas como si fueran plazas. Es algo que rompe nuestro proyecto.
–Leonardo: Es un círculo vicioso. Hacen que las cosas no funcionen. Si las cosas funcionaran, se les exigiría. El sistema se caería. Es importante, para ellos [los que dirigen la cultura], que nada funcione en el arte y en la cultura del país. Si empieza a funcionar o hay proyectos como este, se estorba. Esos caciques quieren que nada funcione. Estos proyectos son un halo de luz para la libertad.