El asesino tropical que no cede*

06/04/2014 - 12:00 am
Tomado de: 'Ciencia Humana'
Tomado de: Ciencia Humana

Uno pensaría que con el advenimiento de la modernidad, las vacunas y el desarrollo de la medicina, las enfermedades tropicales que asustaron y enfermaron a los exploradores de los siglos XVIII y XIX deberían de haber desaparecido, o por lo menos disminuido dramáticamente para ya no formar parte de los problemas de salud mundial. Sin embargo esto no es así, en particular la malaria o paludismo (como lo conocemos en México) sigue siendo un problema de salud muy grave en los trópicos.

La enfermedad está ocasionada por la terrible conjunción de dos bichos: un protozoario (que es el real  causante de la enfermedad) y un mosquito (que hace las veces de transporte público). Ambos deben estar presentes en el sistema para que la enfermedad se propague. El protozoario causante de la dolencia pertenece al género Plasmodium, y dependiendo del lugar en el mundo en el que se encuentre puede ser P. falciparum, P. vivax, P. malariae y P. ovale. De estos solo P. falciparum es fatal, principalmente porque es muy agresivo y porque ha desarrollado resistencia a las drogas que se utilizan para controlarlo. Gracias a la distribución natural del protozoario, por suerte en México no tenemos este Plasmodium, solamente hay P. vivax y P. malariae, los cuáles causan mucho malestar y aunado con otras enfermedades pueden ser mortales, pero por si mismos no matan, solo hacen pasar un muy mal rato. En cuanto al vector que transmite a los protozoarios, son mosquitos del género Anopheles que están ampliamente distribuidos en todos los trópicos, y son fácilmente distinguibles porque al picar levantan las patas traseras y el abdomen.

Los mosquitos son portadores del protozoario, pero no es nocivo para ellos, solamente que al picar al humano para alimentarse de la sangre lo contagian, y transmiten la enfermedad a todas las personas sanas. Una vez que llega el Plasmodium a la sangre humana, migran hasta el hígado donde maduran y se transforman en la fase infecciosa (llamada merozoito) que regresa al torrente sanguíneo e infecta a los glóbulos rojos. Los glóbulos rojos infectados se colapsan y esto provoca el malestar generalizado después de 8 días o hasta 4 semanas después de la infección. Debido a esta destrucción de los glóbulos rojos la enfermedad provoca anemia y los síntomas son fiebres altas, escalofríos, y síntomas seudogripales. En las poblaciones con pobreza alimentaria, la malaria se conjuga con otras enfermedades y puede provocar la muerte.

La situación mundial de esta enfermedad es terrible, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la malaria es la culpable de una de cada diez muertes infantiles en el mundo y en África subsahariana es aún peor pues una de cada cinco muertes infantiles es causada por esta enfermedad. Solamente en 2012 se reportaron  207 millones de personas que presentaron malaria, de las cuáles 667 000 personas murieron, del las cuáles el 60% son niños y el 90% vive en África Subsahariana; es por esto que resulta imperativo tomar medidas muy drásticas para evitar su propagación. La incidencia de paludismo en México es mucho menor, durante los 90´s se reportaron entre 30 y 40,000 casos, pero afortunadamente, según el último reporte de la OMS en 2012 solamente hubo 1,000 casos de enfermos de paludismo y adjudican esta disminución a una inversión del gobierno mexicano de 25 millones de dólares anuales desde hace mas de una década.

Históricamente se han utilizado drogas derivadas de las plantas de Quina (Cinchona spp) conocidas como quinina o cloroquina para curar esta enfermedad, sin embargo muchos de los protozoarios, particularmente P. falciparum, han evolucionado resistencia ante estos fármacos por lo que han dejado de ser eficientes en el control de la enfermedad. Recientemente se ha empezado a utilizar un nuevo químico denominado artemisina, que también procede de un

Históricamente se han utilizado quinina o cloroquina  para curar esta enferemedad, pero muchos de los protozoarios han evolucionado resistencia ante estos fármacos por lo que han dejado de ser eficeintes en el control de la enfermedad. Recientemente se ha empezado a utilizar la artemisina extracto de una planta en esta ocasión de China. La OMS tiene muchos esfuerzos y esperanzas puestas en la difusión de este nuevo tratamiento, parece que se obtienen muy buenos resultados cuando además del tratamiento con artemisina, la gente utiliza mosquiteros fumigados con insecticida para evitar a los visitantes nocturnos alados. Pero hay mucho por hacer, solamente se reportan 125 millones de personas en África que utilizan un mosquitero, a pesar de que hay 650 millones están en riesgo de contraer la enfermedad.

La OMS estima que para poder prevenir la malaria y curar a los enfermos que ya la padecen, a nivel mundial se deberían invertir 5,100 millones de dólares cada año, en 2012 el gasto mundial fue de 2,500 millones, de tal manera que solamente se cubre el 50% de las necesidades, sería muy importante comprometerse en un esfuerzo internacional para disminuir el daño que provoca este asesino serial, que como siempre afecta principalmente a los países más pobres.

Esperemos que los esfuerzos económicos y de coordinación mundial no cedan para que la gente de las regiones tropicales, particularmente africanas, pueda dejar de pensar en los problemas de la muerte y empezar a pensar en el futuro, en su vida.

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* Una versión anterior fue publicada en La Jornada Michoacán.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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