A Alison le preocupan las desapariciones y feminicidios. Valeria nota que la violencia familiar y la inseguridad que enfrentan las niñas y mujeres tiene que ser atendida. Jade ha aprendido a defenderse y a sus amigas cuando no las dejan hablar en su primaria. Todas ellas, niñas y adolescentes creciendo en México, suman a las voces de mujeres que se organizan y luchan, cada una desde su trinchera, por libertades y derechos este Día Internacional de la Mujer.
Ciudad de México, 6 de marzo (SinEmbargo).– El Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo, es un momento también para voltear a ver a las niñas y adolescentes mujeres de todo el mundo. En México, el 16.8 por ciento de la población son mujeres de entre 0 y 19 años de edad, es decir alrededor de 21.1 millones de los habitantes del país.
Son ellas quienes también marchan junto con otras mujeres, se organizan y platican con sus amistades y en sus comunidades sobre sus preocupaciones. En el caso de Alison, una adolescente de 17 años que vive en Oaxaca, le preocupan las desapariciones y feminicidios de niñas, adolescentes y mujeres.
“He visto que no se habla mucho de este tema porque lo tienen como un tema tabú, y también he visto que incluso culpan a las mujeres, niñas y adolescentes que son víctimas de las desapariciones o de las diferentes violencias que sufren”, dijo en entrevista con SinEmbargo. “Vi un caso donde una chica desapareció, la secuestraron, y la gente de su comunidad decía que era su culpa porque salía a tal hora de su casa y que ya no debería estar en la calle, y eso me ha creado una inseguridad más fuerte de salir a cualquier hora del día”.
En donde vive Alison, Oaxaca, la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) tiene identificadas a 60 niñas y adolescentes menores de 17 años que permanecen desaparecidas a la fecha.
Pero a nivel nacional, la cifra es de 10 mil 544 niñas y adolescentes, un 55.55 por ciento del universo de menores de 17 años que no han sido localizados en el país desde 1964 –que son en total 18 mil 980– siendo que la mayoría de ellos desaparecieron después del 2006.
Por otro lado, la suma de niños y adolescentes desaparecidas, no localizadas y localizadas es de 91 mil 363, lo que significa que una de cada cinco personas menores de 17 años reportadas como desaparecidas, sigue sin ser localizada. De este número, dos de cada tres eran niñas o adolescentes mujeres, un total de 61 mil 793.
En las afectaciones que vive la niñez y adolescencia por las desapariciones en México –que suman más de 112 mil al momento de esta publicación– también hay menores de 18 años que tienen a un familiar adulto desaparecido, ya sea un cuidador principal o parte de su familia, y hay niñas, niños y adolescentes que acompañan en la búsqueda de sus seres queridos, como lo ha documentado la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
“[Crecer mujer en México] es poder dar nuestra opinión, superarnos a nosotras mismas, que nos valores y dejar de sufrir violencia, o mínimo que no nos minimicen solamente por ser mujer, niña o adolescente”, expresó Alison.
UNO DE CADA DIEZ FEMINICIDIOS ES DE UNA NIÑA
Las cifras de feminicidio también son alarmantes: en enero del año en curso se registraron 72 feminicidios, de los cuales siete fueron de menores de 18 años; es decir, casi el 10 por ciento del total. Desde enero de 2015 hasta el mismo mes del 2023, se han registrado 677 feminicidios de mujeres entre 0 y 17 años de edad, sumado a mil 511 homicidios dolosos para este mismo periodo y grupo de edad.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) indicó para el 2021 que el 12.6 por ciento de las mujeres encuestadas habían vivido algún tipo de abuso sexual en su infancia, el cual había sido cometido principalmente por algún familiar.
Tan sólo en el 2022, se abrieron dos mil 949 carpetas de investigación por “corrupción de menores”, y Redim alertó de un récord histórico en este delito para enero de 2023 con 146 casos, la cifra más alta para dicho mes desde que se tiene registro en 2015.
A las niñas y adolescentes también les interesa su seguridad al salir a las calles.
“A mí me gusta mucho vivir aquí, pero lo único que no me gusta es que luego salgo con mucho miedo de que me puedan hacer algo”, dijo Cass de 11 años, que vive en la Ciudad de México. Ella también expresó que en su escuela le ha tocado que los niños no les hacen caso o no les permiten integrarse a los juegos “porque somos niñas y dicen que no tenemos tanta fuerza”.
La misma encuesta del Inegi reveló que el 45.6 por ciento de las mujeres de 15 años o más experimentaron violencia a lo largo de su vida en el ámbito comunitario, que incluye calles, transporte público, parques, mercados, negocios privados y otros espacios abiertos a la sociedad.
“Nos preocupa que cuando andamos solas o salimos como que hay personas que nos acosan con sólo la mirada, de que nos quedan viendo y empiezan a decir de cosas; y a eso es a lo que tenemos miedo, de que ya no podamos salir simplemente sin algún adulto porque sentimos miedo”, sumó Sarai, quien tiene 14 años y vive en Chiapas.
La incidencia del delito de trata de personas, indicó Redim, ha sido de mil 511 casos de mujeres entre 0 y 17 años víctimas de enero de 2015 a enero de 2023. En tanto, el 48.7 por ciento de las 470 víctimas de tráfico de menores en este mismo periodo fueron mujeres, y uno de cada tres secuestros de niñas, niños y adolescentes entre 2015 y 2023 han sido de mujeres.
“Hay muchas personas, sobre todo hombres, que ven a las mujeres y me ha tocado ver cómo las jalan y las agreden y es muy difícil porque creces con el miedo de que si ya eres una adolescente, van a empezar a querer hacerte cosas, o tienes que enfrentar el miedo de salir en la noche a la calle ya sea acompañada o sola, y más si vas acompañada por otra mujer porque corres el riesgo de que a las dos les hagan algo”, dijo Jade, que tiene la misma edad que Cass e igualmente vive en la Ciudad de México.
¿MÁS SEGURAS EN CASA?
Desde Chiapas, Valeria indicó que aunque reconoce que existe un riesgo para las mujeres de ser agredidas en espacios públicos, también cree que la violencia familiar es uno de los temas más importantes a tomar en consideración.
“[De los problemas que afectan a niñas y mujeres] también sería la violencia familiar. A veces una de ellas es agredida por su propio esposo o criticada por su familia”, dijo Vale de 13 años.
En su Balance Anual 2022, Redim indicó que en el 2021 hubo un incremento de la violencia familiar contra personas entre uno y 17 años de edad con respecto al 2020, con un total de 20 mil 075 niños, niñas y adolescentes agredidos, de los cuales el 88.8 por ciento de las víctimas fueron mujeres.
El 54.2 por ciento de las siete mil 293 personas menores de 18 años que fueron atendidas en hospitales por violencia física en el 2021 eran mujeres, y la violencia sexual contra mujeres predominó sobre los de hombres de este grupo de edad, pues de los ocho mil 179 niños, niñas y adolescentes agredidos, el 93 por ciento correspondió al sexo femenino.
“Esos son los casos que llegan a hospitalizarse en hospitales públicos o privados del país. Imaginemos cuánta de esta violencia no queda subregistrada, o más bien no queda registrada precisamente por no haberse ubicado en una condición de gravedad que amerite hospitalización”, explicó Tania Ramírez, directora de Redim, sobre las cifras.
“Y en cuanto a la violencia sexual, en muchos casos puede ser la propia familia. Cuando hablamos de niñas, de adolescentes, o los entornos comunitarios, si no es la familia son los entornos alrededor de las familias y en los hogares. Entonces, eso preocupa muy gravemente, sobretodo las afectaciones que puede haber en términos psicológicos en la trayectoria de vida de una niña o de un adolescente”.
MATRIMONIO INFANTIL PERSISTE EN MÉXICO
El matrimonio infantil y las uniones forzadas son otro tipo de violencia que viven las infancias y adolescencias en el país, y que afecta principalmente a mujeres. Estadísticas de la Endireh 2021 del Inegi indicaron que 3.5 por ciento de las mujeres que se habían casado o unido lo habían hecho antes de los 15 años, mientras que el 23.4 por ciento lo había hecho entre los 15 y 17 años.
De este total de mujeres que alguna vez se habían casado, el 2.6 por ciento reportó que las habían obligado a casarse ya sea porque se embarazaron, las raptaron o fue un matrimonio a cambio de dinero.
Si bien las cifras muestran una disminución con respecto a los porcentajes presentados en la misma encuesta de 2016, aún persiste en zonas urbanas y rurales de México la venta de niñas y adolescentes para matrimonios infantiles y uniones forzadas, una realidad que tiene identificada la asociación Girls Not Brides, dedicada a erradicar el matrimonio infantil.
Mariell Gutiérrez, oficial de comunicaciones para América Latina y el Caribe de la organización, indicó que estas uniones se pueden deber a una búsqueda de beneficio económico de quien vende a la persona menor de edad, una protección en contextos de inseguridad, o falta de otro tipo de recursos, pero en todas las ocasiones está atravesado por una desigualdad de género.
“El problema tiene sus raíces en la desigualdad de género, en la pobreza y la falta de acceso a recursos y en contextos de violencia e inseguridad, que afectan muy diferente a todo el país”, detalló. “Las niñas y las adolescentes se están casando o uniendo con personas mayores que ellas, al menos en mayoría de edad, y en esto hay situaciones de poder, de control”.
“En muchos casos en México que vemos nosotros, hemos notado que las jóvenes y las niñas también buscan una salida de la violencia [familiar o comunitaria], una salida de la precarización, una salida de todos estos contextos, por medio de las uniones y los matrimonios (…). Un ejemplo regional ya establecido es que el 60 por ciento de los matrimonios infantiles suceden entre los hogares con ingresos más bajos”.
Otro de las razones detrás de las uniones forzadas está relacionada con la expansión de los grupos criminales, puesto que Girls Not Brides ha detectado que existen niñas y adolescentes que son reclutadas como para trata de personas, explotación sexual o ser las parejas sentimentales de miembros de estas organizaciones delictivas.
“Ya sea para trabajo de cuidados, para explotar los cuerpos de las niñas y adolescentes para trabajos de cuidados, para explotación sexual”, apuntó Gutiérrez. “Entonces, en estos mismos contextos de inseguridad y por los grupos criminales —y esto también sucede en muchos países de Centroamérica—, muchas veces las familias y las comunidades buscan estas uniones de las infancias y adolescencias para buscar protección de la familia o comunidad. O sea, te casas o te unes con esta persona que pertenece a un grupo criminal y ya tienes protección”.
LAS NIÑAS Y ADOLESCENCIAS, FOCOS DE ESPERANZA
Las niñas y adolescentes que aceptaron la entrevista con SinEmbargo con motivo del Día de la Mujer expusieron tanto sus preocupaciones como sus alegrías de crecer mujer en el país, y Tania Ramírez, directora de Redim, aseguró que el alzar la voz es una muestra de que hay motivos para mantenerse optimista sobre el futuro de las mujeres en el país.
“Hay focos de esperanza y son muy luminosos. Por ejemplo, las adolescentes que empiezan a autorreconocerse como titulares de derechos, cuando salen a alzar su voz, a exigir que sus derechos sean respetados; son sin lugar a dudas un foco de esperanza”, remarcó. “Tenemos que acompañar esa luz de esperanza. El 8M es un muy buen contexto para recordarle, recordarnos, a todas las mujeres que nos debemos un tramo de sororidad hacia esas niñas y hacia esas adolescentes que están levantando la voz”.
Hay espacios desde Redim, Melel Xojobal y otras organizaciones enfocadas en infancias y adolescencias que han promovido los espacios de participación, formación y diálogo para mujeres menores de 18 años.
“Lo que más me gusta es que yo como un adolescente sí tengo la oportunidad de participar en cualquier tipo de ámbito. Me gusta mucho el hecho de que puedo convivir con más mujeres que son empresarias mujeres, que tienen el conocimiento y me ayudan a impulsarme, a volverme una mujer empoderada y sobre todo me gusta compartir y vincularme con más mujeres y seguir practicando este empoderamiento”, dijo Karen, quien con 13 años participa en diversos espacios ciudadanos de Puebla y con Redim.
Frente al panorama nacional, tanto mujeres adultas como niñas y adolescentes tienen presente el camino recorrido y el que todavía falta por recorrer.
Karen cree que el ser mujer en el país es valorar y darse cuenta de la lucha constante que hacen mujeres o que hicieron en su tiempo, “pues son estas mujeres las que nos ayudan a marcar la diferencia dentro de la sociedad”.
“También me significa estar al pendiente de todo lo que hemos recorrido, el avance, de dónde nosotras nos encontramos. Significa el ser esa esperanza de otras mujeres, el ser este ejemplar a seguir de las próximas generaciones. Significa tener respeto, empoderamiento, apoyo, esperanza, y más que nada, este seguimiento a esta lucha por nuestros derechos humanos”.