Alicia Bárcenas citó varias señales de alerta, como que sea el sexto año de bajo crecimiento, y se preguntó “¿nos enfrentamos a otra década perdida?”, así como que la desaceleración se generaliza, el menor volumen del comercio, la demanda interna que se debilita y el aumento de la pobreza “y especialmente la extrema pobreza, desde 2015”.
Por Virginia Hebrero
Roma, 6 feb (EFE).- Darle una vuelta de tuerca al capitalismo para ponerlo al servicio de la sociedad, acabar con la cultura del privilegio y, en suma, hacer una perestroika del modelo económico actual es la receta que propugna la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, para luchar contra la desigualdad en América Latina.
“La gran causa de la desigualdad en Latinoamérica es la heterogeneidad estructural, la riqueza está concentrada en unas pocas manos, en pocas empresas que generan PIB pero no igualdad”, afirma la responsable de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo dependiente de Naciones Unidas.
“El telón de fondo de las protestas sociales en diversos países de la región, como Chile, Ecuador, Colombia es la cultura del privilegio de las élites”, señala, y dice que “la juventud está enojada con este modelo”, en una conferencia en el Instituto Italo-Latinoamericano (ILLA) en Roma.
Bárcena se mostró contraria a la premisa de la teoría económica ortodoxa de que primero debe venir el crecimiento y luego la distribución, porque “la distribución nunca llegó”.
“En Latinoamérica, el continente más desigual de mundo, tenemos que renovar el mercado” capitalista para que esté al servicio de la sociedad y no al revés, y se pueda avanzar hacia ese objetivo casi utópico de la Agenda 2030 de acabar con la pobreza para ese año, afirma.
Precisamente sobre las causas de las protestas en Chile, a las que se refirió en varias ocasiones, dijo que ese país era “el modelo del modelo” de la escuela de Milton Friedman, del liberalismo económico, “pero los más jóvenes, de entre 15 y 25 años, dicen que no es esto lo que quieren, sienten que este modelo capitalista salvaje no le está dando esperanza”.
La diplomática mexicana también se refirió como un factor negativo al contexto internacional, con el debilitamiento del multilateralismo, las migraciones “forzadas” por la pobreza y la violencia, como las de Centroamérica, y como todo ello ha erosionado el contrato social con los ciudadanos.
“El coste de esa no cooperación es un magro crecimiento económico en Latinoamérica, que en 2019 fue del 0.1 por ciento del producto interior bruto (PIB) y en 2020 se prevé que sea del 1.3 por ciento, muy mediocre”, señaló.
“Y muy delicada es sobre todo la caída del comercio mundial en un 0.4 por ciento, entre enero y septiembre de 2019, la mayor desde la Gran Depresión”, dijo citando los informes del Cepal.
Otras consecuencias son “una deuda global en torno al 300 por ciento del PIB y unas tasas de interés muy bajas, incluso negativas, de manera que se ha expandido el dinero barato y está aumentando el endeudamiento, también en los hogares”.
También destacó la desigualdad de Latinoamérica con el cambio climático, pues la región emite solo el 8.3 por ciento de los gases de efecto invernadero, pero en cambio es una de las más afectadas y vulnerables.
Bárcenas citó varias señales de alerta, como que sea el sexto año de bajo crecimiento, y se preguntó “¿nos enfrentamos a otra década perdida?”, así como que la desaceleración se generaliza, el menor volumen del comercio, la demanda interna que se debilita y el aumento de la pobreza “y especialmente la extrema pobreza, desde 2015”.
Y dijo que “actualmente hay 191 millones de pobres, y 72 millones de pobres extremos en Latinoamérica”.
Por otro lado, persiste la brecha de género, a pesar de que la inclusión de la mujer en el mercado laboral eleva el PIB, mientras “la evasión fiscal corresponde al 6.3 del PIB de la región” y reduce el espacio y los recursos para las políticas sociales”, dijo.
La conferencia de la responsable del Cepal en el Illa, organismo al que pertenecen las embajadas de los países latinoamericanos presentes en Italia, provocó el enfado del embajador de Chile, Sergio Romero, que expresó su desacuerdo en lo referente a las protestas en su país.
“Me parece muy injusta la exposición que ha hecho la Sra. Bárcena. Su exposición ha sido una crítica despiadada y sesgada”, espetó el diplomático, que añadió que “la Cepal simplemente ha fracasado y es una pena porque a los países nos cuesta mucha plata sostener a estas entidades”.
Dijo que Bárcena “se ha dedicado a criticar un modelo supuestamente neoliberal y no ha explicado las causas de ese estallido social en Chile”, que dijo, no se debe solo a desigualdad, y lamentó no haber escuchado hablar “de la violencia, del vandalismo, de la búsqueda del poder por vías no democráticas”.