El fallecimiento en un accidente de helicóptero el pasado 24 de diciembre de Moreno Valle y su esposa, la Gobernadora del estado de Puebla, Martha Erika Alonso Hidalgo, ha provocado un vacío de poder en el PAN después de sufrir además en julio una estrepitosa derrota electoral al lograr sólo 3 de 12 gubernaturas en disputa.
Su fallecimiento significó no sólo perder a un grupo político relevante, sino dejar en la orfandad al partido después de que el estado de Puebla fuera su principal bastión de influencia con ocho años de hegemonía (seis de Moreno Valle y dos de su aliado Antonio Gali).
Por Edgar Ávila
Puebla (México), 6 ene (EFE).- El conservador Partido Acción Nacional (PAN), que desde el 2000 al 2012 gobernó México, afronta una de sus peores crisis de liderazgo tras la muerte de quien era hasta ahora su principal referente: el ex Gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle.
El fallecimiento en un accidente de helicóptero el pasado 24 de diciembre de Moreno Valle y su esposa, la Gobernadora del estado de Puebla, Martha Erika Alonso Hidalgo, ha provocado un vacío de poder en el PAN después de sufrir además en julio una estrepitosa derrota electoral al lograr sólo 3 de 12 gubernaturas en disputa.
Desde el central estado mexicano de Puebla, el fallecido coordinador de la bancada del PAN en el Senado mexicano formó un monolítico y poderoso grupo conocido como "el morenovallismo".
El político se convirtió en el partido mismo desde el 2010, cuando asumió la gubernatura (2010-2016) de Puebla en una alianza con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
Su trágica ausencia coloca ahora al PAN en una etapa inesperada para reconstruir un partido fuerte y competitivo desde los liderazgos locales desplazados por "el morenovallismo".
Al lado de su esposa Martha Erika -quien fue secretaria general del PAN en Puebla antes de ser gobernadora-, Moreno Valle aspiró a la Presidencia de la república y logró ser el líder de los senadores de su partido hasta el pasado 24 de diciembre, cuando ambos murieron en un accidente aéreo.
Su fallecimiento significó no sólo perder a un grupo político relevante, sino dejar en la orfandad al partido después de que el estado de Puebla fuera su principal bastión de influencia con ocho años de hegemonía (seis de Moreno Valle y dos de su aliado Antonio Gali).
"El PAN en Puebla está en orfandad porque la presencia de Rafael Moreno Valle fue tan absoluta que anuló por completo los liderazgos que pudieran surgir", explicó a Efe la investigadora universitaria, Claudia Ramón Pérez.
El PAN ha perdido prácticamente la gubernatura del estado de Puebla que podía tener en su poder seis años más -en uno de los estados más poderosos económicamente con un crecimiento anual de más del 5 por ciento-, pues deberán celebrarse elecciones extraordinarias.
En los comicios de julio del año pasado, Acción Nacional logró alzarse con la victoria en los estados de Guanajuato, Yucatán y Puebla, ésta última con un disputado y polémico resultado hasta que un tribunal ratificó el triunfo de Martha Erika Alonso Hidalgo.
Hasta diciembre, el PAN contaba con 11 gubernaturas, pero con la muerte de Alonso Hidalgo se queda con 10 y deberá volver a disputarla con un partido huérfano y desorientado.
"No veo en este momento un liderazgo real, al desaparecer esta presencia queda desarticulado. Dentro del partido no hay nadie que pueda sustituir esas figuras y además hay una fuerte pugna interna", explicó Ramón Pérez.
La académica de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla considera difícil que ese partido pueda reconstruirse a tiempo para las elecciones programadas para el 2 de junio y dar aliento al PAN a nivel nacional.
"Veo complicado que el morenovallismo o lo que queda del grupo pueda reconstituirse, porque ninguno de los personajes tienen presencia o liderazgo porque han sido avasallados, se excluyó a verdaderos liderazgos, a esos grupos los patearon", dijo.
Moreno Valle, quien inició su vida política en el partido de centro izquierda Revolucionario Institucional (PRI), anuló a los fundadores del PAN, entre ellos a Ana Teresa Aranda Orozco, el mayor ícono en Puebla y a Eduardo Rivera Pérez, ex alcalde de la capital y miembro de la organización de ultraderecha El Yunque.
En medio de muchos resentimientos, la actual dirigente local del PAN, Genoveva Huerta Villegas, apela a la mesura en el interior del partido y llama a la reconciliación.
"Lo que necesitamos es no más golpeteo, sino un perfil que nos guíe sobre nuestros mismos objetivos", afirma.
Con unas elecciones extraordinarias enfrente, insiste que necesitan la unificación entre los diferentes grupos políticos internos.
"Estoy visitando todos los liderazgos. Acción Nacional tiene las puertas para aquellos que quieran trabajar por, con y desde el PAN", agregó.
El ex dirigente estatal del PAN Juan Carlos Mondragón Quintana, uno de los desplazados del morenovallismo, aseguró que ese partido debe realizar un proceso de recuperación de confianza.
"Debemos lograr un proceso de recuperación del partido para que las decisiones del PAN se tomen dentro del PAN. Durante muchos años las decisiones se tomaron en la sede del gobernador de Puebla", dijo.
La crisis de liderazgo se ha agravado además por el trasvase de muchos panistas a Morena, el partido izquierdista del presidente Andrés Manuel López Obrador, y la sucesiva pérdida de votos después de romper la hegemonía del PRI con las presidencias de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderon (2006-2012). EFE