Hoy, 6 de enero, se cumplen 20 años de que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari reformó el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La reforma fue publicada el 6 de enero de 1992 en el Diario Oficial de la Federación y entró en vigor el día siguiente.
En la actualidad el campo mexicano se debate entre la vida y la muerte, por falta de productividad, por migración de los campesinos a otros países, principalmente a Estados Unidos y Canadá, así como a una sequía que afecta la mayor parte del territorio mexicano. Otro de los problemas que enfrente son el narcotráfico, que ha concentrado hasta el 40% de los cultivos, principalmente de marihuana y amapola. Un problema más, es la falta de apoyos económicos y que los subsidios de los gobiernos, federal y estatales, están otorgados, en muchas ocasiones, al amparo de la corrupción. Aunado a todo esto, los productos transgénicos están eliminando a los cultivos locales, entre ellos, al maíz, lo que aprovechan empresas transnacionales para acaparar las cosechas o monopolizar los cultivos.
A 20 años de distancia, la situación del campo mexicano tiene un futuro “muy negro”.
1. Contexto histórico del problema agrario: Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo, e inició de forma masiva la reforma agraria. La creación y constitución de ejidos empezó a extenderse por todo el país y aunque los gobiernos posteriores trataron de frenar este proceso no fue sino hasta Carlos Salinas de Gortari que un Presidente fue capaz de decir que el reparto agrario en México se había acabado. Al amparo constitucional, los pueblos y comunidades que solicitaban la dotación de tierras bajo la forma ejidal asumían la propiedad de la tierra que les ligaba en principio a sus comunidades, es decir, la tierra otorgada bajo esta forma era repartida de manera equitativa entre todos los miembros que vivían en la comunidad y, por tanto, podían trabajarla; la tierra podía ser transmitida de padres a hijos, pero en ningún caso se admitía su venta y mucho menos su embargo, representando así la garantía de que. al menos, todos los miembros de la comunidad tendrían un trozo de tierra para sobrevivir.
2. Reforma al Artículo 27 constitucional: El artículo 27 de la Constitución vigente en 1988, establecía la obligación del gobierno de dar tierra a todo el que la solicitara. Sin embargo, el ritmo de crecimiento de la población en las zonas rurales era mucho mayor del que se había registrado en toda la historia previa de México, gracias a una serie de avances en medicina básica. En segundo lugar, la calidad de las tierras en México es desigual, pues buena parte del territorio nacional no cuenta con irrigación suficiente para mantener una agricultura comercial. Finalmente, los sectores industrial y de servicios no estaban en condiciones de absorber los excedentes de mano de obra que el crecimiento de la población rural generaba.
3. Las problemáticas históricas del campo: Hacia finales de los sesenta era claro que la capacidad del gobierno federal para dotar de tierras a quienes las demandaran era limitada y que, además, al hacerlo se había facilitado la constitución de poderosos grupos políticos que traficaban con la necesidad de tierras. El gobierno de Luis Echeverría, sin embargo, optó por mantener la ilusión de la Reforma Agraria elevando al antiguo Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización al rango de secretaría de Estado, al tiempo que decidía intervenir las propiedades de algunas de las más exitosas agroindustrias del país con la promesa de distribuir esas tierras.
4. El campo y el TLC: Cuando ya en la década de los noventa; Salinas comenzó a negociar con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio, este tipo de propiedad de la tierra resultó uno de los escollos más duros: sus futuros socios exigían que la propiedad de la tierra pudiese cambiar de manos por medio de las transacciones más comunes en el mundo en que vivirnos: la compra y venta y, por qué no, el embargo, ya que, desde el punto de vista agrícola, México aparecía como un fabuloso mercado del que sacar buenos productos al exterior y, por tanto, jugosas ganancias de las grandes corporaciones agrícolas de los países del norte.
Así Pues, Carlos Salinas hizo una nueva modificación a la Constitución eliminando del artículo 27 las trabas que impedían que las tierras pudieran entrar en el “mercado mundial de tierras”. Además, y para que el trabajo fuera completo dio por finalizado el reparto agrario. Esta, junto con las condiciones de marginación y miseria en que viven las comunidades indígenas, fue una de las causas que propició la Rebelión Zapatista en Chiapas, que tiene entre sus reclamaciones principales el acceso a la tierra, muy unida a la demanda de autonomía para los pueblos indios.
5. Políticas gubernamentales: En México, políticas gubernamentales generan polarización en el sector campesino dado el apoyo al uso intensivo de químicos en la producción industrial agropecuaria mientras los campesinos individuales se encuentran abandonados. En las décadas siguientes a Cárdenas, los expedientes agrarios sin resolver, unos de constitución de nuevos ejidos, otros de ampliación de los ya existentes, se acumularon por millares. Pese a todo, los campesinos en México, en su mayoría indígenas, mantenían la esperanza de ver, en algún momento, resueltas favorablemente sus demandas. Esa esperanza permeaba el país de norte a sur, incluido Chiapas donde miles de indígenas habían emigrado hacia la zona de la Selva a partir de los años 40 formando nuevos centros de población y solicitando para los mismos la correspondiente dotación de tierras. Es obligado decir que, en diferentes momentos, este éxodo a la selva fue alentado por los Gobiernos Federal y Estatal como forma de aliviar la presión que campesinos sin tierras ejercían sobre los latifundios camuflados, propiedad de finqueros y ganaderos.
El Gobierno Federal afirma que en este sexenio iban a modernizar los sistemas de irrigación de 214 mil hectáreas, lo que supera más de tres veces el promedio anual de tecnificación actual. Su meta es alcanzar un ritmo de 500 mil hectáreas tecnificadas por año hacia el final de mi mandato.
Calderón aseguró que iban a beneficiar más de 500 mil pequeños agricultores que trabajan una superficie de más de un millón y medio de hectáreas en el país. Dijo también los programas federales más importantes de apoyo al campo seguirían adelante y se fortalecerían; esto es, seguiremos apoyando el PROCAMPO, el Programa de Apoyo a la Ganadería, PROGAN, los Programas de Alianza para el Campo, los Programas Especiales de Apoyo a Productos Sensibles, como maíz, caña de azúcar, frijol y leche, y además seguiremos subsidiando la electricidad para el bombeo y el diesel para uso agrícola y pesquero.
En plena crisis económica, el campo mexicano está produciendo, aseguraba el titular de la Sagarpa. Decía dar un impulso sin precedente a la tecnificación del riego en el campo mexicano. “Hasta el año pasado se habían tecnificado anualmente un poco más de 60 mil hectáreas de riego”, decía Alberto Cárdenas.
6. Las protestas de los campesinos: En 2008 miles de campesinos marcharon en la Ciudad de México, exigiendo la renuncia del entonces secretario de Agricultura de México y demandando apoyos para poder competir con otros países. Esto por la entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLC. La cuestión rural no es un problema menor. Cerca de 10 millones de personas mantienen una estrecha relación laboral con el campo, generando bienes y servicios en sus unidades productivas, como jornaleros agrícolas o trabajando sin remuneración monetaria, como sucede frecuentemente con las mujeres y los menores de edad.
En México, la población rural se estima actualmente en 24.5 millones de personas. De ellas, 10.7 millones pertenecen a lo que se llama población económicamente activa, pero sólo 3.1 millones de productores son dueños de un pedazo de tierra. Según cifras oficiales, 17 millones de mexicanos vivían en la pobreza en 1994; en 1999 la cifra ascendía a 26 millones. De éstos, 17 millones viven en la pobreza extrema, con un ingreso menor a un dólar diario. Dos de cada tres personas que viven en pobreza extrema están en el campo. Un estudio muy reciente (se dio a conocer a los medios en mayo) realizado por la Universidad de Chapingo y el Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, afirma que la pobreza en el medio rural afecta al 81.5% de la población, y la pobreza extrema alcanza al 55.3%.
7. El narco y el campo: rescatar el sector agropecuario implica un doble reto, pues el abandono del Estado ha provocado descomposición social y vacíos que ahora ocupa la delincuencia organizada. Vastos territorios del campo mexicano estén bajo control de los grupos delictivos. El problema es mucho más profundo. No basta la reactivación económica del campo, sino que la reconstrucción de la sociedad rural pasa por restablecer los órganos institucionales y legales.
8. La desigualdad en el comercio. Existe una desesperada situación de los indígenas y los campesinos mexicanos desde fines del siglo XX, cuando las políticas públicas los aniquilaban por no ser rentables, por resultar incompatibles con el modelo de desarrollo neoliberal. A nivel macroeconómico, la contribución de la economía rural al Producto Interno Bruto y su capacidad para generar divisas se han reducido dramáticamente en la última década, si bien algunos segmentos y productos del sector, en particular los relacionados con las grandes agroindustrias, han tenido resultados positivos. Los campesinos representan aproximadamente el 27% de la población, pero apenas generan el 6.8% del PIB. Además, el 25% de la población del campo es analfabeta, y sólo uno de cada diez campesinos ha recibido algún tipo de capacitación para el trabajo.
México es uno de los centros mundiales de origen de la agricultura. Aquí se creó el maíz, base de la civilización mesoamericana. La agricultura nos alimentó durante milenios, pero hoy, en tiempos de neoliberalismo y globalización, estamos viviendo el colapso del campo mexicano. Migración, narcotráfico y guerra de exterminio. Adiós a los subsidios, la asistencia técnica y los precios de garantía. Los campesinos luchan y se rebelan, se esfuerzan por sobrevivir con su cultura propia más cercana a la tierra y a la vida.
9. Las medidas de Calderón para intentar elevar la productividad y la producción de alimentos del campo mexicano. “El propósito es garantizar que ningún campesino, que ningún agricultor se quede sin sembrar su tierra por falta de fertilizante o insumos para la producción”, decía Calderón en 2008.
10. Los alimentos transgénicos y la sequía.
Los recientes aumentos en los precios internacionales de los granos y otros alimentos, tanto por el mal clima como por una mayor demanda de China e India, obliga a México a entrar ya al tema de los transgénicos. El reto del país es aumentar la productividad por hectárea con las mejores tecnologías posibles, como sucede ya en naciones como Argentina, Sudáfrica y Estados Unidos, para que los productores nacionales sean más eficientes.
Mientras México no este dispuesto a empezar a experimentar con semillas transgenicas, habrá precios del maíz más caros y una mayor dependencia a la importación de granos, ya que muchos de ellos son transgénicos. Es preocupante que haya monopolios u oligopolios en este sector y sería recomendable que hubiera mayor competencia, en la comercialización de las semillas. México se encuentra rezagado en el tema de los transgénicos.
La propia Organización Mundial de la Salud sostiene desde 2004 que los transgénicos no representan ningún riesgo. La misma organización afirma que los transgénicos traen importantes beneficios ambientales, ya que reducen 8.0 por ciento el uso de pesticidas y herbicidas, equivalente a reducir las emisiones de CO2 de seis millones de automóviles al año.