La Costura, de Isol, reconocida ilustradora-autora argentina, narra la historia de una niña que decide poner fin a los extravíos de objetos, una decisión que la acerca al mundo detrás, sobre el cual ha escuchado historias en voz de su abuela y que mantiene una relación estrecha con el mundo en el que vive.
Ciudad de México, 5 de noviembre (SinEmbargo).– A partir de un chal que le habían mandado de Palestina, Isol, la reconocida ilustradora-autora argentina, dio vida a la historia de un mundo que está detrás de otro, un mundo a donde van a parar los objetos que perdemos y que tiene una conexión con el lugar en donde vive la protagonista de La Costura, su más reciente libro editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), y el cual fue originalmente creado para el proyecto “Palestinian Art History as Told by Everyday Objects” del Palestinian Museum.
La Costura cuenta la historia de una niña a quien su mamá le reclama por perder los objetos. La pequeña sabe que los extravíos no son fortuitos sino que están conectados a ese otro mundo al que se llega por las partes gastadas de donde vive, por los agujeros que sirven como túneles para que sus pertenencias se escapen.
“Quería encontrar algo más como la anécdota y así de pronto apareció está idea de perder las cosas, que es algo muy cotidiano y que cuando yo hablo de eso con los niños es algo que lo tienen muy cercano. A todo mundo le preocupa ‘cómo se pierden las cosas, a dónde van, cómo estarán’. Uno tampoco sabe ni a dónde va ir ni de dónde vino como humano, entonces ahí se me ocurrió que a la niña a la que la madre le está reclamando piensa que en este mundo que parece bordado puede llegar a haber algunos partes gastadas, porque además el mundo es muy antiguo, como en algunas telas que en algunos lugares se haya rasgado y tenga agujeros”, compartió la autora en entrevista con SinEmbargo.
En su historia, la mayoría de las personas piensan que ese otro lado es una leyenda y que no existe, pero la niña protagonista de La Costura junto con su abuela saben que es real, “porque la abuela le cuenta historias de una fiesta que se hace del otro lado y a las dos les parece oír el otro lado porque si lo piensas son vecinos cercanos”.
Isol precisó que una de sus preocupaciones al hacer este libro era que nadie lo relacionara con el conflicto de Israel y Palestina “para poder liberarse de siempre tener que hablar de esto, pero claro hay gente que quizás puede encontrar algo, pero la idea del otro mundo y del otro lugar es muy antigua como hay montón de historias de fantasía que uno tiene de pasar a otro lado, ver lo que no se ve desde Matrix a Alicia en el país de la maravillas, entonces bueno, apareció eso y la historia se empezó a armar”, comentó.
Compartió que la historia también empezó a tejerse a partir de las cosas que ella iba encontrando en el chal, el cual escaneó para el libro. “Así aparecían los flecos y de pronto, me hacían pensar en un bosque y cuando lo empecé a escanear del otro lado, empecé a encontrar que las formas parecían animales y si le agregaba dos líneas más se convertía en algo más reconocible, entonces empecé a sacar formas de ese desorden que había del otro lado”.
Luego fue desarrollando la historia, en la que la niña se convence de poner fin a la pérdida de objetos y empieza a remendar los agujeros para que no se pierda nada más. “Es linda la protagonista, quiere encontrar una solución y de esas ideas a veces surgen cosas interesantes de tratar de encontrar por algo que te angustia una solución o verlo de otra forma y la niña se tiene mucha fe, tiene un criterio propio y por eso se le ocurre algo que de pronto a nadie se le había ocurrido y eso también me gusta como que a la vez está preocupada por ese tema, de pronto lo toma como esa responsabilidad de ver si lo puede solucionar”.
Con historias como ésta, Isol pone la luz sobre elementos mágicos y a la vez sobre lo cotidiano: “lo vuelves a mirar y encuentras algo que es maravilloso, como esperar siempre lo maravilloso es algo que siempre tienen los niños, siempre piensas que puede pasar algo increíble por eso tú les puedes decir cosas rarísimas como ‘hay un lobo en el baño’ y quizás te lo creen, eso de estar abierto a lo maravilloso es algo importante para un artista y me parece que para el ser humano tenemos esa necesidad de la maravilloso, de lo desconocido”.
No obstante, para quien pueda pensar en encontrar una lección con esta novela gráfica, Isol precisó:
“Yo nunca quiero cerrar en una moraleja, es abierto, sucede eso y luego ella tiene que volver a desatar todo para que todos puedan respirar de un lado y del otro porque el otro lado también suspira cuando ella abre y ahí uno ve que el otro lado también están esos bichos y esa gente imaginada con sus propios códigos y también pensando que las cosas que ellos pierden, que de hecho se van del otro lado, pero del otro lado hablan estos personajes y se dicen que lo más normal es perder las cosas, que buscarlas es una cosa rarísima y bueno, me gusta a mí eso, de tener diferentes subjetividades y pensar que las cosas se pueden ver diferentes maneras”.
— ¿Es una cuestión universal el entendimiento de que esta misma realidad está empalmada con otra? —se le preguntó.
—Para los niños y los grandes, o sea, la mayoría de las películas de ciencia ficción y libros que leemos tratan esos temas. Y yo insisto en que también pasa a los adultos porque sí me parece que hay algo que podemos compartir y también nos puede atravesar en un libro que está pensado quizás para niños, a un adulto también le puede tocar porque está hecho por un adulto en este caso yo, que estoy hablando, me parece que está abierto el libro que son personales mías en versión adulta y que está bueno no perder esa empatía con lo que tú de niño pensabas y cuánto de eso todavía tienes, también está bueno para ser conscientes y es interesante.
— ¿Para ti qué es el otro mundo?
— Bueno si lo tomamos con una perspectiva psicológica o hasta artística es el lugar más de ensueño, es el lugar donde percibimos las cosas sin tanto control, sería el inconsciente pero no me gusta eso de bajar, no hay un significado específico porque la historia es la historia en sí, en este cuento hay otro mundo pegado al otro eso sí, no es símbolo de nada, pasa eso, pero sí me encanta a mí esto de lo que no está en nuestro control, en nuestro cotidiano y que percibimos como algo más extraño.