Durante la pandemia, las emisiones de carbono sufrieron una baja debido a las restricciones contra la COVID, sin embargo, se espera que este año los niveles de CO2 vuelvan a aumentar rápidamente.
Por Pep Canadell
Chief research scientist, Climate Science Centre, CSIRO Oceans and Atmosphere; and Executive Director, Global Carbon Project, CSIRO
Corinne Le Quéré
Royal Society Research Professor of Climate Change Science, University of East Anglia
Glen Peters
Research Director, Center for International Climate and Environment Research – Oslo
Pierre Friedlingstein
Chair, Mathematical Modelling of Climate, University of Exeter
Robbie Andrew
Senior Researcher, Center for International Climate and Environment Research – Oslo
Rob Jackson
Professor, Department of Earth System Science, and Chair of the Global Carbon Project, Stanford University
Madrid, 5 de noviembre (The Conversation).- Las emisiones mundiales de dióxido de carbono se han recuperado tras las restricciones por la COVID-19 y es probable que este año se acerquen a los niveles anteriores a la pandemia, según nuestro análisis publicado hace unos días.
Esta preocupante conclusión se produce en un momento en que los líderes mundiales se reúnen para dialogar sobre el clima en la COP26 en Glasgow en un último intento de mantener a raya el calentamiento global. El análisis ha sido realizado por el Global Carbon Project, un consorcio de científicos de todo el mundo que produce, recoge y analiza información sobre los gases de efecto invernadero a nivel mundial.
La rápida recuperación de las emisiones, después de la caída del año pasado, no debería sorprender a nadie. El fuerte repunte económico mundial ha provocado un aumento de la demanda de energía, y el sistema energético global sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles.
Lo más preocupante es la tendencia al alza a largo plazo de las emisiones de CO₂ procedentes del petróleo y el gas, y el crecimiento de este año de las emisiones del carbón, que en conjunto están lejos de tender a un valor neto cero en 2050.
The global carbon budget 2021 is out! We have put together the pieces of information on #CO2 emissions and sinks, and built a jigsaw of our current best understanding of human impacts on the #carbon cycle. https://t.co/ghRgECbfKN#COP26 @gcarbonproject pic.twitter.com/NYWFEMjWAY
— Matt Jones (@Jones_MattW) November 4, 2021
EL ESCENARIO DE EMISIONES GLOBAL
Las emisiones mundiales de CO₂ procedentes de los combustibles fósiles se redujeron un 5.4 por ciento en 2020 respecto al año anterior. Pero se prevé que este año aumenten alrededor de un 4.9 por ciento por encima de los niveles del año pasado, alcanzando los 36 mil 400 millones de toneladas. De este modo, casi vuelven a los niveles de 2019.
Este año podemos esperar otros 2 mil 900 millones de toneladas de emisiones de CO₂ por el efecto neto de los usos del suelo, incluyendo la deforestación y la degradación del paisaje. Esto nos lleva a un total de 39 mil 400 millones de toneladas de CO₂ que se emitirán a finales de este año.
El rápido crecimiento de las emisiones coincide con el correspondiente gran aumento de la demanda energética a medida que la economía mundial crece, con la ayuda de 17.2 billones de dólares en paquetes de estímulo económico en todo el mundo.
Las emisiones de CO₂ de todos los tipos de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) han aumentado este año, y las del carbón y el gas natural crecerán más en 2021 de lo que cayeron en 2020.
Las emisiones del carbón estaban disminuyendo antes de la pandemia a principios de 2020, pero han vuelto a aumentar este año. Las emisiones procedentes del uso del gas a nivel mundial han vuelto a la tendencia al alza observada antes de la pandemia.
Las emisiones de CO₂ procedentes del uso mundial del petróleo se mantienen muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, pero se espera que aumenten en los próximos años a medida que el transporte por carretera y la aviación se recuperen de las restricciones relacionadas con la COVID-19.
NACIONES QUE LIDERAN LA CARGA DE LAS EMISIONES
Las emisiones de China se han recuperado más rápidamente que las de otros países. Es uno de los pocos Estados donde las emisiones crecieron en 2020 (un 1.4 por ciento), seguido de un aumento estimado del cuatro por ciento este año.
Tomando estos dos años juntos, se prevé que las emisiones de CO₂ de este país asiático en 2021 sean un 5.5 por ciento superiores a los niveles de 2019, alcanzando los 11 mil 100 millones de toneladas, casi un tercio del total mundial.
Se calcula que las emisiones procedentes de la quema de carbón en este país asiático crecerán un 2.4 por ciento este año. Si se cumplen las previsiones, alcanzarían a las hasta ahora emisiones máximas de carbón de China registradas en 2013.
Se espera que las emisiones de CO₂ de la India crezcan aún más rápido que las de China este año, con un 12.6 por ciento, tras un descenso del 7.3 por ciento el año pasado. Las emisiones de este año se situarán un 4.4 por ciento por encima de los niveles de 2019, alcanzando los 2 mil 700 millones de toneladas, o el 7 por ciento de las emisiones mundiales.
Se prevé que las emisiones de Estados Unidos y la Unión Europea aumenten un 7.6 por ciento el presente año año. Esto llevaría a que las emisiones sean, respectivamente, un 3.7 por ciento y un 4.2 por ciento inferiores a los niveles de 2019. Esto significaría que EU representa el 14 por ciento de las emisiones mundiales y la UE el 7 por ciento.
Se estima que las emisiones del resto del mundo (incluido todo el transporte internacional, en particular la aviación) aumentarán un 2.9 por ciento este año, pero se mantengan un 4.2 por ciento por debajo de los niveles de 2019. En conjunto, estos países representan el 59 por ciento de las emisiones mundiales.
En España, las emisiones de CO₂ de combustibles fósiles han estado disminuyendo desde el 2005 y la pandemia de la COVID-19 aceleró esta tendencia con una caída del 17.2 por ciento entre el 2019 y el 2020. Una reducción similar se ha observado en este periodo en México (18.3 por ciento) y Perú (18.9 por ciento), mientras que ha sido más pequeña en Argentina (6.6 por ciento), Chile (6 por ciento) y Colombia (1.7 por ciento).
Tanto en España como en México no parece que se vaya a volver a los niveles prepandémicos de emisiones de combustibles fósiles.
EL PRESUPUESTO DE CARBONO
Los cambios relativamente grandes en las emisiones anuales de los dos últimos años no han tenido ningún efecto discernible en la velocidad a la que se acumula el CO₂ en la atmósfera.
Las concentraciones de CO₂, y el calentamiento global asociado, se deben a la acumulación de gases de efecto invernadero –sobre todo de CO₂– desde el comienzo de la era industrial. Esta acumulación se ha acelerado en las últimas décadas.
Para frenar el calentamiento global, las emisiones globales de CO₂ deben detenerse o llegar a un valor neto cero. Esto último significa que cualquier emisión de CO₂ tendría que ser compensada con la eliminación de una cantidad equivalente de la atmósfera.
Los presupuestos de carbono son una forma útil de medir la cantidad de CO₂ que puede emitirse para un nivel determinado de calentamiento global. En nuestro último análisis hemos actualizado los presupuestos de carbono esbozados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en agosto de este año.
Desde principios de 2022, el mundo solamente podrá emitir 420 mil millones de toneladas adicionales de CO₂ para limitar el calentamiento global a 1.5 ℃, el equivalente a 11 años de emisiones al ritmo de este año.
Para limitar el calentamiento global a 2 ℃, el mundo puede emitir 1.27 billones de toneladas adicionales de CO₂, es decir, 32 años de emisiones al ritmo actual.
Estos presupuestos son la brújula hacia las emisiones netas cero. De acuerdo con el compromiso de muchos países de alcanzar este objetivo en 2050, las emisiones de CO₂ deben disminuir en mil 400 millones de toneladas cada año, por término medio.
Se trata de una cantidad comparable al descenso durante 2020 de mil 900 millones de toneladas. Este hecho pone de manifiesto el extraordinario reto que tenemos por delante y la necesidad de aumentar los compromisos a corto y largo plazo para reducir las emisiones mundiales.