Después del 8 de noviembre, Estados Unidos tendrá que empezar a cicatrizar las heridas que abrió la elección. Es probable que no haya habido antes campañas tan virulentas como las que protagonizaron Hillary Clinton y, especialmente, Donald Trump. Así se ve la recta final de la contienda desde la redacción de la cadena Univision en Estados Unidos.
Ciudad de México, 5 de noviembre (SinEmbargo).– Gane quien gane la elección este 8 de noviembre, Estados Unidos ya perdió. Los largos meses de una campaña infectada con xenofobia, racismo y descalificaciones como no se había visto nunca antes, dejarán un país dividido.
“Este país se fue para atrás varios años, se puso de manifiesto el Estados Unidos racista, sexista y xenófobo”, que se pensaba no existía ya, dice Hilda García Villa, Vicepresidenta de Contenidos Locales Digitales de la cadena Univision.
Las cadenas en español Univisión y Telemundo han sido amenazadas por Donald Trump por hacer lo que el magnate considera una campaña abierta en su contra. El candidato republicano se ha burlado de que existan cadenas en español dentro de su país. A más de un periodista, entre ellos Jorge Ramos, los ha expulsado de conferencias de prensa o no los ha dejado entrar. La prensa en español está en riesgo, dijo el Comité para la Protección de Periodistas, pero no es la única. Trump ha amenazado a medios tan importantes como The Washington Post, The New York Times o CNN.
Por eso el punto de vistas de estas elecciones, desde la redacción de Univisión, es importante.
De acuerdo con un seguimiento puntual de las encuestas que realiza la cadena hispana todos los días en Estados Unidos, Hillary Clinton llegaría a la elección de este martes con una ligera ventaja en la intención del voto popular, ventaja ya mínima que podría incluso irse reduciendo aun más conforme se acerca la apertura de las casillas.
“Se han cerrado las encuestas, pero el promedio que genera el equipo de expertos de Univision, al evaluar los sondeos más importantes del país, tiene a Hillary Clinton con 47.5 por ciento y a Donald Trump con 42 por ciento de la intención de voto [datos actualizados hasta el jueves]”, dice García Villa.
El virtual empate técnico en el que llegarán ambos aspirantes es reflejo fiel de la división en el país, a la que se refiere, y una contienda tan cerrada obliga a pensar en los escenarios potenciales con un triunfo del candidato republicano.
Dos son los temas, en su opinión, que más preocupan a los mexicanos en Estados Unidos y en México, si Trump se queda con la victoria: la posible eliminación o modificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el posible reforzamiento de las leyes migratorias que pudiera traducirse en la expulsión de miles o decenas de miles de personas que perderían por ello los ingresos que les permiten mantener a sus familias.
Con todo y lo cerrada que está la contienda, un elemento le permite a García Villa tener la esperanza de que Trump no llegará a la Oficina Oval: el voto femenino que podría llegar a las casillas con la firme intención de hacerle pagar al candidato republicano su vocación de acosador y el utilitarismo en el que parece basar su relación con las mujeres.
–La carrera parece empatada según las encuestas, ¿tienen ustedes esa percepción?
–Se han cerrado las encuestas de intención de voto pero el promedio que genera el equipo de expertos de Univision, al evaluar los sondeos más importantes del país tiene a Hillary Clinton con 47.5 por ciento y a Trump con 42 por ciento de la intención de voto. Hay que decir que esa es la tendencia en el voto popular, no en el voto electoral.
–¿Cuánta ventaja tiene la ex Primera Dama en el voto hispano?
–Entre los hispanos, Hillary tiene 60 por ciento de la intención del voto; Trump tiene 19 por ciento.
Para ganar la elección, Trump o Hillary deberán obtener 270 de los 538 votos electorales. Cada uno de los 50 estados del país [más el Distrito de Columbia] tiene asignado un número determinado de votos, los cuales se asignan al candidato que haya ganado en ese estado el voto popular.
El número de votos electorales de cada estado está determinado por su densidad poblacional y es igual al número de representantes de cada estado en las dos cámaras en que se divide el Congreso norteamericano: Cámara de Representantes y Senado.
Por ejemplo, California cuenta con 55 votos electorales y todos serán serán para el candidato que gane el voto popular en ese estado. Justamente en ese estado Hillary tiene una intención de voto del 55 por ciento, Trump de sólo 32 por ciento.
En Florida, donde están en juego 29 votos electorales, la pelea es mucho más reñida y ha llevado a los candidatos a concentrar ahí sus esfuerzos. El candidato republicano tiene 46.5 por ciento de la intención del voto, contra 45.9 de su oponente.
–¿Cómo fue posible que Trump llegara hasta donde llegó si al principio nadie le daba ninguna posibilidad?
–Primero creo que sus ataques contra México y los mexicanos, especialmente quienes vienen sin documentos en Estados Unidos, sirvieron para que Trump llamara la atención de la prensa y atrajera hacia él la cobertura de los medios. Trump sorprendió a todos cuando empezó a atacar a mujeres, musulmanes, chinos y lanzó un mensaje que era todo menos compasivo. Eso, de alguna forma, le sirvió para marcar la agenda de la campaña. No es un político tradicional y justamente por eso dejó fuera de la contienda a sus contrincantes al interior del Partido Republicano.
–Sorprendió a todo mundo y su discurso le funcionó…
–Cuando todos hablábamos de que del lado republicano quienes más posibilidades tenían eran el Representante Marco Rubio o Jeb Bush, miembro de una familia importante en el mundo de la política, Trump los arrolló. Comenzó a usar un discurso con el que disfraza y manipula. Durante los últimos años, por ejemplo, difundió la idea de que [el presidente Barack] Obama era musulmán. Con esa mentira mermó a los demócratas y al final sólo dijo “bueno, no es cierto”. El daño estaba hecho, pero nadie pareció cobrarle el atrevimiento.
–En México hay temor por un triunfo de Trump. ¿Cómo están los mexicanos en Estados Unidos?
–Diría que hay dos preocupaciones esenciales ante un eventual triunfo de Trump. Primero, la posible disolución o modificación del Tratado de Libre Comercio [con México y Canadá] que Trump ha prometido casi hasta el cansancio durante la campaña. Pasó mucho tiempo y costó mucho esfuerzo pero hoy México tiene una balanza comercial positiva con Estados Unidos, en la frontera binacional se realizan operaciones por millones de dólares todos los días. Es realmente una preocupación que se modifique un acuerdo en el que se sustenta buena parte de la economía mexicana y en ambos lados de la frontera. El sólo hecho de plantear la posibilidad de cambiar ese tratado ha sido suficiente para debilitar al peso frente al dólar.
–¿Cuál es la segunda?
–La otra es que, de ganar, realmente refuerce las leyes migratorias y muchos mexicanos y otros inmigrantes tuvieran que salir del país. Muchos podrían perder sus trabajos y tendrían que irse y eso afectaría a las remesas, de las que dependen miles de personas en México.
En 2008, cuando ganó la Presidencia, Barack Obama recibió el 67 por ciento de la votación hispana. En esa ocasión el candidato demócrata recibió poco más de 69 millones de votos [voto popular] y se metió a la bolsa 365 votos electorales, bastante más que los 270 que necesitaba para llegar a la Casa Blanca.
Cuatro años después, cuando ganó su reelección, Obama obtuvo casi 66 millones de votos directos y 332 votos del colegio electoral. En esta ocasión, se llevó 70 por ciento del voto hispano, pese a que ya para esas fechas había quedado mal con su promesa de reformar las leyes migratorias del país.
Aunque al voto hispano se le ha reconocido siempre una importancia vital especialmente en contiendas cerradas como la actual, García Villa cree que el voto definitorio en esta elección podría ser el de las mujeres.
En su opinión, la evidencias de ataques y agresiones de Trump contra las mujeres y los ataques que ha recibido Hillary a lo largo de su carrera política pueden hacer que el voto femenino se vuelque masivamente en favor de la candidata demócrata.
Donald Trump atacó a los mexicanos, atacó a los musulmanes, a los chinos, a los indocumentados y de todos esos ataques salió intacto, sin abolladura alguna. Pero su armadura no respondió igual cuando atacó a las mujeres, cuando fue evidenciada su faceta de acosador y macho sexista.
“Había gente que decía que Estados Unidos es un país tan machista que en 2008 habían preferido votar por un afroamericano que por una mujer. Eso es muy posible que cambie en esta elección”, dijo García Villa.
–El voto femenino puede ser decisivo pero, ¿qué hay del voto hispano?
–Todos los estados péndulo [o swing states, es decir, los que no votan tradicionalmente por sólo uno de los dos partidos principales] tienen una importante votación latina. Florida, Nevada, New Hampshire, Carolina del Norte, Virginia, Ohio… no en todos es igual de importante, pero en prácticamente todos la población hispana está aumentando, frente a una población blanca que sólo se ha mantenido.
–Los mexicanos en EU tienen razones para estar mal con Trump, pero la elección también provocó un alejamiento de los paisanos con el gobierno mexicano.
–Gane quien gane creo que al Gobierno de México le urge replantear la relación bilateral. Por ejemplo, se invitó a Trump y Trump fue, pero nunca se aseguraron que Hillary también se reuniera con [el presidente] Peña Nieto. Creo que no estaban pensando en los escenarios. La política exterior mexicana se ha orientado casi exclusivamente al comercio y muy poco a la real politics.–
–Esa visita fue lamentable…
–Los mexicanos, de aquí y de allá, no sintieron que hubiera una reacción adecuada del Gobierno mexicano frente a las agresiones de Trump. Nos ofendió como nadie antes y la respuesta fue demasiado tibia. La gente se enojó porque no se le puso freno.
ADEMÁS:
–¿Qué tanto el éxito de Trump, se deriva de una falla estructural del sistema político y del sistema económico de EU?
–Sí ha habido un desgastado del modelo económico. Venimos de una crisis en el 2008 de la que ha costado mucho trabajo salir, de hecho el país no se ha recuperado del todo. La recesión en realidad comienza en 2001, tras los atentados del 9/11. Los ataques paralizaron a la economía. Miles de personas perdieron sus casas, muchos jóvenes tuvieron que abandonar la universidad porque de pronto no tuvieron para seguir pagando sus estudios. Miles y miles de personas perdieron de pronto todos esos componentes que son evidencia de éxito: la casa, el auto, la universidad… Para toda esa gente, y los hijos de esa gente que lo perdió todo, no tenía sentido la candidatura de Hillary [identificada con la clase política que permitió la crisis], por eso muchos apoyaron la “revolución” de Bernie Sanders [quien disputó y perdió con Clinton la nominación demócrata].
–Entonces la economía lleva mucho sin funcionar y podría seguir así…
–Primero reventó la burbuja de Internet [empezando el nuevo siglo], luego reventó la burbuja hipotecaria, que implicó que miles de personas perdieran sus casas. Ahora la burbuja que está creciendo es la de los préstamos universitarios. Imagínate que hay gente que tiene 35 o 40 años y en lugar de estar pagando un crédito hipotecario está pagando todavía sus estudios. La promesa de graduarse, para trabajar y ganar dinero y disfrutar desapareció. Se acabó el sueño.
–Para la prensa en general ha sido difícil lidiar con Trump. Como ha sido para Univision seguir la campaña.
–Hemos tratado de ser imparciales, de manejar todo con equidad. Pero lo cierto es que Jorge Ramos, uno de los periodistas más importantes de la cadena, fue directamente afectado por Trump. [El candidato republicano llegó incluso a expulsarlo de un evento de campaña] Creo que Trump ha significado, no sólo para los medios hispanos sino para los medios en general una amenaza seria a la libertad de expresión.
–Esta es una elección que se recordará mucho tiempo por sólo malas razones...
–Yo creo que, gane quien gane, esta sociedad ya se dividió... y nos fuimos para atrás varios años. Quedó de manifiesto el Estados Unidos racista, xenófobo, sexista... que pensábamos superado.