Los tres gobernadores que en 2010 emergieron de las alianzas lideradas por el PAN y el PRD, acompañados en algunos casos por el PT y Convergencia, resultaron un fracaso para los ciudadanos de Puebla, Oaxaca y Sinaloa, tres estados que dejarán en unos meses más con crecimiento pero sólo en violencia, quebranto a los derechos humanos, pobreza y corrupción. Además sus nombres se mencionan en escándalos por posibles conflictos de interés, desvíos de recursos públicos y enriquecimiento ilícito.
Ciudad de México, 5 de noviembre (SinEmbargo).– Las alianzas electorales entre los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), y que en algunos casos involucraron al Partido del Trabajo (PT) y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), se llevaron a cabo en cinco de los 15 estados en donde se realizaron comicios en julio de 2010.
Fueron coaliciones electorales pragmáticas que se construyeron con la intención de evitar que el ganara el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y se volviera a enraizar electoralmente, no tanto con el propósito de construir programas de gobierno plurales que integraran lo mejor de las diversas ideologías políticas.
En términos generales, las alianzas entre la derecha y la izquierda cumplieron el objetivo de derrotar al PRI en las urnas, aunque no llegaron a generar gobiernos de coalición, integrados, plurales y mucho menos cumplieron la promesa de dotar de mejores condiciones de vida para los ciudadanos.
“Ya en un ejercicio de gobierno ya tiene a desdibujarse la alianza electoral. El Gobernador ganador se decanta por un rumbo partidista o por otro, pero su gestión termina desdibujándose la alianza”, explicó Sergio Bárcena, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.
Quienes participaron en la integración de estas alianzas entre derecha e izquierda de 2009 y 2010 defienden la necesidad de las coaliciones electorales.
El Diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo, ex presidente nacional del PRD, destacó que las alianzas con la derecha no deben ser estigmatizadas de forma negativa, porque son necesarias en algunos casos específicos para combatir los cacicazgos priistas enraizados durante décadas.
Asimismo, afirmó que la falta de alianzas electorales solo benefician al PRI, quien se hace fuerte ante la división de la oposición.
“Alianzas de este tipo tienen muchísimos adversarios, el principal el PRI; que es el que no quiere que la oposición se una. Ellos se pueden aliar con el Verde o con Nueva Alianza, y eso es legítimo, pero critican si el PRD intenta unirse con Morena o con el PAN”, explicó en entrevista para SinEmbargo.
De los cinco candidatos aliancistas en 2010, tres ganaron la gubernatura: Rafael Moreno Valle en Puebla, Mario López Valdez en Sinaloa y Gabino Cué Monteaguado en Oaxaca. Los tres tienen en común una militancia en el PRI que renegaron en algún momento para ser cobijados por la oposición en épocas electorales.
Los dos candidatos aliancistas que perdieron frente al PRI fueron José Rosas Aispuro en Durango, hoy Senador por Acción Nacional, y Xóchitl Gálvez en Hidalgo, hoy Jefa Delegacional en Miguel Hidalgo, en el Distrito Federal.
La construcción de las alianzas del 2010 en ningún momento fueron sencillas, por el contrario se construyeron paso a paso, incluso a pesar de la oposición de panistas y perredistas.
En esa época Cesar Nava Vázquez era el presidente nacional del PAN y Jesús Ortega Martínez lo era del PRD.
Nava Vázquez, michoacano, amigo y hombre de toda la confianza del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa impulsó las alianzas electorales entre el partido albiazul y el PRD, mismas que académicos y especialistas calificaron como “contra natura”, se dijo que era la mezcla del “agua con el aceite” o de los “mochos con los porros”.
Jesús Ortega también defendió las alianzas electorales, a las cuales se oponía principalmente Andrés Manuel López Obrador. Incluso el ex candidato presidencial había acusado a la dirigencia perredista de que “transaron con Calderón la alianza con el PAN”.
Pese a todos los inconvenientes, los candidatos aliancistas lograron ganar las gubernaturas de Puebla, Sinaloa y Oaxaca, así como algunos municipios de Durango, Puebla y Zacatecas.
FRACASO DE ALIANZAS
En la práctica, los triunfos de los candidatos aliancistas encabezados por candidatos que provenían del PRI no representaron ningún éxito para los partidos que las integraron.
En varias casos, alguno de los partidos que las integraron se terminó desdibujando, por ejemplo en el caso de Gabino Cué se vio un gobierno más de izquierda y se dejaron de lado algunas propuestas que traía el PAN; o en el caso de Moreno Valle, el PAN ha participado más en su gobierno a diferencias de otras fuerzas.
“No existen los mecanismos formales para que estas alianzas electorales se conviertan en alianzas de gobierno. Uno de los mecanismos que se consideran idóneos es que una vez que se pacten alianzas se pacten también las secretarías o que el Gobernador tuviera límites sobre la conformación de su gabinete”, explicó Sergio Bárcena.
En el caso de Puebla, en donde el morenovallismo ha echado raíz y se niega a abandonar el poder en esta elección estatal del 2016, el PRD jamás pintó dentro del gobierno estatal.
En Oaxaca, una entidad en donde históricamente es nula la presencia del panismo, el gobierno de Gabino Cué inmediatamente olvidó todo nexo con el blanquiazul.
En Sinaloa, Mario López rápidamente se olvido de incluir a panistas y perredistas en sitios clave de su gobierno y se le ve más cómodo hablando con el priismo que con los integrantes de los partidos políticos que lo llevaron al poder.
Las alianzas entre el PAN y el PRD perdieron gas muy poco tiempo después.
El PRI logró triunfos demoledores en cuatro entidades donde panistas y perredistas participaron juntos en los comicios realizados el domingo 7 de julio de 2013.
Las coaliciones entre derecha e izquierda fueron completamente improductivas en estados donde habían obtenido triunfos tres años antes, como Sinaloa, donde en 2013 gobernaba el aliancista y ex priista Mario López Valdés, allí la alianza logró ganar en tres de los 17 municipios en disputa.
En ese año, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) imposibilitó alianzas formales entre PAN y PRD por no presentar la solicitud dentro de los plazos establecidos.
Pese a la negativa, panistas y perredistas realizaron alianzas de facto en 50 de los 212 municipios en disputa en Veracruz y en los 10 municipios de uno Quintana Roo.
La gran mayoría fueron ganados por la alianza PRI-Verde, e incluso les arrebataron bastiones que se estaban formando a favor de la oposición como eran los municipios de Benito Juárez en Quintana Roo o Boca del Río en Veracruz, y la delegación Cuajimalpa en la Ciudad de México.
RAFAEL MORENO VALLE, LA INTOLERANCIA
Rafael Moreno Valle, Gobernador de Puebla, fue priista y cercano a Elba Esther Gordillo, ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Desde el inicio de su mandato, Moreno Valle ha trabajado para sumar puntos a su principal aspiración: La silla presidencial.
Moreno Valle obtuvo el triunfo en el 2010 con el apoyo del PAN, PRD, Convergencia y Nueva Alianza con la alianza “Compromiso por Puebla”, gracias a una exitosa campaña electoral en donde destacó el orgullo poblano y prometió combatir la corrupción y la pobreza.
El Gobernador de Puebla ha sido acusado de usar la fuerza pública para intimidar, aprehender y someter a las personas críticas de su gobierno.
También se le responsabiliza por haber enviado al Congreso estatal la iniciativa para regular el uso legítimo de la fuerza por parte de la policía para contener manifestaciones, la llamada “Ley Bala”.
La primera vez que se usó la Ley que permitía a la autoridad el uso de elementos físicos como las balas de goma para replegar a los manifestantes fue en el poblado de San Bernardino Chalchihuapan, en donde el niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo fue asesinado, presuntamente como consecuencia de una bala de goma.
“Moreno Valle es hasta ahora un producto de mercadotecnia muy costosa que quiere replicar el fenómeno de Enrique Peña Nieto en el Estado de México, pero sin la estructura territorial que tiene Peña Nieto y el PRI”, explicó el analista político, Sergio Aguayo.
MARIO LÓPEZ VALDEZ, DESPARECIÓ A LA OPOSICIÓN
Mario López Valdez fue presidente municipal de Ahome y luego Senador de la República, bajo las siglas y colores del PRI.
En marzo del 2010 renunció al partido tricolor luego de que se le negara la candidatura estatal. El entonces Gobernador Jesús Aguilar Padilla se pronunció por Jesús Vizcarra Calderón, quien fuera secretario de Desarrollo Económico y posteriormente alcalde de Culiacán.
López Valdez fue respaldado por PAN, PRD y Convergencia en la coalición “El cambio es ahora por Sinaloa”, la cual derrotó al candidato priista por un margen de cinco puntos porcentuales. Asimismo, ganó nueve presidencias municipales.
No obstante, Malova, como también es conocido el Gobernador, nunca buscó alejarse de las élites priistas, incluso se dice que priistas de la “vieja escuela” lo apoyaron para llegar al poder, por lo que su arribo no se consideró precisamente una alternancia.
López Valdez absorbió a la oposición local, representada principalmente en el panismo, de la cual medios locales afirman que está al servicio del PRI. Además, la izquierda es casi inexistente en la entidad, mientras que el sector empresarial de la entidad mantiene un serio descontento con el gobierno.
A menos de un año de que concluya el sexenio, el estado tiene serios problemas en sus finanzas. Diversos funcionarios han sido acusados de presunto enriquecimiento ilícito, asimismo, abundan los ejemplos de contratos y adjudicaciones directas a empresas de amigos y colaboradores del Gobernador, sin licitación pública.
Su familia tampoco ha escapado de los escándalos, el hijo del Gobernador, Mario López Carlón ha presumido en los últimos tres años en redes sociales al menos 14 viajes al extranjero, tanto a Europa como a Estados Unidos y el Caribe.
GABINO CUÉ, NUNCA SE PINTÓ DE AZUL
En 2010, Gabino Cué, entonces Senador por Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano, anunció su intención de buscar la candidatura a la gubernatura de Oaxaca y de formar una gran alianza anti PRI. Al llamado acudieron el PAN, PRD y Partido del Trabajo, quienes formaron la coalición “Unidos por la paz y el progreso”.
Gabino Cué llegó al poder gracias al apoyo popular que expresó su inconformidad con el anterior mandatario Ulises Ruiz, quien sumió a la entidad en una espiral de violencia al combatir abiertamente diversas manifestaciones sociales.
En su primer mensaje a la población, Gabino Cué afirmó que Oaxaca vivía con miedo a una represión continua, a violaciones a los derechos humanos y a constantes persecuciones a dirigentes y organizaciones sociales.
“Miedo que se enraizó al ver la libertad del oaxaqueño manipulada de acuerdo a conveniencias políticas, escalando a conflictos de intereses y discursivas estériles mientras nos dejaban sin poder otorgar una vida digna a nuestros hijos”, expresó el 1 de diciembre de 2010.
Tres años después, se acabó el efecto Gabino y en la elección de 2013, la alianza ganó sólo 37 municipios y 16 distritos electorales.
INSISTIRÁN EN ALIANZAS EN EL 2016
Guadalupe Acosta Naranjo, ex secretario general del PRD y actualmente el Diputado federal, afirmó que la construcción de este tipo de alianzas electorales es un asunto delicado y no se puede ventilar hasta que no se concreten.
El perredista reconoció que las alianzas del 2010 no funcionaron, porque los partidos políticos dejaron de dar seguimiento a los programas de gobierno y las políticas de los mandatarios.
El diputado federal insistió en que el partido debe vigilar el ejercicio de los gobiernos, para que integren y cumplan los programas del perredismo.
“El problema no es si la alianza fue con el PAN o no, el problema es si nosotros estamos vigilando de cerca nuestros gobiernos, ya sea los de coalición con la derecha, los de coalición con la izquierda o los gobiernos puros del PRD, nosotros tenemos de los tres casos”, dijo Acosta Naranjo en entrevista.
El perredista reconoció que el PRI es el único beneficiado de que no se realicen las alianzas electorales con el PAN, en algunas entidades.
Tal fue el caso de Veracruz, en donde el PRI ha impedido por diversos medios, incluso hasta la compra de voluntades, que exista una alianza electoral entre panistas y perredistas.
En el 2010, el candidato panista Miguel Ángel Yunes obtuvo 40.99 por ciento de la votación, contra el 43.54 por ciento que obtuvo el ganador Javier Duarte de Ochoa. En esa elección, Dante Delgado, quien compitió por la alianza PRD-PT-Convergencia generó el 12.9 por ciento de la votación.
En otras palabras, en Veracruz ganó el delfín del ex Gobernador Fidel Herrera porque el PAN y la alianza de izquierdas no fueron juntos en la elección, ya que juntos pudieron haber obtenido el 54 por ciento de los votos totales.
“Nosotros intentamos esa alianza, yo la voté a favor, yo era miembro del Comité Nacional, fui a hacer mítines a favor de la alianza y luego el Gobierno de Fidel Herrera y algunos compañeros perredistas nos la terminaron tirando. Y mire usted, sufrimos seis años a Duarte”, dijo Guadalupe Acosta.
“Valdría la pena una alianza con el PAN en Veracruz, fíjate que hace seis años Fidel Herrera reventó la alianza por las malas, y ve el resultado, Veracruz tuvo que padecer a un sátrapa, el peor sexenio para los periodistas, ¿por qué? Yo digo, sí a la alianza y busquemos al mejor candidato que pueda unificar a toda la sociedad”, coincidió el perredista Fernando Belaunzarán.
Al respecto Sergio Bárcena, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, consideró viables las alianzas electorales, aunque también poco prácticas de cara al proceso electoral presidencial del 2018.
“El gran costo que posiblemente pagarían sería es que desdibujarían su identidad si empiezan a hacer alianzas desde ahora, porque lo que necesitan son plataformas propias que se identifiquen desde 2016, para el 2018”, explicó.
En todo caso el especialista recomendó que los partidos políticos que participen en alianzas electorales, también conformen coaliciones de gobierno, que combatan el endeudamiento estatal, dejen de financiar la promoción de la imagen personal del Gobernador y generen políticas públicas para mejorar las finanzas estatales.