México

Una tormenta de olvido

“Otis” y “John” exponen la vulnerabilidad de las trabajadoras del hogar de Acapulco

05/10/2024 - 5:00 pm

La devastación por los huracanes “Otis”, primero, y “John”, hace unos días, han exhibido cómo las personas que resultaron más afectadas son las que menos tienen. Miles de trabajadoras del hogar, por ejemplo, perdieron sus empleos y otras muchas los preservaron pero con menores ingresos.

Acapulco, Guerrero, 5 de octubre (SinEmbargo).– “Nadie nos buscaba”. Días después del paso del huracán “Otis” en Acapulco, cuando el servicio eléctrico fue restablecido, Violeta Vázquez comenzó a contactar a sus compañeras trabajadoras del hogar. Unas habían perdido sus enseres; otras, sus casas. Pasaron las semanas, pero la llamada de los empleadores y empleadoras no llegaba. Y para muchas no llegó.

Aún no se ha cumplido un año de aquella tempestad, y el puerto de Acapulco, en Guerrero, soportó otro huracán: “John”. Entre uno y otro, más de un millar de trabajadoras del hogar que entre todas las pérdidas también se quedaron sin empleo, no lo han recuperado.

Esto evidencia cómo el cambio climático impacta más a las personas vulneradas, como ellas: mujeres, en situación de pobreza y precariedad laboral, racializadas y haciendo un trabajo de cuidados.

Violeta Vázquez, delegada del Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar (Caceh). Foto: Blanca Juárez.

En el tercer trimestre de 2023, antes de que “Otis” entrara en Acapulco, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reportaba 18 mil 020 personas dedicadas al trabajo del hogar en esa ciudad. Para el primer trimestre de 2024 eran 14 mil 827 y para el segundo trimestre, 16 mil 755.

Violeta Vázquez, delegada del Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar (Caceh), en Acapulco, señala que la mayoría de quienes fueron despedidas no recibió la liquidación que establece la Ley Federal del Trabajo (LFT).

A otras, continúa, les redujeron el número de días que laboraban, lo cual significa que les pagan menos. Y muchas más tuvieron que aceptar reducir sus salarios por hacer el mismo trabajo que antes del huracán.

Hace un año, tan pronto tuvo señal en su teléfono, Violeta Vázquez comenzó a buscar a sus compañeras. Esta vez lo ha vuelto a intentar. “No nos buscaron y nos buscan porque somos invisibles en la sociedad”.

Para Marcelina Bautista, fundadora y directora de Caceh, las afectaciones que aún viven las trabajadoras del hogar en Acapulco “es la muestra de la vulnerabilidad en la que están siempre”.

El cambio climático intensifica las sequías y lluvias, lo cual aumenta la vulnerabilidad de quienes ya se encuentran en situación de riesgo por motivos políticos, económicos o de género, explica Christian Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Cambio Climático (ICAyCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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La Zona Diamante de Acapulco continúa inundada después de cinco días del paso del huracán John, en el lugar se puede observar a los habitantes caminar entre las calles inundadas, buscando alimentos o en busca desalojar la zona. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

DESPUÉS DE LA TORMENTA… NO SALIÓ EL SOL

“Quiero llorar. Todo esto es una desolación, hay varios muertos. Ahora sí, con “Jonh”, Acapulco quedó peor. Estamos destrozados”, dice Bertha de la Rosa Arellano, trabajadora del hogar, semanas después de una primera entrevista.

Hace un año, “Otis” la atrapó en la casa donde laboraba. Mientras consolaba a los niños de su empleadora, rezaba para que su hija y sus nietas estuvieran a salvo en la vivienda de lámina que habitan. “Por la ventana veíamos cómo afuera volaban pedazos de casas, negocios y hoteles”.

“Otis” ha sido el huracán más fuerte que ha tocado tierra en el Pacífico, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Después de las 9 de la noche del 24 de octubre de 2023, a tan sólo 92 kilómetros de distancia de la costa de Acapulco, alcanzó su máxima intensidad, según el Informe de Ciclones Tropicales del NHC.

Con toda esa fuerza, a las 12 de la noche ya estaba dentro de la ciudad convertido en huracán categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson. Las cifras oficiales reconocen a 50 personas fallecidas y 31 aún desaparecidas.

Hace unas semanas, Bertha de la Rosa concedió la primera entrevista. Entrando a la playa por la calle Gonzalo Sandoval, una pequeña vía entre dos condominios de departamentos aún destruidos, la mujer afromexicana se quitó las sandalias, pisó la arena, respiró el viento de la mar y dijo convencida: “pase lo que pase, Acapulco, siempre será majestuoso. Nada lo puede tumbar”.

Llegó al puerto de niña, llevada por su madre desde Cuajinicuilapa, un municipio de la Costa Chica de Guerrero, zona de población afrodescendiente, a casi cuatro horas de Acapulco. Desde los 12 años de edad, en ese puerto que fue paradisiaco para artistas de Hollywood en los años 50 y 60, comenzó a trabajar en casas ajenas.

Ahora tiene 57 años y entre huracán y huracán se quedó sin empleo.

En 2023, no tuvo tiempo de regresar a su casa, el huracán entró demasiado rápido. En 2024, tuvo tiempo de salir de ella y refugiarse con su hermana. Vive en la colonia La Sabana, en las periferias de Acapulco, muy cerca del río que lleva el mismo nombre y que se desbordó con “Otis” y con “John”.

Su casa es quizá del tamaño de una habitación de las residencias en las que ha trabajado, y aún así le ha costado mucho construirla y reconstruirla.

“Cuando golpeó ‘Otis’, pude salir de la casa de mi empleadora como a las 6 de la mañana y todo estaba devastado”, recuerda. Caminó varios kilómetros directo a la casa de su hija, en la colonia Ciudad Renacimiento. En la calle había gente gritando, caminando con el agua hasta la rodilla y sorteando coladeras destapadas, muebles, postes de luz y cables eléctricos flotando.

Lo siguiente fue buscar comida y agua, cuenta Violeta Vázquez, delegada de Caceh en Acapulco. “Después, en materia de limpieza, comenzó el trabajo pesado y nosotras no podíamos hacerlo, era quitar escombros en los condominios que quedaron hechos un cascarón. De hecho, teníamos prohibido entrar a esas zonas”.

Luego vinieron los despidos. “A mi nieta, su patrona la despidió porque su departamento, que estaba más arriba del piso 10, quedó todo destruido”, dice Bertha de la Rosa. El alojamiento se ubica en Acapulco Diamante, una de las zonas más exclusivas del puerto, y su nieta se paga la carrera de Arquitectura con lo que gana limpiando casas.

Vista de varios botes dañados por el huracán "Otis" en Acapulco, México, el viernes 10 de noviembre de 2023.
Vista de varios botes dañados por el huracán Otis en Acapulco, México, el viernes 10 de noviembre de 2023. Foto: AP, Marco Ugarte.

En aquel momento, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dispuso recursos económicos para las familias más pobres de Acapulco y Coyuca de Benítez, otro municipio afectado por el huracán. Con las cámaras industriales y de turismo, se intentó rehabilitar rápidamente hoteles y comercios para que las personas trabajadoras recuperaran sus fuentes de empleo.

Pero la fuente de empleo de las trabajadoras del hogar son casas particulares. Muchas de ellas son residencias de lujo con más de cinco personas al servicio de la familia, por lo que, de manera justa, no pueden entrar en programas de apoyo gubernamental.

“A cerca del 20 por ciento de las compañeras le pagaron su salario, o parte de él, aunque no fueran a trabajar. Las demás sobrevivimos con lo que nos dio el presidente, nos mandó despensas, comida, agua, refrigeradores”, cuenta Violeta Vázquez. “El gobierno te va a ayudar, nos decían las empleadoras”, agrega Bertha de la Rosa, “y así se lavaron las manos”.

Después de ubicar a la mayor parte de sus compañeras de Caceh en Acapulco, de viajar a la Ciudad de México para recaudar ayuda y entregarla en el puerto, Violeta Vázquez enfermó. Fue del susto de aquella madrugada en que azotó “Otis”, dice. “Me daban fiebres, era como si mi alma se hubiera escapado”.

Le pidió a su empleadora tiempo para recuperarse. Como no contaba con incapacidad laboral, pues la señora no la había inscrito al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), le propuso que le pagara al menos una parte de su salario.

Hasta agosto de 2024, menos del 3 por ciento de las más de 2.2 millones de trabajadoras del hogar a nivel nacional estaba afiliada al IMSS, pese a que desde octubre de 2022 es una obligación patronal.

La empleadora de Violeta Vázquez no aceptó y no quiso pagarle una liquidación para terminar la relación de trabajo. Tampoco se inmutó cuando Violeta le advirtió que llevaría su caso a las autoridades laborales. “De verdad no les importamos, me trató como si yo no existiera. Como si yo nunca hubiera existido”.

Toneladas de basura se han producido en el puerto de Acapulco desde el paso del huracán "Otis".
Toneladas de basura se han producido en el puerto de Acapulco desde el paso del huracán “Otis”. Foto: Carlos Carbajal, Cuartoscuro

TRABAJADORAS DEL HOGAR, EN PIE DE LUCHA

A las 8 de la noche del 24 de octubre de 2023, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtió que “Otis” se había intensificado a huracán categoría 4. Según sus previsiones, alcanzaría la categoría 5 antes de impactar en las costas de Guerrero e ingresaría a tierra hasta el día 25 por la mañana, “con rachas intensas de viento, de 120 a 150 km/h”.

La mayoría de los modelos meteorológicos fallaron, recapitula Christian Dominguez, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM. “En menos de 24 horas, ‘Otis’ alcanzó categoría 5 con vientos de más de 268 kilómetros por hora, por lo que el tiempo de respuesta se acortó”.

Este fenómeno es inusual, dice la especialista en Meteorología Tropical. Y el cambio climático tuvo todo que ver en este evento climático que significó la mayor pérdida económica en 2023 a nivel global, según la Organización Meteorológica Mundial. Los daños económicos fueron estimados en 12 mil millones de dólares.

Cada año, el fenómeno de El niño-Oscilación del Sur eleva la temperatura de la superficie del mar, lo que causa variaciones en los ciclones, explica la investigadora.

“Pero vivimos en un mundo más caliente, 1.5 grados más comparado con periodos en los que no había contaminantes”. El calentamiento global influyó en la intensificación de ‘Otis’ y que esto ocurriera inusualmente rápido.

Por ello, la organización RacismoMx ha insistido en que nombrar a estos eventos como “desastre natural” es inadecuado, pues “las pérdidas no son inherentes o ‘naturales’ a los eventos relacionados con el clima”, sino que son resultado “de las desigualdades sociales y las vulnerabilidades preexistentes”.

Grandes cantidades de basura se pueden observar en distintas zonas del puerto de Acapulco, tras 18 días del paso del huracán "Otis”, lo que ha comenzado a provocar enfermedades gastrointestinales en los habitantes.
Grandes cantidades de basura se pueden observar en distintas zonas del puerto de Acapulco, tras 18 días del paso del huracán “Otis”, lo que ha comenzado a provocar enfermedades gastrointestinales en los habitantes. Foto: Dassaev Téllez Adame, Cuartoscuro.

Para Ángeles Cruz, de RacismoMx, “en este tema se cruza el género”, pues son las mujeres quienes tienen menos ingresos para prevenir y luego, reponerse de los daños.

Con el cambio climático, todas las amenazas que sí son naturales, como los ciclones, “van a ser potencializadas”, advierte Christian Domínguez. “En el curso de la naturaleza hay huracanes, pero los hemos agravado”.

Marcelina Bautista, una de las líderes históricas del movimiento de trabajadoras del hogar en México y América Latina, apunta: “si miramos la situación que vivían las trabajadoras del hogar antes de ‘Otis’, veremos que ellas son una de las poblaciones que más afectadas saldrán ante cualquier fenómeno de la naturaleza”.

Este año, Acapulco tuvo más tiempo para prepararse y la experiencia aún viva hizo que muchas personas se previnieran. Pese a ello, “John” volvió a sorprender.

El lunes 24 de septiembre entró a las costas de Guerrero como categoría 3, avanzó hasta la Montaña, causando severos daños en esa zona, y ahí se debilitó.

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La Zona Diamante de Acapulco continúa inundada después de cinco días del paso del huracán John, en el lugar se puede observar a los habitantes caminar entre las calles inundadas, buscando alimentos o en busca desalojar la zona. Foto: Carlos Alberto Carbajal, Cuartoscuro

“Ya no llueve, pero Acapulco está todo inundado, no me he podido ir a mi casa. Todo es un caos”, informaba el miércoles 26 Bertha de la Rosa, refugiada en la vivienda de su hermana, en la colonia Renacimiento. Pero el jueves John se fortaleció nuevamente, dio un giro y regresó hacia la mar. A este fenómeno le llaman huracán “zombie”.

“Todavía pude comprar algo de víveres”, se consolaba la trabajadora del hogar el sábado, cuando nuevamente arreciaron las lluvias y el viento. “Están las filas muy grandes, porque cierran temprano los súper mercados. A ver mañana como nos va, cuando se nos acabe la comida”.

El 30 de septiembre pudo ir a su casa. “Sí se metió el agua, ya no como en ‘Otis’, pero me vine de nuevo al Renacimiento porque dicen que entra otro huracán mañana y no quiero arriesgarme”.

Esto pasó en Guerrero, dice Violeta Vázquez, “pero puede pasar en otro estado. Por eso es importante que las personas empleadoras cumplan sus obligaciones con nosotras, las trabajadoras del hogar”, en cuanto a salarios, jornadas laborales y seguridad social.

La pobreza laboral en la que viven, dice, las pone en mayor riesgo. “La cultura ya tiene que cambiar, nos tienen que respetar. Y nosotras no vamos a quitar el dedo del renglón, seguiremos en lucha hasta conseguirlo”, dice la trabajadora del hogar y activista.

Blanca Juárez
Periodista egresada de la UNAM. Cubre temas políticos, laborales, sociales y culturales con perspectiva feminista.
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