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Susan Crowley

05/10/2024 - 12:03 am

Mujeres en la historia, ¡bravo, Claudia!

“Atrevidas universitarias, científicas, filósofas, médicas, ingenieras, etc. también son soldadas, como las que vimos custodiando a nuestra presidenta, son bomberas y son policías y muchas otras expertas profesionales”.

Un ritual de purificación hecho por mujeres. En representación de los pueblos originarios de México ciento cinco indígenas ataviadas con sus vestidos ceremoniales, sus palmas y sahumerios, otorgan el máximo símbolo de la autoridad, tanto espiritual como política, el bastón de mando. Los listones de colores son la manifestación de su cosmogonía. El verde, es la naturaleza; el rojo, la sangre derramada por los antepasados; el azul, el agua; el negro, la madre tierra y el amarillo, la riqueza de los pueblos indígenas. Para Claudia Sheinbaum, es la responsabilidad otorgada, la exigencia de un buen gobierno y la nombra defensora de los usos y costumbres. Un mandato que durante seis años será respaldado por los 70 pueblos indígenas y afroamericanos de México.

Llenas de colores, de bordados, con las más bellas expresiones que sea posible imaginar, también plantean el rezago y la dolorosa postura que le ha tocado a la mujer por el simple hecho de serlo. Esta ceremonia es el inicio de una nueva era; otras posibilidades se abren en el segundo piso de la cuarta 4T: voltear a ver, no solo a los que menos tienen, es considerar que son los nuevos protagonistas.

Mujeres, ancianos, niños y comunidades diversas han sido víctimas de una sociedad heteropatriarcal, misógina, excluyente por su racismo y clasismo. Tomar el bastón de mando y entregarlo a la presidenta es reivindicar una fuerza, la de la tierra, pero también la de las ideas, la de las diversas creencias y religiones, de la fe. Una forma distinta de iniciar encabezada por mujeres, algo que la distingue de su antecesor, sin duda la distinción que se toma como su propia bandera Sheinbaum, ser mujer.

En la segunda versión de la Mañanera, el miércoles 3 de octubre, también hubo cambios en favor de las mujeres. Se presentó una nueva sección, Mujeres en la Historia. Cada jueves se narrará uno de los diversos capítulos sobre su enorme, aunque poco reconocida participación en la historia de nuestro país. La contadora de historias será Noemi Juárez, historiadora y maestra, quien además es la nueva subsecretaria de Educación. Mujer joven, preparada y brillante, además de mostrar una enorme emoción, lo que se nota en su forma de exponer, es la encargada de narrar las hazañas de nuestra ancestras.

Así quedará testimonio de cómo las mujeres de las pasadas generaciones, las que nos antecedieron, abrieron brecha en las distintas formas de construir nuestra nación: en la investigación, en la ciencia, en las distintas profesiones y en nuestra vida política que nació gracias a la lucha codo a codo con los hombres, no solo como compañeras y, como dice Noemí, cargando con el eterno cliché de poner el corazón como si no tuviéramos nada más que ofrecer. Igual que muchos héroes son las mujeres las que han roto las cadenas y se han resistido a la injusticia. En suma, otra forma de contar la historia y también de ayudarnos a conocer nuestro legado y convertirnos a la vez, en propagadoras. Pero no solo las mujeres, también los hombres y quienes se sensibilicen ante esta otra realidad. Es un nuevo relato femenino, de valentía, diversidad e inteligencia, astucia y sagacidad encarnado en el rostro femenino.

La documentación se ha logrado a partir de la recuperación de los textos del historiador zacatecano Genaro García, quien hace 100 años recabó 56 expedientes de los distintos procesos de colectivos de mujeres y de sus acciones en la lucha por la Independencia. Denuncias, traiciones, descalificaciones, juicios, encarcelamientos, son el vía crucis emprendido por las mujeres que se negaron a actuar el rol de sumisas y decidieron luchar por sus derechos, por los de otras mujeres, por los de sus maridos, de sus hijos y del país.

Una bellísima cápsula animada, narra cómo la noche del 2 de octubre de 1811, un centenar de mujeres de Miahuatlán, Oaxaca, se amotinaron frente al cuartel del ejército realista. Sus maridos e hijos habían sido secuestrados y obligados a convertirse en soldados. Algunas llegaron con garrotes exigiendo la liberación de los prisioneros. A los soldados se les entregaron lanzas con la orden de matarlas. Pero las mujeres se les fueron encima y los empezaron a apalear asustándolos y obligándolos a dispersarse. Otras más iban con machetes, cuchillos de cocina y para picar cebolla. Los soldados tuvieron que soltar a los maridos. Más adelante se llevó a cabo un juicio en contra de ellas y así es como se dio a conocer el nombre de las líderes del movimiento: Pioquinta Bustamant, Romana Jarquín y Mónica, la de San Ildefonso. Estas mujeres se levantaron en contra de los realistas y contribuyeron a la causa insurgente.

Al final, Juárez invita a todos quienes estamos relacionados con la educación, y que de alguna manera somos vinculadores, a que pasemos la voz y difundamos estas acciones. Empezar a contar la historia desde las mujeres como seres con capacidad, ideales y anhelos más allá de ser amas de casa y madres. La mejor manera de dejar a un lado los lugares comunes y ver a la mujer como partícipe activa de la historia, es cambiar los relatos y darle sentido, no solo con todo el corazón y la emoción que no son excluyentes, si no como partícipes de la lucha como sujetos creativos, planeadoras de estrategias en el mismo nivel intelectual y político que los hombres.

El destino de las mujeres toma las calles, rompe así con estereotipos, con los olvidos de los que han sido víctimas. Conspiradoras, líderes, luchadoras, mujeres con pantalones en todos los sentidos y que fueron condenadas por vestirlos. Trasgresoras que no se dejaban someter por su sexo y que daban la vida como cualquier hombre. Todas ellas son revolucionarias que participaron en el cambio.

Más allá de ser las dadoras de educación, de vivir bajo la protección de los maridos y dentro de la casa; de bordar, de cocinar, de lavar, de cuidar a los hijos, de soportar las horas que no se acaban en las tareas del hogar, las mujeres siempre han luchado por los derechos de todos. Lucharon por nuestra independencia, por nuestra revolución, no solo como adelitas. Dentro de la expresión artística fueron grandes artistas, veladas por la enorme sombra de los muralistas y de los movimientos en los que solo destacaban los hombres apoyados en ellas. En la literatura bajo el manto aprobador de los intelectuales. En el teatro, el cine, la poesía, la danza siempre han sido figuras de enorme valor teniendo que soportar la misoginia.

Atrevidas universitarias, científicas, filósofas, médicas, ingenieras, etc. también son soldadas, como las que vimos custodiando a nuestra presidenta, son bomberas y son policías y muchas otras expertas profesionales. Hoy forman un gabinete paritario en el que sin duda, son de una efectividad y capacidad increíble. las mujeres entregando el bastón de mando como representantes de todos los pueblos indígenas y le dieron a Claudia la certeza de que la protegen. Son quienes siempre han contado la historia aunque hayamos escuchado solo la versión de masculina. Hoy toca escucharnos entre nosotras y transmitir a las próximas generaciones esa fuerza de la tierra, de nuestra naturaleza que no por ser mujer es menos.

Dejo la liga, ojalá la puedan ver.

@suscrowley 

Susan Crowley
Nació en México el 5 de marzo de 1965 y estudió Historia del Arte con especialidad en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte y es investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente y es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Ha publicado diversos ensayos y de crítica en diversas publicaciones especializadas. Conductora del programa Gabinete en TV UNAM de 2014 a 2016.

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