Los expertos advierten que el trato médico preferencial recibido por las celebridades puede dar a la población la impresión equivocada de que se les niega el acceso a los medicamentos. ¿Es eso realmente así?
Ciudad de México, 5 de octubre (RT).- Desde que el Presidente estadounidense, Donald Trump, y su esposa Melania dieran positivo por COVID-19 la noche del pasado jueves, el equipo médico de la Casa Blanca ha venido informando de la amplia variedad de medicamentos que se le suministran al mandatario para combatir la enfermedad.
Además de los fármacos de venta libre —zinc, vitamina D, aspirina y melatonina— Trump también ha recibido productos farmacéuticos experimentales que aún no han sido probados ampliamente de forma combinada.
El día siguiente a la confirmación de su diagnóstico, el médico de Trump, Sean P. Conley, comunicó que el jefe del Estado había tomado un cóctel de anticuerpos policlonales de la empresa nacional Regeneron Pharmaceuticals. Si bien esta medicación ha mostrado resultados prometedores en las primeras etapas de los ensayos, no se sabe si es segura en combinación con el remdesivir de Gilead, otro medicamento antiviral experimental recetado a Trump.
Este domingo, los médicos también informaron que el Presidente fue tratado con una segunda dosis de remdesivir junto con dexametasona esteroide, un medicamento que puede controlar los efectos inflamatorios del virus y que se usa normalmente en pacientes con coronavirus que se encuentran en estado más grave, según Bloomberg.
Aunque la dexametasona se ha utilizado en medicina durante mucho tiempo, no hay datos que respalden su seguridad y eficacia al interactuar con remdesivir y con la mezcla de anticuerpos Regeneron, señala el medio.
EL “SÍNDROME VIP”
Según Vinay Prasad, profesor asociado de medicina en la Universidad de California en San Francisco, más del 90 por ciento de los infectados superan la COVID-19 sin hacer nada, por lo que, en este caso, el enfoque de “algo es mejor que nada” sería incorrecto.
“Desde el punto de vista de lo que es mejor para su salud, es una mala medicina. La razón por la que hacemos los estudios, en primer lugar, es que no sabemos si los medicamentos funcionan, y mucho menos cuando se administran con otros medicamentos que no han sido probados”, asevera Prasad.
El fenómeno que se da cuando la popularidad de un paciente termina afectando a las decisiones sobre la atención médica que se le dispensa recibe su propio nombre: el “síndrome VIP”.
“Los Presidentes son tratados de manera diferente”, explica el director de ética médica de la Escuela de Medicina Grossman neoyorquina, Art Caplan. “Los médicos se vuelven más agresivos. Van a entrar allí y hacer todo lo que puedan. No quieres que te culpen por perder su vida”, comenta el especialista.
UNA IDEA ERRÓNEA
A algunos expertos médicos les preocupa el hecho que que el enfoque del tratamiento de Trump contra el coronavirus pueda enviar al público un mensaje equivocado, en el sentido de que si eres una persona VIP tienes acceso a tratamientos médicos que la persona normal no puede conseguir.
“Si no le damos ese medicamento a la gente común, no es porque no nos preocupemos por ellos. Es porque no sabemos si ayudará o no”, indica Jeremy Faust, médico de medicina de emergencia del Brigham & Women’s Hospital en Boston, Massachusetts.
Además, debido a esta percepción, la gente no estará tan inclinada a la hora de ayudar a los laboratorios en su trabajo de investigación para la obtención de medicamentos y de una vacuna contra el coronavirus. ¿Por qué participar en ensayos clínicos si sólo una fracción de los participantes recibe terapia experimental en lugar de placebo, y los pacientes famosos pueden acceder a estos medicamentos sin obstáculos?
“Estás recibiendo el mensaje de personas prominentes de que los ensayos clínicos son para la gente normal y a las personas especiales, simplemente les damos lo que funciona. Va a envenenar nuestra capacidad para hacer estudios en los próximos años”, se lamenta el profesor Prasad.