El titular de la Alcaldía Cuauhtémoc, Raúl Ortega Rodríguez, indicó que las condiciones para el recinto se complicaron debido a que hubo un aumento en la demanda de ayuda por parte de personas extranjeras.
Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).- La Alcaldía Cuauhtémoc dio a conocer el miércoles que la Casa del Migrante cerrará sus puertas de forma permanente apenas un año después de su apertura, debido a que, entre otros factores, no existen las condiciones necesarias en el recinto para dar la atención suficiente a las personas extranjeras que acuden en búsqueda de ayuda.
Dicha decisión fue revelada por Raúl Ortega Rodríguez, titular de la Alcaldía, durante una reunión en la que, señaló, la Casa no cuenta con lo requerido “para seguir brindando apoyo asistencial digno a los migrantes”, además de que las razones por las que fue creada terminaron tras el cambio de sede de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) a la Alcaldía Iztapalapa, y del retiro del campamento de migrantes que se había instalado en la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez.
Según lo mencionado por Ortega, las condiciones en el lugar se complicaron para la Alcaldía a raíz de un aumento en la demanda de solicitudes de ayuda por parte de personas extranjeras, varias de las cuales buscaban instalarse permanentemente en la Ciudad de México.
“Es decir, no son de tránsito, buscaban su estadía aquí [en la CdMx], lo cual rompía con el esquema de condición de provisionalidad con que fue creada [la Casa]”, comentó el Alcalde.
El titular añadió que, pese a los esfuerzos de la Alcaldía Cuauhtémoc por brindar apoyo a quienes acudían a la Casa del Migrante, los asentamientos irregulares continuaron estableciéndose en la demarcación, e incluso se registró un aumento en el número de migrantes en la zona.
Debido a todas esas circunstancias es que se optó por tomar la decisión de cerrar el inmueble formalmente, mismo que pasará a ser ocupado de nuevo por la dirección territorial Juárez-San Rafael.
La Casa del Migrante abrió sus puertas en 2023 bajo el mandato de la entonces Alcaldesa Sandra Cuevas. El inmueble estaba equipado con camas, baños completos y una cocina, además de que contaba con personal para brindar atención médica.
Ese mismo año, Cuevas fue acusada por el desalojo de las y los migrantes que se habían instalado en campamentos ubicados en la Plaza Giordano Bruno, con el pretexto de una remodelación en la zona, misma que fue tachada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) de realizarse sin ninguna autorización.
En 2024 se registró otro desalojo de migrantes en la misma plaza por parte de elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional (GN), con el objetivo de trasladarlos a albergues temporales y brindarles apoyo para regularizar su situación migratoria.
